Durante muchos años la educación de niños y niñas se ha centrado en la adquisición de conocimientos teóricos y técnicos, lo que ha producido una serie de carencias a nivel social y emocional que pueden derivar en comportamientos no deseados. Sin embargo, los niños y niñas tienen necesidades diferentes y requieren una educación que englobe todos los aspectos de su vida. En este artículo queremos destacar la importancia de la educación social emocional para el desarrollo global de niños y niñas.
Uno de los primeros autores que habló del aprendizaje social y emocional fue el psicólogo Daniel Goleman. En su conocido libro Inteligencia Emocional describió esta habilidad como una forma de interacción con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos y engloba habilidades como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia o la empatía. Posteriormente, Goleman publicó otro libro denominado Inteligencia social en el que define esa habilidad como la capacidad de movernos satisfactoriamente en entornos sociales, comunicarnos con éxito con los demás y construir buenas relaciones.
En base a los dos conceptos anteriores, podemos definir la educación social y emocional de niños y niñas como un proceso en el que los pequeños aprenden habilidades y adquieren conocimientos que les permiten:
Adquirir confianza en sí mismos y en sus habilidades.
Gestionar y reconocer sus emociones.
Empatizar con otras personas y comprenderlas.
Establecer y conservar, a lo largo del tiempo, relaciones positivas con otras personas.
Tomar decisiones con responsabilidad.
Ser eficaces a la hora de resolver problemas.
Los niños y niñas desarrollan sus habilidades a través de la observación, la imitación y la interacción, por lo tanto, tanto los padres, como los profesores y la comunidad, en general, tienen una responsabilidad en el desarrollo integral de cada niño o niña.
La educación social y emocional tiene diversos aspectos clave que es importante destacar y que son los siguientes:
Es importante recordar que nuestros hijos e hijas viven en una realidad más compleja que la que vivimos nosotros debido al gran desarrollo de las tecnologías y a los continuos cambios sociales que se producen.
Las habilidades sociales se adquieren trabajando tres aspectos fundamentales en los niños y niñas que son la empatía, la comunicación efectiva (mediante la escucha activa y la asertividad) y la resolución pacífica de conflictos. Estas tres habilidades ayudan a niños y niñas a establecer relaciones saludables y duraderas con las personas de su entorno.
La educación emocional enseña a niños y niñas a reconocer, comprender y regular sus emociones y las de otras personas. Los más pequeños pueden tener una rabieta porque no consiguen lo que desean (un juguete, por ejemplo) y se sienten frustrados. En esos momentos se les puede ayudar a entender la importancia de pensar antes de actuar y a controlar su enfado. Para que aprendan desde pequeños utiliza juegos como el dibujo de emociones con caras que las expresen, solo vas a necesitar papel y lápices de colores. Además, es esencial que en casa crees un entorno seguro en el que estén cómodos para expresar lo que sienten.
La educación social y emocional de los niños y niñas incrementa su autoestima y su sentido de autosuficiencia. Aprenderán a creer en sí mismos y en sus habilidades y podrán empezar a hacer cosas por sí solos para ser autónomos. Esto les permitirá empoderarse para tomar decisiones sobre sí mismos de forma autónoma y asumir las responsabilidades que deriven de sus actuaciones.
Si quieres que tus hijos e hijas incrementen su autoestima dedícales tiempo de calidad, escúchales cuando te hablen de lo que les preocupa, anímales a expresar lo que opinan cuando se tomen decisiones que les afecten y empatiza con ellos cuando cometan errores.
La educación social y emocional se basa en valores como la paz, el respeto o la tolerancia. El aprendizaje de todos estos valores ayuda a niños y niñas a aceptar la diversidad y a resolver los conflictos de forma pacífica. De esta forma se logra evitar el acoso escolar y la violencia.
Los padres y madres también tienen una responsabilidad esencial en la educación social y emocional de sus hijos e hijas. Para integrar la educación social y emocional se pueden realizar actividades como las siguientes:
1. Potenciar la lectura de libros en los que se expresen emociones con las que los niños y niñas se puedan identificar. Puedes buscar libros adaptados a cada edad y etapa de desarrollo.
2. Enseña a tus hijos e hijas a expresar sus emociones y pensamientos con respeto y aplicando la gestión de las emociones.
3. Haz para que tu hijo e hija se relacionen con personas de diversas edades, con culturas o religiones distintas. De esta forma aprenderán habilidades como el respeto y la empatía.
4. Ayuda a tu hijo e hija a relajarse. La relajación potencia el autoconocimiento y el control de las emociones. Puedes utilizar la música, los momentos de silencio y reflexión o la meditación.
5. Si tu hijo o hija tiene un conflicto en el colegio, enséñale cómo gestionarlo de forma correcta, sin usar la violencia física o verbal.
6. Recuerda que eres su modelo y que una de las formas más importantes de aprendizaje que utilizan los niños y niñas es la imitación, por lo que es importante que observes y controles cómo te comportas delante de tus hijos e hijas en situaciones de estrés o de conflicto.
En definitiva, la educación integral de los niños y niñas requiere atender no solo a la adquisición de conocimientos teóricos, sino también a la adquisición de habilidades para la vida que contribuirán a que sean adultos felices y solidarios.
Derechos de imagen: Chayene Rafaela en Unsplash
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