Amelia es una niña de 12 años de Jinotega, en
Nicaragua, que no pierde la sonrisa. A pesar de las adversidades y de la pobreza en que vive,
se esfuerza día a día en estudiar y aprender. Gracias a su tesón, al aliento de su madre y al apoyo de
Educo, ha llegado a ser la primera de su clase y espera poder cumplir sus sueños y sus metas.
Las Cureñas es una comunidad rural del municipio de Jinotega, un lugar pobre donde la mayoría de los hombres son campesinos y algunas mujeres trabajan la cerámica negra. Aquí, en una casa muy sencilla levantada con adobe, maderas y cortinas, y que carece de agua potable, vive Amelia del Carmen Altamirano.
Forma parte de una familia de siete miembros: el padre, un agricultor que cultiva lechugas; la madre, una voluntaria de salud que a menudo tiene que trabajar fuera de casa para ganar algo de dinero; y cinco hermanos y hermanas (Amelia es la tercera). En un contexto de pobreza,
Amelia tiene que dedicar gran parte de su tiempo a ayudar a su familia a tirar adelante. Se levanta cuando aún no ha salido el sol para colaborar en las tareas domésticas. Lava la ropa de sus hermanas pequeñas y va a buscar agua al pozo para que se puedan bañar. Después va a la escuela, y cuando sale de clase vuelve a casa para cuidar de sus hermanas. Finalmente, dedica dos horas más al estudio mientras espera la llegada de su madre, quien le da el aliento que necesita para seguir adelante. Y lo hace.
A Amelia le gusta mucho estudiar y, puesto que apenas tiene horas para dedicarle a los libros, se esfuerza a diario para seguir el curso.
Su empeño la ha llevado a convertirse en la mejor de la clase.
Metas y sueños por cumplir
En su escuela, le han explicado cuáles son los derechos de la infancia, entre los que figura con letras mayúsculas el de la educación. Por su parte, nuestros educadores han visitado a sus padres para concienciarlos de la importancia de que los niños reciban una educación y para implicarlos en la enseñanza de Amelia. Todo ello ha contribuido a mejorar la comunicación dentro de la familia y a que Amelia mejore su rendimiento escolar.
Ella tiene ahora metas y sueños que espera conseguir tarde o temprano. De hecho, asegura que
“estudiando lo lograré”. Quiere estudiar informática y economía y llegar a ser una profesional para poder “ayudar a mi familia a que viva mejor”, aunque
uno de sus grandes sueños es poder trabajar en Educo. “Quiero llegar a ser como ustedes porque me gusta lo que hacen; llegan a las comunidades, trabajan con los niños, se preocupan por nuestra educación y también para que nuestros derechos se cumplan.
Eso me alegra y me motiva a seguir adelante”, afirma.
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