Dani Catalán, es padre y fotógrafo. Se define como una persona apasionada de la acción, los sentimientos y las motivaciones. Viajó con nosotros hasta Moldavia desde donde escribió y fotografió la realidad de los refugiados ucranianos en los campos de Chisinau y Palanca. Así reflexiona sobre esta experiencia:
“Estos últimos días he viajado como fotoperiodista hasta Moldavia, con la ONG Educo. He disfrutado, llorado y abierto los ojos en muchos aspectos diferentes, y uno de los que me ha hecho sentir mal personalmente es la mala praxis en el intento de ayuda en las crisis (Haití, La Palma, Ucrania) por culpa de la desconfianza.
Siempre he pensado (como muchos conocidos) que puedo aportar comida, mantas, ropa, juguetes, pero nunca dinero; aquel runrún de dónde irán a parar me hacía dar marcha atrás, y con el hecho de aportar comida o materiales ya era feliz.
Por otro lado, pensaba en las ONG como organizaciones sin ánimo de lucro donde siempre trabajaban voluntarios o hermanitas de la caridad. Virgen María... qué equivocado estaba.
"Trabajadores muy cualificados, que hacen malabares para conciliar su vida familiar con reuniones telemáticas a cualquier hora y día dependiendo de con qué parte del mundo se conectan"
En este viaje he ido acompañado de grandes profesionales del la ONG Educo y solo escuchando sus conversaciones he llegado a conclusiones sin tener que preguntar o que me explicaran: la realidad es muy diferente, es clara y sensata.
Las personas que me han acompañado en este viaje eran personal asalariado, como cualquier persona que trabaja para una empresa, puesto que una ONG es una empresa. Eso sí, sin ánimo de lucro, sin mirar qué beneficios sacan a final del año, pero sí pagando unos salarios a sus trabajadores.
Trabajadores muy cualificados, que hacen malabares para conciliar su vida familiar con reuniones telemáticas a cualquier hora y día dependiendo de con qué parte del mundo se conectan. Formados y con una gran experiencia. Obsesionados por encontrar y exprimir el dinero que se consigue para rehabilitar al máximo posible los recursos, predispuestos a viajar a cualquier rincón del mundo donde sea necesario, a veces durante largos periodos de tiempos (África, Haití, Ucrania), arrastrando y cuidando a la vez de hijos, y concienciados a vacunarse para cuidarse extremadamente de nuevas enfermedades. Negociando en varios idiomas, cuidando las finanzas que hablan de cantidades de dinero a destinar con seis o, incluso, siete cifras.
Evidentemente, esto no se puede dejar en manos de voluntarios que lo hagan a tiempo libre ni parcial, sino a grandes profesionales que se vuelcan con estos tipos de responsabilidades a tiempo completo con pasión y concienciación pero que tienen familias, mucha presión, obligaciones y horas de trabajo. Estos profesionales, aun pagándoles un salario como corresponde, es muy difícil de encontrarlos.
"Siempre tenemos en mente el tema del dinero, de no dar sino llevar material. Yo también era de estos hasta acabar este viaje..."
De lo contrario, siempre tenemos en mente el tema del dinero, de no dar sino llevar material. Yo también era de estos hasta acabar este viaje. Damos a la escuela un paquete de garbanzos, dos tetrabriks de leche, un bote de tomate y dos de arroz. Pongamos por caso que son 15€; ahora multiplicamos este dinero por todas aquellas familias y países que hacen lo mismo...pensad cuántos camiones se llenarían para enviar esta ayuda. ¿Alguien se ha parado a calcular el dinero que necesitarán para pagar el alquiler de estos camiones? ¿Gasolina? ¿Peajes? ¿Alquiler de almacenes y espacios cuando lleguen a destino? ¿Alquiler de furgonetas para repartir? Vas haciendo cálculos y ves qué montón de dinero malgastado.
Ahora pensemos que estos 15€ se remiten a la ONG y que se pueden usar en el lugar de destino. Estos días lo he visto, en un reparto de alimentos, donde ante la falta de lotes para familias, se ha salido corriendo a un supermercado a comprar lo que hacía falta para que aquellas familias con niños pudieran marchar con sus productos de primera necesidad.
También he podido visitar una granja de proximidad, en la que se saca un rendimiento a este dinero. Una pequeña granja donde este dinero se exprime a un nivel majestuoso, comprando directamente producto fresco (verduras, fruta, etc.) a precios irrisorios, puesto que se adquieren directamente a otros agricultores, quienes aún haciendo precios especiales por la causa, ganaban más que vendiendo a las grandes superficies.
"Las cuentas claras y transparentes de estas ONG y un poco de implicación e investigación por nuestra parte antes de poner el dinero, convertiría nuestros recursos económicos en mucho más útiles para la gente que más lo necesita".
Así que comer fresco, más reparto con flota de furgonetas a un precio ridículo pero bueno para todos aquellos que los venden, incentivando y ayudando un país vecino, pobre, con el miedo de ser los siguientes a ser invadidos y con las vías de venta de sus productos cerradas. Sí, evidentemente que en algún momento se pueden escapar los 15€ (a pesar de que lo dudo), pero ¿cuántos euros se malgastan en los viajes de camiones, comida buena, pero en ningún momento fresca, almacenes, etc.?
No es una crítica de cómo hacemos las cosas ni del pensamiento de muchos. Creo que simplemente es el desconocimiento, el miedo, y el hecho de oír en las noticias que a veces nos llegan que caraduras y estafadores se aprovechan de nuestra buena fe. Pero las nuevas tecnologías, las cuentas claras y transparentes de estas ONG y un poco de implicación e investigación por nuestra parte, antes de poner el dinero, convertiría nuestros recursos económicos en mucho más útiles para la gente que más lo necesita".
asistencia humanitaria , ayuda , educación , educación emergencia , Moldavia , Ucrania
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