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La crisis del coronavirus aumentará el número de niños y niñas víctimas del trabajo infantil

La crisis del coronavirus aumentará el número de niños y niñas víctimas del trabajo infantil

junio 12, 2020

El día 12 de junio el calendario nos muestra una fecha marcada, y no por ser festivo o porque haya nada que celebrar: es el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Una fecha en la que cada año recordamos la importantancia de que los niños y niñas dediquen su tiempo a ser y vivir como lo que son, niños y niñas, a jugar y a estudiar, y no tengan que ponerse a trabajar para ayudar a sus familias a sobrevivir. Pero es que este año, este problema empeora aún más, si cabe.

La crisis económica generada por el coronavirus está aumentando el número de niños y niñas víctimas del trabajo infantil. “Muchas familias han sufrido una importante pérdida económica por la COVID-19, ya sea porque las personas adultas han perdido o no pueden ir a su trabajo por las medidas de prevención y contención o bien porque están enfermas. Debido a esta situación, los niños y niñas más vulnerables se han visto abocados a trabajar, muchas veces en empleos informales, para aportar ingresos al hogar. Son niños y niñas que antes no trabajaban pero que ahora se ven obligados a ello debido al contexto que se está viviendo a nivel mundial”, explica nuestra responsable de Protección Infantil, Laurence Cambianica. Y es que muchos de ellos ya no volverán a la escuela cuando la situación vuelva a la normalidad y los centros estén abiertos porque las familias necesitarán esos ingresos para subsistir.

Las condiciones de los niños y niñas trabajadores han empeorado desde el inicio de la pandemia

A todo lo expuesto anteriormente, se le suma que las condiciones de los niños y niñas involucrados en el trabajo infantil han empeorado en estos últimos meses por el coronavirus. Están muy expuestos al contagio. En la mayoría de los casos no pueden cumplir con las medidas de seguridad, como el distanciamiento social, ni tampoco tienen materiales para protegerse, como geles hidroalcohólicos o mascarillas. Además, trabajan más horas fuera de casa, en muchas ocasiones porque los adultos de su familia no pueden hacerlo, lo que empeora aún más su situación.

Nuestra ONG trabaja en países como Malí o Bangladesh mejorando las condiciones de vida de niños y niña para que tengan la oportunidad de volver a estudiar.

Según la Organización Internacional del Trabajo, en el mundo hay más de 150 millones de niños y niñas trabajadores. De estos, 73 millones desarrollan trabajos peligrosos, como por ejemplo aquellos en los que tienen que manipular materiales inflamables o llevar cargas muy pesadas, entre otros. Nuestra ONG trabaja en países como Malí o Bangladesh mejorando las condiciones de vida de niños y niña para que tengan la oportunidad de volver a estudiar.

Es muy importante que las familias sean conscientes de los riesgos a los que se exponen estos niños y niñas cuando trabajan, especialmente en este momento en el que estamos viviendo una pandemia mundial. Pero también hay que trabajar con los gobiernos de los países en los que desarrollamos nuestros proyectos para aumentar la protección social de este colectivo y mejorar su acceso a la educación, a pesar del cierre de muchas escuelas por el coronavirus, mediante programas adaptados a sus necesidades. 

Los rostros del trabajo infantil 

Esta realidad tiene cara, y desde Bangladesh nos llegan dos rostros y dos historias, la de Lisa y la de Arif, que trabajan desde los 9 y los 7 años como empleada del hogar y transportista, respectivamente.  

LISA, 11 años.

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"Estoy en cuarto grado, pero también trabajo desde los 9 años, como mi madre, limpiando y cocinando en una casa. Mi familia es muy pobre y aunque trabajamos todos, mis padres y mis otras dos hermanas, casi no nos llega para pasar el mes. Mi padre, concretamente, no puede trabajar mucho porque tiene una enfermedad en el corazón.  

Empecé a estudiar con siete años y después tuve que abandonar la escuela porque tenía que trabajar. Muchos de mis amigos me criticaban por llegar tarde y eso me dolía mucho. Pero hace algún tiempo, profesores y personal de Educo vinieron a nuestra barriada para seleccionar a niños que habían abandonado la escuela porque tenían que trabajar y me dieron la oportunidad de empezar de nuevo mis estudios en una de las escuelas para niños trabajadores de Educo. Al principio me costó mucho convencer a mis padres y a mi empleador. Pero los profesores los convencieron y aceptaron felizmente que volviera a estudiar.

Me levanto a las 7 de la mañana y voy a la escuela a las 8, casi todos los días sin desayunar. Regreso a mi casa al mediodía y me apresuro a ir al trabajo. A veces consigo algo de comida allí. Trabajo hasta las 5 de la tarde, después vuelvo a mi barrio y a veces juego con mis amigos o mis hermanas. Normalmente, no tengo suficiente tiempo para hacer los deberes por la noche. A las 8.30 ceno y después me voy a dormir.  

Una vez estuve enferma durante dos meses y tuvimos serios problemas para cubrir los gastos. Durante ese tiempo no podíamos pagar el alquiler de nuestra casa y el casero se portaba mal con nosotros. A veces, cuando no puedo hacer mi trabajo correctamente, mi empleador se comportaba mal conmigo, incluso me regaña.     

Lo que más me gusta de la escuela es sacar buenas notas en los exámenes. También me encanta jugar a mis juegos favoritos con mis amigos. Pero lo que más me cuesta es mantener el horario. Me es muy difícil hacer los deberes. A veces no tengo suficiente tiempo para jugar con mis amigos en la escuela.   

Me gustaría decir a los niños que no pueden ir a la escuela porque tienen que trabajar que sigan soñando y pensando en grande. Que apunten alto, porque a veces los sueños se cumplen".  

ARIF, 11 años.

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Arif , por su parte, sueña con ser un buen maestro. También cursa cuarto grado en la misma escuela que Lisa. Es el mayor de tres hermanos y viven con su madre y su padrastro. Su padre murió hace unos años y tuvieron que emigrar a Dhaka, la capital de Bangladesh, para ganarse la vida.  

Hace unos años, su madre se volvió a casar. Su padrastro es conductor de Rick Shaw, pero también está enfermo y le es muy difícil mantener a su familia, por eso Arif trabaja como ayudante en un autobús. Pero gana poquísimo dinero, por eso sus dos hermanos también tienen que trabajar. Arif soñaba con un brillante futuro, así que se motivó para no dejar sus estudios. Sabía que no podía dejar su trabajo, pero quería estudiar al mismo tiempo.  

"Me levanto a las 6 de la mañana. Como salgo tan temprano, desayuno mientras hago los deberes. Mi primer turno termina casi a las 12 del mediodía. Después vuelvo a mi casa, me ducho rápidamente y almuerzo deprisa para llegar puntual a mis clases, que empiezan a las 12.30 y terminan a las 16.30. A veces, cuando vuelvo a casa, tengo un poco de tiempo para jugar con mis amigos. Ese es mi único momento libre que tengo durante el día, porque luego vuelvo a trabajar hasta las 10 de la noche, en mi segundo turno. Cada día es agotador. Al volver ceno y me acuesto rápido.   

Me encanta estudiar, pero mantener el trabajo y el horario de la escuela me es muy difícil; a veces, cuando estoy muy cansado, me cuesta mantener la concentración en clase. Empecé el cole a los 6 años, pero cuando mi padre murió tuve que dejar la escuela y buscar trabajo como transportista. Años después, los profesores de la escuela para niños trabajadores de Educo, vinieron a buscarme.   

La peor experiencia que recuerdo la viví cuando tuve un accidente y no pude trabajar durante 5 días. Cuando trabajo estoy acostumbrado a enfrentarme a los malos modos e incluso a las regañinas de mi jefe y de los pasajeros, pero el accidente me obligó a dejar de trabajar. Durante ese tiempo no ganaba dinero y mi familia estuvo al borde de la inanición. 

Soy afortunado de tener la oportunidad de ir a la escuela, pero muchos niños y niñas de mi edad todavía no pueden tener esta oportunidad. Desearía que todos la tuvieran, como yo. Porque la educación es muy importante en la vida, asegura la dignidad de todos. En el futuro quiero ser maestro para poder enseñar a muchos niños que abandonan la escuela y trabajan como yo".  

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Derechos de imagen: Zeneida Bernabé/ Educo

Bangladesh , Burkina , coronavirus , COVID19 , COVID-19 , educación , Faso , Malí , protección , Trabajo infantil

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