Antes de ayer se hizo pública la Encuesta de condiciones de vida por parte del INE (Instituto Nacional de Estadística), un análisis anual de la situación de la pobreza, también de los niños y jóvenes, en España, en la que se usan criterios armonizados para todos los países de la Unión Europea. Así, se dispone de una fuente de referencia comparativa de la distribución de ingresos y la exclusión social en el ámbito europeo. Y los resultados no hacen más que empeorar...
Por tercer año consecutivo aumenta el riesgo de pobreza o exclusión social entre los menores de 18 años. Los niños y niñas se consolidan como el colectivo más vulnerable en España desde el inicio del siglo XXI. Y estos no son los únicos datos preocupantes que se han dado a conocer: la inflación en España ya es de 10,2%,su máximo desde 1985.
Por tercer año consecutivo, aumenta el porcentaje de menores de 18 años en riesgo de pobreza o exclusión y alcanza el 33,4%
Ante esta dramática situación, pedimos al Gobierno y a las distintas administraciones que se tomen medidas urgentes para paliar la situación de la infancia más vulnerable y con menos recursos económicos. En concreto, un aumento de la inversión en políticas de infancia desde el 1,3% actual hasta llegar al promedio del 2,3% del PIB de los países de la UE. “Un año más volvemos a lamentar que la infancia es el colectivo más damnificado. Históricamente se ha encontrado siempre en una posición vulnerable, incluso en etapas de crecimiento económico. Ahora que la economía ha sufrido grandes recesiones es complicado que su situación mejore. Pero es que no se estabiliza, de nuevo empeora. Estamos ante unas cifras realmente preocupantes”, explica Pilar Orenes, nuestra directora general. Si bien es cierta esa realidad histórica, hasta 2018 había una tendencia a la baja, aunque de forma muy leve y muy lenta. Sin embargo, desde hace 3 años esto ha cambiado.
España lidera el triste ranking de pobreza infantil, solo superada por Rumanía
No solo no se está reduciendo, sino que en 2021 la pobreza infantil aumentó1,8 puntos respecto al año anterior. España, a pesar de ser la cuarta economía europea, está en la cabeza de la UE en lo que a pobreza infantil se refiere, solo por detrás de Rumanía.
En el marco de las peticiones y propuestas realizadas por nuestra ONG y las demás entidades que conformamos la Plataforma del Organizaciones de Infancia (POI), pedimos un mayor apoyo a la crianza. En España, las ayudas por hijo a cargo —341 euros anuales a nivel general— son claramente insuficientes, pues el coste medio por hijo se estima en 500 euros mensuales y suponen una quinta parte de lo que se invierte en la UE-15.
Las ayudas incluidas recientemente en el Ingreso Mínimo Vital con el complemento para la infancia —desde los 50 euros mensuales para niños y niñas de 6 a 18 años hasta los 100 euros para niños y niñas de 0 a 3 años— suponen una buena iniciativa en cuanto a intensidad de la ayuda, pero a nivel de cobertura, están aún a mitad de camino para llegar a las más de 1,5 millones de familias con hijos menores en situación de pobreza.
Además de estos datos, hoy se ha publicado la cifra del IPC. La inflación se desboca como nunca, llegando al 10,2%. En base a esto, uno de los datos preocupantes que se desprende de la Encuesta de Condiciones de Vida es el porcentaje de menores de 18 años que no pueden permitirse comer carne, pollo o pescado —o su equivalente vegetariano— cada dos días, que alcanza el 4,9%.
Otro dato que también preocupa es el número de niños y niñas que no pueden disfrutar de al menos una semana de vacaciones al año que alcanza el 32,6%, y aunque baja algo respecto al año anterior, es recalcable que apenas un niño o niña de cada tres puede tener vacaciones. Además, son muchos los que se quedan en casa, sufriendo los estragos del calor veraniego: un 13,1% de hogares con niños/as no pueden mantener su vivienda a temperatura adecuada.
Todos estos indicadores cobran especial fuerza en época estival, ya que el verano visibiliza más que nunca las distintas caras de la pobreza, y la infancia, una vez más, sale perdiendo. Más de 700.000 niños y niñas se quedan sin la beca o ayuda que les permite acudir al comedor escolar durante el curso lectivo. A su cotidiana vulnerabilidad se suma que durante casi tres meses no tengan asegurada comida saludable.
Pero no solo se trata de comida, su ocio también se ve desfavorecido. Los niños y niñas tienen que tener garantizado su derecho a la alimentación y al ocio. Por eso, desde Educo durante estos meses llevamos a cabo nuestro Programa de Verano, para que más de 4.000 niños y niñas tengan asegurada al menos una comida completa y saludable al día y que puedan participar en campamentos urbanos u otras actividades educativas y de ocio.
"La pobreza, cada vez más, tiene rostro de mujer".
Este verano superaremos las cifras del año pasado, haciendo que en el programa participen más de 4.000 niños y niñas de toda España, un 14% más que en 2021, y facilitaremos más de 100.000 comidas. Desde Educo se está trabajando para influir sobre las administraciones con el objetivo de que cambien sus políticas y aumenten sus presupuestos para garantizar el acceso universal y gratuito al comedor escolar. “Son las administraciones quienes deben garantizar que se cumplan los derechos de los niños y las niñas y que se cubran sus necesidades básicas”, señala Pilar.
“La única manera de conseguir que los niños y las niñas tengan las mismas oportunidades es abordar de raíz las problemáticas porque solo estando bien alimentado un niño puede afrontar el estudio y las activades diarias. Por eso llevamos tanto tiempo apostando por las becas comedor, ahora en verano, pero también durante todo el curso. Porque favorecen la equidad educativa. Por eso hablamos de la urgente necesidad de que el comedor escolar se integre dentro del proyecto educativo y sea universal y gratuito, porque es un espacio que favorece la alimentación, la protección, la salud, las relaciones con los pares y la conciliación”.
Y también hacemos especial mención a las familias monoparentales compuestas por un adulto y uno o más hijos e hijas. “El porcentaje de estas familias en situación de pobreza y exclusión es casi el doble que el resto de los hogares. Hablamos de hogares monoparentales pero la realidad nos dice que son ‘monomarentales’, ya que mayoritariamente son madres quienes están al cuidado de esos niños y niñas. La pobreza, cada vez más, tiene rostro de mujer y los niños y niñas son el colectivo que más sufre estas consecuencias”, afirma Pilar Orenes.
Derechos de imagen: Pere Gibert/Educo
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