Farha es una niña inquieta y aplicada, de expresión alegre y ojos brillantes. El día que fuimos a su escuela, en una aldea cercana a Dhaka (Bangladesh), la encontramos a primera hora de la mañana recitando un poema con su mejor amiga mientras ambas aguardaban el inicio de las clases.
Estudia tercer curso en la escuela rural de Educo en Baburjaiga y es la primera de su clase. “Serlo me motiva a estudiar todavía más”, nos comenta con una sonrisa de júbilo. “Me gusta mucho mi escuela. Los maestros son muy amables y nos explican bien las lecciones. Si no entendemos algo se lo preguntamos y entonces ellos nos lo explican otra vez. Nunca se enfadan. Siempre apruebo los exámenes, porque estudio mucho y me esfuerzo”, añade. La pequeña nos explica que cada día dedica un rato a los libros, justo antes de ir a la escuela y después de volver a casa. No solo se lo pasa bien estudiando, lógicamente. También se divierte mucho con sus amigas en el patio en los momentos de recreo.
De mayor quiere ser médica, como el doctor que la atiende en el centro de atención primaria de su comunidad cuando se pone enferma. “Es muy simpático y se porta muy bien con nosotros”, nos dice. En el futuro, Farha quiere dedicarse “a curar a las personas pobres” aunque tenga que hacerlo de manera gratuita. De momento, se muestra feliz con estudiar: “Mis profesores me estimulan a aprender y me ayudan a conseguir mis sueños”.
Como Farha, miles de niños y niñas de familias desfavorecidas en barrios marginales de Dhaka y en zonas rurales de las provincias de Mymensingh y Gazipur pueden disfrutar de una educación de calidad en las escuelas de Educo.
[gallery type="slideshow" ids="9875,9876,9877"]Bangladesh , Dacca , derecho a la educación , Dhaka , Educación infantil , Escuelas Educo , Escuelas pathshala
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