La crisis de seguridad a causa de la escalada de la violencia por parte de grupos armados en Burkina Faso, con más de un millón de desplazados internos, un 60 por ciento de ellos niños y niñas, ha hecho aumentar el cierre de escuelas y el número de estudiantes afectados es cada vez mayor. Si no se hace nada, muchos estudiantes abandonarán la escuela para siempre y los que están en edad escolar nunca asistirán. Peor aún: estarán expuestos a desplazamientos peligrosos, explotación laboral y muchas otras formas de violencia.
Yatenga, Loroum y Sourou son las provincias más afectadas, en las regiones del Norte y Boucle du Mouhoun. A principios del curso escolar 2019-2020 había 23.202 estudiantes en Loroum, 14.784 en Yatenga y 2.924 en Sourou afectados por la crisis de seguridad. Algunos de estos alumnos han vuelto a la escuela en los municipios de acogida como Ouahigouya y Titao, en la región Norte, y Tougan, en la región de Boucle du Mouhoun. Otros se han matriculado en escuelas franco-árabes, que tienen una oferta educativa muy limitada. No obstante, muchos de los niños y las niñas que han tenido que huir de sus hogares a causa de la violencia siguen descolarizados.
Para hacer frente a esta situación, desde Educo –en colaboración con las ONG Terre des Hommes e INTERSOS y el apoyo de la Dirección General de Protección Civil y Ayuda Humanitaria (DG ECHO) de la Unión Europea– pusimos en marcha un proyecto para que los niños y las niñas afectados por la crisis de seguridad en estas regiones puedan continuar con su educación.
El proyecto tiene como objetivo, en primer lugar, reforzar la capacidad de acogida de las escuelas que reciben el grueso de la infancia desplazada, formar a los docentes y al resto de personal educativo y desarrollar espacios de aprendizaje seguros, protectores e inclusivos que favorezcan la resiliencia y el éxito de los niños. El refuerzo de la seguridad de las escuelas requiere una formación en materia de prevención y gestión de crisis en la que participen las partes locales interesadas, incluidos los niños y las niñas y los demás miembros de la comunidad.
Así, trabajamos con 40 escuelas que acogen a un gran número de estudiantes desplazados mediante la creación y el equipamiento de espacios de aprendizaje temporales para aliviar la saturación de las clases, pero también para aumentar la capacidad de recibir a nuevos estudiantes. En total, atendemos a 21.260 niños y niñas, entre los que se encuentran 11.055 alumnos desplazados internos y 10.205 alumnos de las comunidades de acogida.
También hemos puesto en marcha programas de recuperación para que los alumnos que no hayan podido incorporarse al plan de estudios oficial se pongan al día, así como cursos de acompañamiento para que los alumnos desplazados que se han incorporado al sistema formal tras un periodo de desescolarización puedan ponerse al día y evitar así las diferencias de nivel dentro de la misma clase. Además, para evitar elabandono escolar por dificultades económicas de las familias, nos hacemos cargo de los gastos escolares de los estudiantes que lo necesiten.
Para garantizar un entorno de protección hacia la infancia, los equipos pedagógicos han recibido formación sobre gestión del estrés, primeros auxilios psicológicos, preparación para las crisis, prevención de la violencia y protección de los niños y las niñas. Además, atendemos las necesidades urgentes de la población escolar, incluidas las médicas y psicológicas y llevamos a cabo actividades psicosociales que contribuyen a reforzar la resiliencia y la cohesión social de los estudiantes dentro de la escuela.
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