Hoy queremos detenernos en el municipio de San Pedro Jocopilas, en el departamento de Quiché, en Guatemala, donde desde principios del año pasado llevamos a cabo el proyecto “Oportunidades que cambian vidas”, para que las niñas y niños menores de 5 años disfruten plenamente de su bienestar y sus derechos y tengan opciones para desarrollar plenamente sus capacidades.
El proyecto, que ejecutamos junto a CONACMI, basa todas sus acciones en la Estrategia de Atención Integral de las Enfermedades Prevalentes de la Infancia (AIEPI). Dicha estrategia, diseñada en 1996 por la OMS y UNICEF, está encaminada a reducir la mortalidad y morbilidad de la niñez debido a enfermedades prevenibles, y busca el fortalecimiento a nivel familiar, comunitario e institucional para el crecimiento y el desarrollo saludable de la infancia.
Implicación de toda la comunidad
Por ello,
todos los agentes de la comunidad se están involucrando activamente para ayudar en la erradicación de las muertes de niños y niñas menores de 5 años por causas prevenibles, además de para reducir la mortalidad neonatal y las posibles trabas a los accesos a los servicios de salud. Desde las familias y actores de la comunidad, hasta el personal de salud, el personal docente del Ministerio de Educación y aquellos representantes de las instituciones gubernamentales y no gubernamentales que trabajan en la atención, prevención y protección de la niñez. Porque buscamos la total integración y la participación, sin fisuras, en la toma de decisiones de las problemáticas que vulneran los derechos de los niños y niñas. La solución ha de ser el resultado de un trabajo conjunto.
En Quiché, a pesar de que los principios generales de la Convención de los Derechos de la Niñez obligan al Estado y a los titulares de responsabilidad a proteger y cuidar a los niños y niñas (con prácticas saludables a nivel educativo y familiar), la realidad no lo refleja y lo cierto es que durante la pandemia se ha visibilizado la violencia intrafamiliar. El
maltrato a la niñez, que vulnera la integridad física, sexual y psicológica, y la seguridad personal, está normalizado. Además, las
relaciones machistas y patriarcales son habituales en muchos contextos del país por lo que el proyecto plantea en todo el proceso el enfoque de género en la igualdad y equidad tanto a nivel familiar como comunitario.
El proyecto persigue nuevos patrones de crianza en el ambito familiar para dar respuesta a las problemáticas habituales de los niños y niñas menores de cinco años, entre ellos, la
desnutrición infantil. Además, la estrategia se basa en el derecho que todo niño y niña tiene a ser atendido con calidad, cambiando el enfoque de una consulta rutinariamente asistencial, a un seguimiento preventivo y de promoción de la salud.
Los cinco primeros años de vida
Últimente, en repetidas ocasiones hemos hablado de la importancia de los primeros años de vida. Los primeros 5 años son cruciales en el desarrollo potencial del cerebro de los niños y niñas. Y lo son porque en ese tramo de vida se construyen las bases de la personalidad y se determina cómo será la calidad de vida adulta. El pleno conocimiento y el desarrollo integral de los niños y niñas vienen determinados por la
calidad de los cuidados que reciben a nivel familiar, educativo y social durante este periodo. Hablamos de la necesidad de compartir con esta infancia un ambiente relajado, en el que la estimulación a través de la atención sea una constante. Que se priorice el apego, el juego y el afecto y se satisfagan las necesidades físicas; es decir, la alimentación, la higiene y la asistencia médica cuando sea requerida.
Lideresa de su comunidad y madre de tres niños
Entre los agentes que participan en el proyecto están los líderes de las comunidades. Entre ellos, Mariana Pu, lideresa de su comunidad y madre de tres hijos.
Además del cuidado de sus hijos, Mariana dedica tiempo a su comunidad porque su pasión es servir. Actualmente es presidenta del comité de mujeres de su localidad. “A través del proyecto aprendimos cómo debemos defender nuestros derechos y lo más importante, aprendimos a cuidar adecuadamente a los niños a través del buen trato, eso incluye mostrarles afecto y mantenerlos con buena higiene. Todo es parte del buen trato que se le debe dar a los hijos que es lo más importante” indica.
La metodología AIEPI, como te hemos contado, pretende que las familias, los integrantes de las comunidades, las autoridades y los prestadores de servicios sociales básico, tengan la responsabilidad de proveer la atención necesaria a las niñas y los niños, aplicando prácticas saludables para proteger la salud y el desarrollo de la niñez. Mariana, mientras los niños juegan en el corredor de la casa. lo define de la siguiente manera: “El buen trato implica todo lo bueno: bañarlos, darles una alimentación sana y no comida chatarra, lavar sus utensilios de comida y no maltratarlos. Todo eso lo he aprendido en las charlas”.
Cuando Mariana regresa del trabajo o de alguna reunión del comité, a veces se da cuenta que sus hijos han hecho alguna que otra pequeña travesura. Primeramente, piensa en regañarlos, pero se detiene y reflexiona sobre su compromiso con el buen trato con sus hijos. “Antes cuando les regañaba por algunas travesuras me preguntan siempre por qué lo hacía, porque ellos no lo hacen con mala intención. Luego platicamos con mi esposo y pensamos que como padres debemos comprender más a los niños. Lo primero es hablar con ellos, puedo decir que realmente los talleres me han ayudado” comenta.
Mariana se caracteriza por ser una mujer amante del servicio a su comunidad y no hay mejor manera de hacerlo que a través de un espacio donde puede aportar al buen trato de la niñez. Así lo comenta Beatriz Canto, coordinadora del proyecto: “Doña Mariana es una lideresa que ha empezado a ver la forma de beneficiar a las niñas y niños de la comunidad, lo cual es muy significativo, porque ve las necesidades desde la niñez y no únicamente desde el punto de vista de los adultos” indica.
Son muchos los logros que se pueden evidenciar en el trato cotidiano que Mariana brinda ahora a su familia. Además, nos asegura todo lo que aprende a través del proyecto lo habla con su marido y lo ponen en práctica. Se da cuenta de que ahora sus hijos siempre están felices y le demuestran afecto. Por ejemplo, Pablito, cada vez que llega su papá le dice “papa, te quiero decir algo al oído” su papá accede y obtiene dos besos en la mejilla para darle la bienvenida a casa al final de la jornada.
“Espero que estos talleres les sirvan a las demás familias, incluso a toda la comunidad porque en las familias se dan tantas cosas que los que más sufren son los niños. La falta de recursos económicos, las separaciones y otras situaciones complicadas afectan mucho a los más pequeños de la casa” agrega Mariana, recalcando que las muestras de cariño no deben faltar en el hogar porque es vital para el desarrollo de los niños: “Todo el afecto que hoy demostramos a nuestros hijos no lo van a olvidar cuando sean grandes”, recalca.
América
,
cuidados primera infancia
,
Guatemala
,
protección