Ninguna otra entidad deportiva de élite en España se había comprometido en un plan para proteger a los niños y niñas de su club hasta 2019, cuando el Athletic de Bilbao lanzó su programa de buen trato y protección a la infancia. ¿Qué llevó al club a tomar esa decisión?
En el mundo del deporte el trabajo en compliance deportivo –el cumplimiento de las normas– está cada vez más extendido. De alguna manera la prevención de riesgos inherentes al deporte de élite: dopaje, apuestas deportivas, fraudes. Pero en algún punto de este trabajo se dieron cuenta de que en las categorías inferiores trabajaban con niños y niñas y eso suponía, no solamente un riesgo, sino una responsabilidad de atención. El Athletic Club hace más de tres años y medio se da cuenta de esta realidad y me propone alguna manera de trabajar de manera integral la prevención de riesgos que pudieran afectar a la infancia.
¿Qué cambios supone la adopción de esta manera de trabajar?
Supone que todos los niños y las niñas de nuestras categorías inferiores y aquellos que participen en cualquier actividad organizada por nuestra institución, deben de disponer de un espacio de desarrollo de la práctica deportiva seguro y protector, incluidos adultos sensibilizados, formados y responsabilizados con el bienestar del deportista. Trata de ser un programa integral y no solamente medidas de reacción ante situaciones que pudieran darse. Reaccionar es importante, pero más importante es prevenir, formar y ser conscientes.
¿Cómo percibes que ha cambiado el compromiso de los clubs y otras entidades que trabajan con niños y niñas desde entonces?
Creo que nos sigue faltando un poquito de consciencia en el deporte como profesionales e instituciones que rodeamos la práctica deportiva. Comprendemos perfectamente que tenemos que mejorar las habilidades deportivas de nuestros chicos y chicas, pero a veces no comprendemos que tenemos también otra responsabilidad con ellos y con ellas. Y esto no hay que confundirlo con la competitividad o las decisiones deportivas que pueden gustar más o menos a niñas, niños y sus familias.
De un tiempo a esta parte ha cambiado por dos motivos la situación referida a los derechos de infancia en el deporte: han aparecido denuncias y situaciones públicas de denuncia. Por otro lado, se ha promulgado y entrado en vigor la Ley Orgánica de Protección a la Infancia y Adolescencia, que obliga a las entidades deportivas a trabajar en esta materia. Todavía queda mucho por avanzar, pero debemos ser conscientes de que se han dado pasos que hace poco tiempo eran prácticamente impensables.
"Reaccionar es importante, pero más importante es prevenir, formar y ser conscientes"
Una de las premisas en las que pones más énfasis es que debemos ampliar la mirada sobre lo que es la violencia. ¿Qué es, cómo la defines?
Vivimos en una sociedad en la que existen diferentes formas de violencia contra la infancia, algunas de las cuales están plenamente normalizadas, pero causan un impacto en quienes las sufren. El mundo del deporte es uno de los espacios donde la infancia socializa y, por lo tanto, es un espacio en el que la violencia o las conductas violentas no son ajenas. Existe, pero en muchas ocasiones no se concibe como violencia porque quien debe detectarla, al tener normalizadas esas conductas, no las contempla como violencia. Este es el reto. La violencia es cualquier conducta –o inacción también– que provoca un impacto en el desarrollo integral del niño o la niña que practica deporte.
¿Cuál es la violencia más común contra niños y niñas?
Los datos de violencia contra la infancia desgraciadamente son muy escasos. Y en el deporte, mucho más. No hay informes. Hace muy poco tiempo se publicó el único informe que desgrana algunas situaciones de violencia contra la infancia en el deporte. Elaborado por la Universidad de Vic en un consorcio europeo, el informe CASES (Child Abuse in Sport-European Statistics) recoge que en España la experiencia más común de violencia interpersonal en el deporte fue la violencia psicológica (70%), seguida por la violencia física (43%), la violencia sexual sin contacto (36%), la negligencia (34%) y la violencia sexual con contacto (20%).
Y lo que es muy relevante en el mundo del deporte es lo siguiente: el 81% de los hombres de la muestra respondió haber sufrido al menos una vez alguna experiencia de violencia interpersonal en el deporte frente al 75% de las mujeres. Lo más importante desde mi punto de vista en este momento es que comprendamos que existe violencia contra la infancia en el deporte y que la obligación de todas las personas y entidades que rodean la práctica deportiva es luchar contra ella.
¿Por qué una entidad que trabaja con la infancia debería tener su propia política de protección para los niños y las niñas?
Por dos motivos fundamentales: primero, porque es su obligación ética. Porque trabajamos con niños y niñas y tenemos un especial deber de cuidado y de protección. Segundo, por una obligación legal y, ahora con la nueva Ley, mucho más.
"El 81% de los hombres de la muestra respondió haber sufrido al menos una vez alguna experiencia de violencia interpersonal en el deporte frente al 75% de las mujeres"
¿Por qué es tan difícil denunciar el maltrato?
Por muchos motivos y, en relación con la violencia contra la infancia, con algunas características concretas. Cuando un niño o una niña sufre violencia debemos atender a su edad. La edad marca mucho tanto para ser consciente de que estás sufriendo violencia como para poder comunicárselo a alguien. Muchas niñas y niños no son conscientes de que están sufriendo violencia. Además, la violencia suele ser cometida por personas de ámbito muy cercano, familiares o personas con responsabilidad sobre ese niño o niña.
En el hipotético caso de darse cuenta de estar sufriendo violencia, un niño o una niña no encuentra muchas veces a la persona de confianza para poder comunicarlo. Además, tiene miedo, sufre chantaje o vergüenza. Si se denuncia, lo único que sirve en la práctica es su declaración. Si debe declarar más de cinco veces de media, comete contradicciones y el proceso dura años, probablemente se termine desestimando en la fase de instrucción o, finalmente, sobreseyéndose en el juicio por falta de pruebas. Es un mecanismo perverso que limita la reparación y facilita la impunidad.
¿Cómo les explicas a los niños y a las niñas qué es una política de protección?
Los sentimientos son difíciles de explicar. Pero los niños y las niñas deben sentirse seguros en su actividad. También en la actividad deportiva. No solamente es su derecho sino que deben sentir que disponen de alguna persona de confianza con la que contar.
"Un proyecto como PROTEGEmos sirve para que las entidades sociales tomen consciencia de una manera integral de todas las obligaciones y necesidades de cuidado de la infancia con la que trabaja"
¿Los niños y las niñas son conscientes del peligro al que están expuestos?
A veces de lo que no son conscientes es de que hay acciones o situaciones que no deben permitir, pero que admiten como normales. Evidentemente son conscientes de que hay riesgos, pero ellos y ellas no ven los riesgos como los vemos nosotros. Los acercamientos son diferentes y por lo tanto en el análisis de los riesgos debemos comprender qué es lo que les preocupa fundamentalmente y qué es lo que nos preocupa fundamentalmente a nosotros. Debemos balancear ambos acercamientos.
¿Cuál es su papel en su propia autoprotección?
Sobreproteger a la infancia es desprotegerla. Creo que especialmente el deporte puede ser un ámbito que ayude precisamente a que la infancia enfrente situaciones de frustración, de incertidumbre, de presión, elementos que en algún momento del desarrollo humano van a aparecer. Y esto no es para nada incompatible con el buen trato. En ese proceso de cuidado el conocimiento personal de las emociones te da la posibilidad de identificarlas y trasmitirlas, y esto es muy importante. No solamente en el deporte, sino en todos los ámbitos, es muy importante que la infancia pueda hacer esto.
Cómo experto en protección de la infancia, ¿cuál es tu valoración del proyecto PROTEGEmos que llevamos a cabo Educo y La Caixa?
Un proyecto como este puede servir para que tomen consciencia de una manera integral de todas las obligaciones y necesidades de cuidado de la infancia con la que trabajan. Además, la obligación de hacerlo es ética y legal como he comentado anteriormente, pero entidades que trabajan desde el sector privado como financiadoras de proyectos sociales deben preocuparse de extender la necesidad de trabajar desde esta perspectiva. El proyecto PROTEGEmos no solamente cumple con esta premisa, sino que además va más allá. Está exigiendo esta preparación en materia de protección de la infancia, pero además está facilitando formaciones y procesos integrales de formación. El impacto además puede ser muy grande, y es de lo que se trata: que cada vez más niños y niñas estén practicando actividades en espacios seguros y protectores.
abuso , Deporte , educación , entornos protectores , protección , protección a la infancia , PROTEGEmos , Violencia , violencia contra la infancia
Conoce quiénes somos, qué hacemos y por qué lo hacemos.
Recibe nuestra newsletter con todas las novedades.
En momentos trágicos como éste, los niños y niñas son los más vulnerables. Dona ahora ¡Necesitan nuestro apoyo!