Llevamos una vida demasiado sedentaria. El ser humano evolucionó como una especie nómada que recorría la sabana africana en busca de comida. La bipedestación, una de las adaptaciones evolutivas más evidentes del ser humano, nos hizo lo que somos y las personas necesitamos movernos. Sin embargo, en la sociedad occidental actual, tanto los adultos como los niños pasamos mucho tiempo en actividades que no implican movimiento. Sentados en el cole estudiando, sentados por la tarde haciendo deberes, sentados por la noche mirando la tele o chateando con el móvil, nuestros niños cada vez se mueven menos. Y esto tiene consecuencias, no sólo en el aumento alarmante de problemas como la obesidad infantil.
La falta de actividad física puede provocar esqueletos más débiles entre los adolescentes, según afirma un estudio realizado en Canadá que revisó la relación entre el ejercicio y la fuerza de los huesos en 300 adolescentes y preadolescentes durante 4 años, desde los 10 hasta los 14.
La formación del hueso está directamente relacionada con la actividad física y es durante la adolescencia cuando más imprescindible resulta hacer ejercicio.
Durante estos años se produce la formación del 36% del esqueleto humano, es el tradicionalmente llamado "estirón" que provoca que se levanten de la siesta midiendo 3 cm más que cuando se acostaron. La adolescencia es una etapa con un gran coste energético para el organismo y con una importante influencia en la edad adulta y es durante estos años cuando se fija una parte importante de nuestra salud posterior.
El estudio, que se publicó en marzo en la revista Journal of Bone and Mineral Research, asegura que los adolescentes que menos se mueven tienen huesos más débiles, aumentando su riesgo de padecer fracturas.
Según los investigadores, las actividades que conllevan acarrear peso son las más beneficiosas para la formación de los huesos, y por tanto los adolescentes no deberían limitarse a correr y saltar y mucho menos a estar sentados viendo una serie tras otra. Estos expertos aseguran que los padres y cuidadores deberían limitar el tiempo que los adolescentes pasan frente a una pantalla y dar ejemplo de actividad física sana, aunque hay muchas más cosas que se pueden hacer y que implican a toda la comunidad educativa.
La salud de los niños siempre es un tema transversal que afecta a toda la organización social. Fomentar la actividad física desde los colegios y las instituciones escolares, limitar la carga de deberes de modo que los niños tengan más tiempo libre y promover la actividad física no sólo en el horario extraescolar - que, seamos sinceros, no es tanto - así como facilitar el acceso a actividades deportivas en entornos urbanos, promoviéndo las instalaciones deportivas a buen precio desde los ayuntamientos son también medidas que pueden tomarse para mejorar toda la salud de nuestros hijos. Los niños son el futuro y son responsabilidad de todos.
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