Mousumi, con nuestra compañera Andrea Nijssen
Como miles de niños en su país, Mousumi tuvo que trabajar desde muy jovencita para contribuir a la economía familiar. Natural de un pueblo llamado Karpurkari, en el distrito de Borysha, su familia emigró a Dhaka en busca de oportunidades. Su padre era conductor de rickshaw (triciclo de tracción humana para el transporte de personas o mercancías) y su madre atendía el hogar y cuidaba de ella y sus dos hermanos. El dinero no llegaba a fin de mes así que la pequeña limpiaba casas durante una buena parte del día, y dedicaba tres horas a ir a una de las escuelas de Educo para niños trabajadores. Cuando acabó la primaria, sus padres no creyeron que fuera necesario que siguiera estudiando y quisieron casarla, siguiendo la tradición. Pero ella se negó y luchó por continuar su formación. Completó la secundaria en una escuela del gobierno, mientras trabajaba en un taller textil, y llegó hasta la universidad, donde hoy cursa la carrera de Empresariales y aspira a convertirse en una “business woman” como dice ella. Desde 2013 compagina los estudios con su trabajo como profesora en una de las escuelas de Educo, un empleo que le permite pagarse las clases y sostener a su familia. Su padre, ya anciano, no puede trabajar y su hermano mayor, que también conduce un rickshaw, gana muy poco, por lo que ella es la única fuente de ingresos. Su hermana pequeña todavía está en la escuela y la ilusión de Mousumi es que estudie y acabe en la universidad como ella.Bangladesh , derechos a la educación , Dhaka , Educación infantil , niños trabajadores , slums , working children
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