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Jóvenes emprendedoras con las ideas muy claras

Jóvenes emprendedoras con las ideas muy claras

marzo 28, 2022
La educación segura, equitativa y de calidad es un derecho de todo niño, niña y adolescente, y como tal, ha de estar contemplado en todas las comunidades, sin excusas. Porque la educación brinda las herramientas necesarias para transitar por la vida. Porque a mayores oportunidades de estudio y aprendizaje, mayores y mejores serán las habilidades de cada persona para desenvolverse y desarrollar una vida digna. El proyecto Educación Técnica Vocacional Transformadora para una Vida Nueva, desarrollado en 18 comunidades de Nicaragua de los municipios de Matagalpa, Jinotega y San Rafael del Norte, persigue precisamente eso: contribuir al desarrollo educativo de adolescentes y jóvenes rurales para un mejor desempeño social y laboral.   

El proyecto, que trata de facilitar la continuidad educativa de jóvenes que desean aprender un oficio -brindando y fortaleciendo capacidades y habilidades- está enfocado a la juventud rural y pretende disminuir la brecha existente. Se trata de que los jóvenes de estos municipios puedan ser competitivos a nivel laboral, algo que resulta costoso dadas las condiciones de pobreza en las que viven y las limitadas oportunidades para ejercer la educación superior.  

A través de nuestras acciones se impulsan dos procesos formativos: uno de educación técnica vocacional y de oficios, realizado con jóvenes de secundaria y jóvenes comunitarios no escolarizados que hayan alcanzado el noveno grado de educación secundaria; y un segundo proceso de formación en habilidades blandas o habilidades para la vida, que se realiza con la participación de adolescentes de quinto y sexto grado de educación primaria, además de los jóvenes integrados en el proceso de formación técnica vocacional.

Se trata, en definitiva, de ofrecer a los chicos y chicas participantes del proyecto la oportunidad de ampliar sus oportunidades para acceder a empleos dignos y mejor remunerados, o que sean capaces de hacer sus propios emprendimientos.

Generar ingresos para invertir en educación

Maykeling Chavarría, de 17 años, ha podido formarse a través de este proyecto. Es la menor de cuatro hermanos y desde bien pequeña se interesó por el mundo de la moda y la confección y no perdía oportunidad de elaborar sus propios vestidos a sus muñecas. Maykeling ha participado en el programa de apadrinamiento desde primaria, y al finalizar sus estudios escolares el año pasado se integró en el proyecto de técnica vocacional que Educo desarrolla en Las Lomas. Acude junto a un grupo de 20 chicos y chicas, y allí se forma en distintas temáticas.

Como no podía se de otra forma, el primer curso que tomó -en formato digital- fue el de corte y confección, aprendiendo así distintas técnicas para crear sus propias prendas de ropa. Maykeling decidió apuntarse al concurso de creación de planes de negocios para empezar a recibir capital semilla y poder comenzar su propia tienda. Entre todos los jóvenes que participaron, ella fue una de las seleccionadas para recibir el apoyo. Trabajó duro para conseguirlo: “Yo le puse mucho empeñó a la creación de mi plan porque quería iniciar mi negocio, tener mis cosas propias”, reconoce.

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Con el proyecto se le entregó una máquina de coser, hilos, telas y otros materiales. Desde que recibió la máquina comenzó a elaborar productos para venderlos en la comunidad. La primera pieza que elaboró fue un short. Su emoción iba en aumento porque poco a poco iba mejorando sus técnicas y produciendo más materiales.

“Lo que más me motiva es tener mi propio trabajo, porque genero ingresos para apoyar en mis gastos de estudio y puedo seguir aprendiendo” comenta Maykeling.

Actualmente, Maykeling está en primero de Administración de Empresas. Decidió estudiar esta carrera porque es complementaria a su negocio. En unos años sabrá manejar bien su tienda y podrá ofrecer empleo a otras personas, siendo rentable.

La joven, que cuenta con un pequeño espacio en su hogar que hace las veces de taller y en el que guarda sus diseños y materiales, es cada vez más conocida en su comunidad. Apenas tiene competencia así que la oportunidad de negocio que supo avistar se está haciendo realidad en poco tiempo. Es perfecto porque hace lo que más le gusta y genera ingresos para su propio crecimiento profesional.

“En unos años me veo como una gran diseñadora, sé que estudiando y esforzándome voy a poder alcanzar todos mis sueños y mis metas” afirma.

En todo este tiempo el apoyo de su madre ha sido fundamental. Esta no deja de motivarla, y le aplaude el esfuerzo e insiste en que no deje de aprovechar las oportunidades que ha logrado. El dinero que va ganando lo invierte, además de en su educación, en más materiales y productos, de forma que su negocio siga creciendo. “Yo sé que, en unos años, voy a poder tener una tienda más grande, donde voy a poder expandir mi negocio, generar empleos a otras chavalas y apoyar a mi familia” comenta Maykeling.

Cada sábado Maykeling sale muy temprano de casa y toma un autobús hasta Jinotega, donde asiste a sus clases. “Yo me siento feliz y orgullosa con las cosas que he logrado. Agradezco a Educo por la oportunidad que me ha dado para desarrollar mis sueños e ideas y creo que todos los jóvenes podemos lograr lo que queramos haciendo esfuerzos” reconoce.

Amasando un futuro

Ada García tiene 17 años y vive en la comunidad de los Lipes, en Jinotega. El año pasado concluyó sus estudios escolares y entonces decidió apuntarse al proyecto educación técnica vocacional. Empezó para formarse en panadería y repostería porque es una profesión por la que desde bien pequeña ha sentido interés. Y quiere tener un negocio propio, porque en su comunidad no existe este tipo de emprendimiento.

A Ada, la mayor de tres hermanos, le acompaña desde bien temprano la fuerza de superación; la constancia y las ganas.  Para poder culminar sus estudios, durante cinco años tuvo que levantarse a las 4:30 AM., y caminar alrededor de media hora para poder tomar el único autobús capaz de trasladarla a su centro escolar. Con esfuerzo y dedicación logró culminar los estudios, y al hacerlo tuvo claro que debía seguir formándose.  Al integrarse en el proyecto de Educo, Ada comenzó a acudir todos los domingos a Jinotega, donde recibía sus clases de panadería y repostería. No regresaba a su hogar hasta la tarde: “Fue cansado, pero todo ese esfuerzo ha valido la pena por todo lo que he aprendido” comenta, contenta.
 
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Ada participó en la presentación de planes de negocios, en la que solo algunos jóvenes serían seleccionados para poder emprender sus negocios y comenzar a generar sus propios ingresos. “Cuando escuché del concurso me emocioné mucho y tenía la esperanza de que saldría seleccionada porque estaba poniendo todo el empeño en mi idea”, afirma Ada.

“Cuando me confirmaron por parte de Educo que mi idea había sido seleccionada, me alegré porque sabía que lo que era un sueño para mí, se estaba volviendo realidad: mi propio negocio” comparte Ada.

Tras la formación que recibió durante el proyecto, Ada se animó a participar en un concurso de pastelería en la ciudad de Jinotega, y resultó ganadora. Como premio recibió más productos y utensilios que le han permitido poco a poco seguir desarrollando su emprendimiento.

Gracias a los ingresos que está generando, ha podido pagar el primer mes de la universidad, y ahora estudia Lengua y literatura, porque uno de sus sueños es ser maestra y así compartir el conocimiento que tiene con otras niñas y niños de su comunidad.

“La gente que me conoce me está apoyando con el negocio, haciendo encargos y comprando. Y así es cómo me van conociendo porque me van recomendado; eso me motiva a seguir esforzándome” comparte Ada.

En unos años ampliará su negocio y podrá emplear a otros jóvenes. “Yo quiero depender de mí misma, ser una mujer independiente y capaz de alcanzar sus sueños”, afirma. Y concluye: “Educo sembró una semillita en mí, porque gracias a ellos yo empecé con mi idea. Con los materiales que me entregaron emprendí este viaje, que ahora voy mejorando cada día. Me siento agradecida por eso, porque ven el potencial que tenemos y nos animan a que sigamos adelante” reconoce.

Aprovechar las oportunidades para poner en marcha las ideas

Jennifer Delgado es la menor de tres hermanas, y con seis años fue apadrinada por Educo, hasta que concluyó sus estudios escolares el año pasado. Hoy es una adolescente de 17 años, con clara vocación de superación y aprendizaje. Desde muy pequeña se ha involucrado en diferentes proyectos, uno de los que más recuerda es el de niñas y niños comunicadores, donde aprendió a utilizar diferentes formatos periodísticos para hacer valer los derechos de la niñez en su comunidad. También para generar cambios en su entorno, donde informaban de las problemáticas que tenían en su comunidad y lograron tener respuestas y soluciones.

“Participar en este proyecto cambió bastante mi vida. Antes yo era tímida, me daba vergüenza hablar, comunicarme con otros. Cuando comencé a aprender técnicas y herramientas, hasta en el colegio cambié. Participaba más en las actividades y siempre era de las primeras en opinar. Fue una experiencia bonita porque también involucramos a padres y docentes” comparte Jennifer.

Hasta hace poco la madre de Jennifer tenía su propia panadería, pero por razones económicas hubo de cerrarla. Fue cuando Jennifer decidió formar parte del proyecto educación técnica vocacional. Empezó a formarse, aprendió a preparar masas, panes, el tiempo que necesitan… Todo le motivaba, pero fundamentalmente poder sacar adelante un negocio junto a su madre.  

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El proyecto de Jennifer fue uno de los seleccionados y pronto tuvo su propia cocina y materiales. “En cuanto recibí los materiales, inmediatamente con mi mamá empezamos a hornear y sacar a la venta. La comunidad nos ha apoyado porque todo lo que sacamos se vende. Incluso nos encargan más cosas y siempre nos están preguntando que cuándo vamos a hornear” comenta Jennifer.

La capacidad de la cocina se va quedando pequeña por la gran cantidad de pedidos, y tanto ella como su madre no pueden estar más contentas al ver cómo crece su negocio.

Parte de las ganancias obtenidas las invertirá en un horno que le permita poder sacar más cantidad de panes, tortas y galletas: “Quiero seguir con mi emprendimiento, en un futuro me veo con mi panadería grande. Y sé que voy a dar empleo a otras personas… tengo el sueño de que será la primera panadería en Pueblo Nuevo”, afirma Jennifer.

Además, Jennifer ha empezado a estudiar Matemáticas este año. Le inspiró ver a sus maestras en secundaria; la pasión que estas tenían por la profesión. Así que Jennifer viaja todos los sábados en autobús hacia Jinotega, para recibir sus clases. Ahora puede hacerse cargo de los gastos que suponen las clases, el transporte y la alimentación para seguir con sus estudios. Está motivada a seguir emprendiendo y estudiando.

“Tener mi propia panadería me va a permitir inspirar a otros jóvenes. Que vean que no es importante nuestra edad, y que podemos alcanzar nuestros sueños. Aunque tengamos poco dinero, podemos aprovechar las oportunidades y poner en marcha nuestras ideas. Así que quiero compartir un mensaje con otras jóvenes: que sigan sus sueños, que no se den por vencidas porque podemos conseguir todo con esfuerzo y dedicación”, asegura Jennifer.
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América , educación , emprendimiento , Nicaragua , oficios

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