Más de 60.000 personas han visto sus hogares destruidos y, de momento, al menos siete personas, dos de ellas niños, han perdido la vida en el incendio que se produjo durante la tarde del lunes 22 de marzo en el campo de refugiados rohingya de Cox’s Bazar, en Bangladesh. “Es una auténtica tragedia. Hay personas que han perdido la vida, incluidos niños y niñas. Otras muchas han visto como sus precarias viviendas han quedado completamente destruidas y lo han perdido todo”, explica Matiur Rahaman, director del programa de ayuda humanitaria de Educo en Bangladesh.
Educo trabaja en dos de las zonas afectadas por este incendio, uno de los más graves que han ocurrido en el campo de refugiados de Cox’s Bazar y el segundo de este año. En las áreas en las que la llevamos a cabo nuestros proyectos hay más de 7.500 refugiados que han sufrido las consecuencias del incendio, de los cuales 4.500 son niños y niñas. Sin embargo, se estima que la cifra es mucho más elevada y que podría llegar a las 40.000 personas, el 60% menores de edad.
Cuando empezó el incendio, Rahima, de 12 años, y su familia tuvieron que huir y refugiarse en casa de un desconocido. “Estaba muy asustada. Cuando volvimos, no había nada. Todas nuestras cosas estaban destruidas. Ahora ni siquiera tenemos comida. Necesitamos alimentos, agua, ropa y materiales para construir de nuevo nuestra casa”, explica.
Ashika también tuvo que huir rápidamente de su casa cuando empezó el fuego. “Mis padres nos sacaron de casa. Yo y mis hermanos nos fuimos solos de allí. Estábamos perdidos y había muchos niños y niñas con nosotros. Le pedí a un desconocido que nos dejara su teléfono móvil para llamar a nuestro padre. Nos llevó de vuelta a casa y cuando llegué, la vi totalmente destruida. Ahora no tenemos nada”.
Además de las precarias viviendas en las que viven los refugiados rohingya, prácticamente todos los centros educativos, de protección de la infancia y de salud han sido total o parcialmente destruidos por el fuego. “Solo estando aquí podemos entender lo duro que está siendo todo esto para los niños y niñas. Han perdido sus casas, sus escuelas, todo lo que tenían. También el material escolar. Estamos muy preocupados por cómo les está afectando emocionalmente esta situación, que se suma a su condición de refugiados y a un año en el que la COVID-19 ha tenido duras consecuencias para sus vidas”, afirma Matiur Rahaman.
Nuestra prioridad es la seguridad, la protección y bienestar de la infancia afectada por este incendio devastador. En este sentido, estamos dando respuesta a la emergencia en un primer momento y lo haremos durante los próximos meses de forma intensiva. Estas son algunas de las acciones que hemos puesto en marcha:
Reconstrucción de los refugios para las personas que han perdido sus casas.
Dotación de materiales básicos para los refugios.
Entrega de material educativo y de aprendizaje a los niños y niñas.
Apoyo en la educación de los niños y niñas, violencia de género y seguridad.
Apoyo psicosocial para los niños y niñas afectados por haberlo perdido todo.
Instalación de fuentes temporales de agua y saneamiento para las familias.
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