Tener una vivienda digna es un derecho constitucional de todos los españoles, lo que incluye, por supuesto, a los niños. Desahucios de familias con menores, hacinamiento, casas sin las condiciones mínimas de saneamiento, cortes de luz, de agua, de calefacción, etc. La realidad es que los momentos que estamos viviendo no son muy halagüeños, sobre todo para los niños, que son siempre los más vulnerables. Y es que la mala calidad de las viviendas no sólo afecta a la calidad de vida, no sólo es incómodo o triste, o deprimente, sino que incide directamente sobre la salud de los más pequeños.
Un estudio realizado por el Hospital de Cincinatti entre los años 2009 y 2012 relaciona la mala calidad de las viviendas con problemas de salud física como el asma en niños. La presencia de humedad (con el consiguiente moho) o de plagas de insectos como las cucarachas está directamente relacionada con un aumento en el número de ingresos por dicha afección respiratoria, según el estudio.
La crisis cada vez afecta a más personas
La crisis que afecta a las familias se ceba con los más pequeños. Cada vez son más las familias con hijos en las que ninguno de los dos miembros de la pareja tiene trabajo. Familias enteras que tienen que trasladarse a sobrevivir con la pensión y en la casa del abuelo, familias que han de alquilar habitaciones en sus propias casas para poder pagar los recibos, familias que no pueden asumir el coste de las calefacción y pasan el invierno con el abrigo en casa. La pobreza energética (un término de nuevo cuño) afecta a cada vez un número mayor de gente y está directamente relacionada con la salud infantil. No sólo es que se pase frío, es que el frío que hiela los huesos favorece situaciones como las humedades que favorecen la aparición del moho.
El asma es una enfermedad crónica que aparece en la infancia y que puede tener consecuencias graves. Tener asma dificulta la realización de deportes y la vida diaria, además de ser molesto y en ocasiones peligroso. Probablemente relacionado con la contaminación de las grandes ciudades, entre otros factores, la incidencia del asma aumenta en todo el primer mundo cada año. A esto ahora hay que añadir la mala calidad de las viviendas.
La salud empieza por el lugar en el que vives
Tener una casa digna no sólo es un derecho, es una necesidad. Y no sólo a corto plazo. La salud durante la infancia afecta a todos los aspectos de la vida adulta y por eso la infancia debe ser siempre protegida. Los niños deberían ser una prioridad y con los niños, sus casas. Y no sólo el asma. Otra enfermedades como la tuberculosis, una patología que parecía pertenecer al pasado, algo que estaba aparentemente superado, aumentan su incidencia en nuestro país debido a las malas condiciones en las que muchas familias viven.
Tener una casa bonita y limpia y que cumpla con las condiciones de salubridad no es sólo una necesidad estética. Los niños han de vivir en entornos agradables, pero sobre todo sanos. La calidad de las viviendas incide directamente en la salud de los más pequeños. El frío, la humedad, el hacinamiento y las malas condiciones en las que viven algunos de nuestros niños propician que enfermen y además son el mejor ambiente para que todo tipo de enfermedades se propaguen.
Proteger a la infancia también pasa por proteger el derecho de los niños de tener una vivienda digna.
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Magdalena Roeseler,
Daquella manera.
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