Fadilla tuvo que abandonar la escuela y ponerse a trabajar con su madre limpiando casas y haciendo labores de jardinería. No es que no le gustara la escuela, su rendimiento no era bueno por el cansancio que acumulaba, ya que tenía que compaginar estudios y trabajo. Cuando dejó el cole sintió un poco de alivio, pero esa sensación rápidamente se transformó en arrepentimiento...
Pasaron cuatro años y Fadila seguía añorando la escuela, pero ahora pensaba que era demasiado mayor para volver. Hasta que se enteró de los cursos de nuestra ONG. Gracias a ellos, proporcionamos educación de calidad a niños y niñas que por motivos ajenos a su voluntad han tenido que huir con sus familias de la violencia de los grupos armados en Níger y buscar un lugar seguro donde vivir, concretamente en la región de Tillabéri. Allí, ofrecemos educación de calidad en espacios seguros y protectores para más de 7.300 niños y niñas de entre 4 y 17 años. Así, pueden seguir con su educación y tener más opciones de futuro.
Fadila hace nueves meses que es alumna de la escuela primaria de Sargane y no una alumna cualquiera, una alumna ejemplar según sus profesores y compañeros con unas muy buenas calificaciones. Ya sabe leer y escribir correctamente y le encanta enseñar a otros compañeros. Hoy, Fadila está más motivada que nunca:
"Tuve que quedarme en casa cuatro años para valorar la escuela. Por eso no puedo permitir que vuelva a ocurrir. Hoy me he dado cuenta de que mi lugar no está en los jardines, sino en la escuela", insiste.
Gracias a su duro trabajo y a sus prometedores resultados, Fadila es reconocida por todos en la escuela donde ha hecho muchos amigos, y también en el barrio. Con el coraje y la determinación que la impulsan, Fadila quiere ser médico porque piensa que es la profesión más importante de todas ya que salva vidas: "Sé que puedo hacerlo y tengo confianza en mí misma", dice.
Esta joven se ha convertido en un ejemplo a seguir para todos los niños y niñas: “Aconsejo a mis compañeros que trabajen duro para triunfar en la vida. Sin educación no llegaremos a ninguna parte. Créanme, yo he pasado por eso y no es una época feliz", sentencia. La escuela le ha permitido encontrarse a sí misma y ha dado sentido a su vida. Gracias a su esfuerzo, otros niños y padres ya no ven este tipo de educación como "la escuela de los fracasados", sino como una alternativa de aprendizaje en la que ahora hay que tener fe.
"Al principio no creíamos que fuera posible escolarizar rápidamente a niños de cierta edad", nos contaba un padre de familia, “pero a la vista de los resultados de Fadila creemos firmemente en esta alternativa de aprendizaje".
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