El aumento de la violencia armada en la conocida como región de Liptako-Gourma, que engloba la zona fronteriza del este de Malí, el noreste de Burkina Faso y el oeste de Níger, está teniendo un
impacto devastador en la supervivencia, la educación, la protección y el bienestar de la infancia, especialmente de las niñas. Este contexto se vio agravado además por la aparición del coronavirus y las medidas que el Gobierno tuvo que tomar para limitar su propagación, como el cierre de las fronteras y las escuelas y la introducción del toque de queda.
La situación en la que viven los niños y las niñas de las zonas en conflicto les impide el ejercicio de su derecho a una educación inclusiva y de calidad en un entorno de aprendizaje seguro tanto para la población infantil de las comunidades locales como para la que se encuentra desplazada tras huir de la violencia.
El número de escuelas cerradas es cada vez mayor y el de los estudiantes afectados es cada vez más importante. Según datos de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), en el ámbito de la educación las necesidades en el país afectan a un total de más de 208.344 niñas y niños y 1.135.471 personas necesitan protección, incluidos 432.925 niños y niñas vulnerables.
Las medidas de contención de la pandemia agravaron la inseguridad existente e hicieron resurgir formas de violencia como los matrimonios precoces y el abandono escolar.
También la falta de docentes en los municipios más afectados por la violencia, su falta de formación y la falta de infraestructuras escolares como aulas, letrinas y equipamientos dificulta el acceso de la población infantil a una educación de calidad y a un sistema educativo inclusivo.
Las personas desplazadas, refugiadas, víctimas o testigos de violencia y las personas afectadas de otra manera por la crisis de seguridad y salud, especialmente los niños y las niñas,
necesitan también apoyo psicológico y psicosocial para sobrellevar las situaciones vividas.
Frente a este contexto, desde Educo
trabajamos para la protección y la educación de la infancia en colaboración con la ONG local ONEN y el Ministerio de Educación de Níger, así como las emisoras de radio locales; los centros de salud, que ofrecen atención sanitaria y psicológica a la población; la policía, para la prevención y la gestión de los casos de violencia; y la red local de comunicadores tradicionales, entre otros, que ayudan a concienciar a las comunidades sobre los derechos de la infancia.
Trabajamos para que los niños y las niñas…
► tengan acceso a espacios de aprendizaje seguros e inclusivos,
► reciban una educación de calidad,
► prosperen en un entorno escolar protector
► y la cohesión social en las escuelas y las comunidades sea más fuerte.
La dotación de espacios de aprendizaje seguros e inclusivos con equipamientos y materiales didácticos, la formación del profesorado, la difusión de programas de educación a distancia y de sensibilización a través de la radio y la promoción de la higiene en las escuelas son otras de las actividades que contempla este programa para
mejorar la educación y la protección de la infancia desplazada y la población infantil local.
La infancia en el centro de la escuela
Estas son algunas de las acciones que hemos puesto en marcha para que
más de siete mil niños y niñas de 4 a 17 años afectados por la crisis de seguridad y salud disfruten de su derecho a una educación de calidad en un entorno de aprendizaje seguro y protector:
- Sensibilizamos a las comunidades sobre la importancia de la matrícula y la permanencia en la escuela.
- Llevamos a cabo un registro de los niños y las niñas refugiados y desplazados internos.
- Construimos y equipamos espacios de aprendizaje temporales, seguros e inclusivos, y letrinas diferenciadas por sexos.
- Educamos a los estudiantes sobre las medidas de prevención frente a la COVID-19 en las escuelas.
- Suministramos kits de lavado de manos a las escuelas.
- Organizamos cursos de refuerzo escolar.
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