Sétou salió del fuego para meterse en las brasas. Con solo 16 años la obligaban a casarse con un hombre de 54 años, así que decidió abandonar la escuela y su pueblo natal en Yangasso, donde vivía con sus padres y sus siete hermanos, empaquetar sus cosas en una pequeña bolsa y huir hasta la gran ciudad en buscar de un trabajo y una vida mejor... no sabía que lo que le esperaba en una de las grandes ciudades de Mali, Segú, era una vida de esclavitud y miedo.
Como muchas otras chicas de su edad sin estudios encontró trabajo como empleada doméstica. Lo que Sétou desconocía es que su jornada laboral sería de 16 horas sin parar, de 5 de la mañana a 9 de la noche, sin ningún día libre y por un mísero sueldo de 12 euros al mes. “Busqué trabajo durante tres días, hasta que encontré este. Cuidaba a los niños, lavaba la ropa, cocinaba y limpiaba sin parar. Yo era la chica que lo hacía todo. Aparte de mis deberes, no conocía mis derechos como sirviente”.
"Estuve con ella 7 meses sin cobrar. Yo quería irme, pero ella me dijo que tenía que quedarme y que era mejor que me quedara por lo que me esperaba si volvía al pueblo. No me dejaba salir y yo lloraba, esperando que alguien viniera a buscarme"...
Conocimos el caso de Sétou a través de su madre y fue una de las niñas identificadas como vulnerable y en riesgo de migración temprana. “Algún tiempo después mi madre me llamó para informarme de que un proyecto me había seleccionado para recibir ayuda para volver a la escuela. Así que volví al pueblo para reanudar mis estudios. Educo me proporcionó una mochila, libros, dos bolígrafos, un paquete de cuadernos de 100 páginas y 200 hojas y cubrió el coste de los uniformes escolares y el de la cooperativa escolar”.
Gracias a su incansable fuerza de voluntad, Sétou volvió a la escuela y aprobó su examen de final de ciclo. "Nuestra situación cambió para mejor en todos los sentidos. Pude seguir estudiando gracias al apoyo de Educo con todo el material escolar y los gastos del curso. Además, mi madre recibió formación sobre actividades generadoras de ingresos y ahorro para el cambio, y ha montado su pequeño negocio. Así se las arregla para cubrir los gastos de la familia”.
Minata, la madre de Sétou, se muestra muy agradecida y convencida de que el matrimonio no es la mejor opción para su hija: "Siempre he estado en contra de este matrimonio y hoy, gracias a Educo, mi hija ha vuelto a la escuela y ha conseguido su graduado. Muchos padres son conscientes de que regalar a las niñas a una edad temprana o enviarlas a las grandes ciudades en busca de ajuares de boda no es una opción para paliar la pobreza de los padres. Ayudemos y mantengamos a nuestras niñas en la escuela”.
El cambio de mentalidad ya empieza a ser perceptible, así como la mejora de las condiciones de vida de estas niñas y su escolarización. El camino es largo, aún hoy muchas niñas y familias como la de Sétou se encuentran en la misma situación que ella, pero trabajamos cada día para llegar a todas ellas.
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