¿Sabías que según
datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de España la edad media de inicio en el consumo de tabaco se sitúa en nuestro país en los 13,9 años en el periodo 2009-2016? Del total de los adolescentes de entre 14 y 18 años entrevistados, se desprende que 3 de cada 10 han fumado tabaco durante el último año, siendo mayor la cantidad de chicas que fuman en esta franja de edad (33,2% frente a 29,6% de chicos).
Como padres, intentamos guiar a nuestros hijos por el camino que consideramos mejor o más adecuado: les enseñamos a
comer de manera equilibrada, a respetar a otras personas... Ahora bien, ¿qué pasa cuando los niños no siguen nuestras indicaciones?
¿Qué podemos hacer cuando nos enteramos de que nuestro hijo fuma?
Hoy en
Educo hablamos de
los niños y el tabaco, las posibles consecuencias de esta adicción y específicamente, de los niños fumadores. ¿Nos adentramos en esta temática que tanto nos preocupa?
Posibles consecuencias de la adicción al tabaco
Todos hemos oído hablar de los riesgos del tabaco, sin embargo mucha gente aún continúa fumando y cada año, se suman a la población fumadora cientos, miles de jóvenes. De hecho, muchos de los adultos fumadores han comenzado con su adicción durante la pubertad o adolescencia. Por este motivo, resulta fundamental que como padres hablemos con los niños sobre las posibles consecuencias del tabaco en la salud, además claro de dar el ejemplo. Recuerda que cuando hablamos de fumadores, podemos distinguir entre el fumador pasivo (niños que aspiran el humo del cigarillo de manera habitual por vivir en hogares fumadores) y fumador activo (aquel niño que fuma de manera regular por sus propios medios).
La probabilidad de que un niño con padres fumadores pruebe el cigarrillo es mayor que la de aquel sin lazos directos con el tabaco. Más allá de esta situación, los fumadores pasivos también pueden experimentar consecuencias en su salud. Veamos ambos casos.
Consecuencias en la salud del fumador pasivo
Hay diferentes estudios que sostienen que un bebé o niño expuesto al humo del cigarrillo puede padecer:
- Muerte súbita del lactante
- Infecciones respiratorias como la neumonía y la bronquitis, el asma o la otitis.
- Mayor riesgo de alergias alimentarias
- Mayor probabilidad de problemas de piel
- Alta exposición a agentes cancerígenos
- Predisposición a consumir tabaco y desarrollar la adicción
Consecuencias en la salud del fumador
Si el niño fuma, las posibles consecuencias en su salud se multiplican. A las ya mencionadas se suman:
- Adicción a la nicotina, con posibilidad de volverse más receptivo a otras adicciones (como por ejemplo el alcohol)
- Tos e irritación en la garganta
- Aumento de la frecuencia cardíaca y la tensión
- Enfisema pulmonar
- Mayor probabilidad de experimentar con drogas varias
- Mayor riesgo de sufrir diabetes y/o obesidad
- Posible retraso en el crecimiento y en el desarrollo (más notable cuando antes sea el inicio con el tabaco)
- Predisposición a alteraciones como la hiperactividad y el déficit de atención
Niños fumadores: ¿por qué fuman?
Es imposible dar una respuesta concreta y absoluta a esta pregunta, sin embargo sí es posible enumerar una serie de
factores que suelen desempeñar un rol de importancia en el inicio de la adicción. En primer lugar,
fumar es aún hoy en día considerado un rasgo de adultez: son los adultos quienes tienen la posibilidad de elegir fumar o no hacerlo. Por este motivo, muchos niños y jóvenes prueban el cigarrillo en un intento por parecer mayores y "pertenecer" al mundo adulto.
Además, en la adolescencia,
los peligros mencionados anteriormente (enfermedades que afectan la salud) suelen percibirse como lejanos. El clásico pensamiento de los jóvenes es "eso no me va a pasar a mí por fumar un par de cigarrillos". Y ahí justamente radica el peligro: al considerar que la adicción no les sucederá, pueden convertirse en adictos simplemente por "jugar a ser grandes", sin casi darse cuenta.
A estos dos principales factores, debemos sumar
la publicidad (no hay que minimizar su importancia ya que suelen mostrar el fumar como una situación glamurosa o chic)
y la presión de los compañeros. Este último punto merece una mención especial ya que todos sabemos, por nuestras propias experiencias, la imperiosa necesidad de aceptación en un grupo que tienen los adolescentes.
Prevención de la adicción al tabaco
Prevenir la adicción al tabaco no es tarea sencilla, de hecho lograr que un niño no se interese por fumar ni pruebe el cigarrillo es casi una misión imposible. Sin embargo, como siempre decimos, mejor prevenir que curar. Para ello:
- Recuerda que tú eres el modelo a seguir: si tú fumas, tu hijo seguramente tenga mayor interés en el cigarrillo. Así que ¡deja de fumar! Y explícale a tu hijo que lamentas haber empezado alguna vez.
- Pon reglas claras: por ejemplo, nadie tiene permitido fumar en casa. Y cuando decimos nadie, lo decimos en serio.
- Habla con tus hijos sobre el tabaco y sus consecuencias: dales acceso a información real y verífica sobre las posibles consecuencias sobre la salud.
- Evita que tu hijo juegue con cigarros, aún con aquellos comestibles: jugar a fumar es el primer paso para hacerlo en la vida real.
- Escucha a tu hijo: a veces merece la pena callar y escuchar. Presta atención sobre si sus hijos fuman o si tienen amigos que fuman. El conocimiento es esencial para determinar los pasos a seguir como padres.
- Practica con tus hijos el poder del "no": haz juegos con ellos donde puedan practicar decir no en diferentes situaciones. Puede parecer tonto, pero negarse a hacer algo ¡es difícil en algunas situaciones!
¿Cómo actuar como padres frente a niños que fuman?
El primer paso es ¡mantener la calma! No explotes, no le grites y sobre todo, no le prohíbas fumar. Las prohibiciones no funcionan con los púberes y adolescentes, puedes conseguir el efecto contrario al deseado. Respira profundo antes de hablar con tu hijo y luego, ponte en su lugar.
No hables con él desde un punto de vista adulto, pues no entenderá razones. Háblale del gasto económico, el mal olor que se impregna en la ropa y la piel, los dientes que se amarillean y consecuencias a corto plazo como la grasa en el cabello, los ataques de acné o una baja en el rendimiento pulmonar que puede afectar su actividad deportiva.
Habla también sobre la presión del grupo: es importante que sepas por qué fuma tu hijo. ¿Le gusta realmente o lo hace para pertenecer a un grupo? Si la segunda opción es su respuesta, pues entonces hay que ver de qué manera reafirmar su personalidad y autoestima sin necesidad de recurrir a un elemento nocivo como el tabaco.
Si tú fumas, haz un trato con tu hijo: ponéos de acuerdo para dejar de fumar en la misma fecha y para ayudaros a no recaer.
Y por supuesto, ante cualquier duda, no dudes en consultar con el médico de tu hijo.
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