Lupe Gómez no ha tenido una vida fácil. Nacida en uno de los barrios más humildes de
Managua (Nicaragua) y después de años de trabajos precarios y dificultades, su ilusión por aprender le ha permitido
formarse en un oficio y abrir su propio negocio, una microempresa de arreglos de costura que cada día cuenta con más clientes y que le permite soñar con un futuro mejor.
Lupe recibe el diploma que acredita su formación
Lupe se crió con sus abuelos después de que su madre tuviera que emigrar al extranjero en busca de una vida mejor. Su barrio, uno de los más populosos de la capital nicaragüense, se caracteriza por unos
elevados niveles de pobreza y la dificultad de acceso a servicios básicos como la educación o la salud. Ante la falta de recursos, muchos jóvenes y adolescentes abandonan los estudios para ponerse a trabajar, aunque la realidad es que lo hacen en
empleos mal pagados o bien se buscan la vida con la venta ambulante, en los mercados, limpiando coches o recolectando desechos. Muchos matan las horas en la calle, expuestos al consumo de
drogas y alcohol o a la violencia de las bandas juveniles.
En este clima de miseria y falta de oportunidades, Lupe supo abrirse camino en la escuela hasta alcanzar, con mucho esfuerzo, la universidad. Pero su empeño se frustró a los 18 años, al tener a la primera de sus dos hijas. Ocupada en la maternidad y el trabajo, tuvo que abandonar los estudios. Tras unos años de empleos precarios en la economía sumergida, se apuntó al
programa de formación profesional que Educo y la ONG local Cantera pusieron en marcha en 2014 para promover la inserción laboral y el desarrollo integral de jóvenes y adolescentes a partir de 16 años de barrios marginales de Managua y de otros municipios de la periferia.
Formación y creación de microempresas
Durante un año entero, Lupe y 61 jóvenes más se capacitaron en un oficio. Ella se apuntó al
curso de corte y confección mientras otros aprendían mecánica, electrónica, diseño gráfico, peluquería, cocina o repostería, entre otras profesiones. En el programa también aprendieron cómo crear y gestionar un pequeño negocio y recibieron formación para
reforzar sus habilidades sociales y personales.
Lupe descubrió una vocación desconocida por el hilo y las agujas. Una vez graduada, hace seis meses, y animada por sus profesores, elaboró un plan de negocio y
se decidió a montar su propia empresa, Isa&Lu, dedicada a efectuar arreglos de costura. Durante estos meses ha contado con asesoramiento en cuestiones de contabilidad, ventas, proveedores, compras… y ha recibido una ayuda de 500€ para tirar adelante su proyecto.
Ella asegura que no fue fácil y que lo más difícil fue sortear el miedo al fracaso. “
Mi temor era que las cosas me salieran mal, tenía miedo de pérdidas y de no poder satisfacer las demandas”, afirma. Administrar la microempresa es todo un reto, sostiene, puesto que de las ganancias debe ahorrar al menos el 10% para la compra de materia prima y pagar la electricidad. En un mes, si la demanda es alta, logra ganar 7.000 córdobas (217€) en arreglos, trajes para ejecutivos, ropa de cama, hechuras por encargo, etc. Y en temporada baja alcanza los 2.000 córdobas (62€).
Lo más gratificante para Lupe de esta experiencia es sentir que hay cambios en su vida. “
El curso me ayudó a tener una visión más allá, aprendí a pensar en grande. Pienso que puedo ampliar mi negocio”. En el futuro quiere tener una boutique de ropa para mujeres y niños y anhela poder comprar una casa propia ya que a día de hoy sigue viviendo con su familia en la casa de sus abuelos.
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