Con la llegada del fin de curso, más de 850.000 niños y niñas se quedan sin beca comedor y, por lo tanto, sin esa comida completa que tienen en la escuela. Esta cifra es solo la punta del iceberg. Estos niños y niñas forman parte de los 2,7 millones que viven en riesgo de pobreza y exclusión, en hogares con dificultades económicas, donde es complicado asegurar su alimentación saludable en verano.
En nuestro nuevo informe Los derechos de la infancia no se van de vacaciones, analizamos la realidad de los niños y niñas más vulnerables durante los 80 días de verano. “Su derecho a la alimentación está en entredicho. Existen algunas ayudas de las administraciones (ministerios, comunidades autónomas, ayuntamientos, diputaciones…) o de entidades sociales para garantizar esa comida, pero es muy difícil saber a cuántos niños y niñas llegan o si cubren todos los meses de verano”, explica nuestra directora general Pilar Orenes.
“Tampoco existe coordinación entre los diferentes actores que dan ayudas para campamentos de verano dirigidos a las familias vulnerables, lo que impide tener una foto clara de las complementariedades, el presupuesto total destinado y el número de beneficiarios. Lo que sí sabemos es que estos campamentos no siempre incluyen la comida, no llegan a todos los que lo necesitan, no cubren todo el coste y no suelen abarcar todo el periodo vacacional”.
Por todo ello, pedimos una mayor coordinación de todas las administraciones para tener una imagen completa de las ayudas que reciben en verano los niños y niñas vulnerables dada la falta de información y transparencia. Asimismo, reclamamos que todos los niños y niñas tengan una comida saludable garantizada los 365 días del año y, además, que en verano tengan una oferta gratuita de ocio y tiempo libre de calidad.
Según una encuesta realizada por Educo a 200 centros escolares que participan en sus programas, solo 1 de cada 7 escuelas (14,3%) afirma que los niños y niñas que tienen beca comedor durante el curso también tienen asegurada su alimentación durante los meses de verano. En cambio, más del 25% dijo que no había continuidad en su alimentación o muy poca y cerca de otro 25%, que a pesar de existir actividades en verano que incluían la alimentación, pocos niños y niñas podían acceder.
“Vemos que solo una parte de la infancia vulnerable tiene asegurada una alimentación sana y nutritiva todo el verano. Es una muestra más del olvido vacacional que sufren”, asegura la directora general de la organización. “Y no se trata solo de comer. Se trata de que lo hagan de forma saludable, algo que les resulta muy difícil a las familias con pocos recursos económicos”. De hecho, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) muestra que comer de manera sana es seis veces más caro que tener una dieta que simplemente dé energía.
Desde Educo adviertimos que, con la subida de precios, crecen las dificultades de las familias con bajos ingresos para llenar la nevera y comprar productos saludables como verduras, frutas o pescado. De hecho, la cesta de la compra ha subido casi un 40% en solo tres años, tal y como ha denunciado la Organización de Consumidores y Usuarios.
Entre los productos más caros de la dieta están las proteínas, básicas para el desarrollo saludable de la infancia, tanto físico como mental. En España, los últimos datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística muestran que el 6,9% de los menores de 18 años no puede permitirse comer carne, pollo, pescado o sus equivalentes proteicos cada dos días. “Hay más de medio millón de niños, niñas y adolescentes que no están comiendo la cantidad adecuada de proteínas para su edad. Es la cifra más alta desde 2004. Y las familias vulnerables tienen pocas alternativas. Compran lo que pueden, que no siempre es lo más saludable, con los ingresos que tienen. Y crece el riesgo de malnutrición”, explica Orenes.
Los campamentos de verano son un espacio en el que, a través del juego, del deporte y de las actividades culturales y de ocio, niños y niñas siguen aprendiendo. Y lo hacen disfrutando de unas vacaciones de verdad, descubriendo cosas nuevas, en vez de estar en casa, muchas veces solos y solas porque sus padres y madres trabajan, pasando calor. Los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística muestran que el 34,1% de los menores de 18 años no puede irse ni una semana al año de vacaciones y que el 19,90% vive en hogares en los que no se puede mantener una temperatura adecuada.
Durante el curso, el proyecto se lleva a cabo en las escuelas y en verano se hace en campamentos y colonias organizadas por entidades sociales de todo el territorio. Después de más de 10 años del programa Beca Comedor Educo, hemos otorgado más de 64.000 becas y facilitado más de 5 millones de comidas. Este mes de junio, lanzamos una campaña que muestra el miedo que tienen muchos padres y madres a que sus hijos e hijas vean la nevera vacía. Si puedes y quieres ayudarlos, puedes hacerlo colaborando con nuestras Becas comedor
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