Como os contamos en nuestro artículo “Mi hijo pega a los demás”, en la mayoría de los casos esto forma parte de su desarrollo normal. Pero hablábamos de niños pequeños, los que tienen 2, 3 y 4 años. Hoy, en Cuaderno de Valores, nos centramos en los niños más grandes para ayudarte a evitar que se conviertan en abusones.
Si en casa no actuamos con agresividad (física y verbal), nos resulta extraño observar un comportamiento así por parte de nuestros hijos. Cuando ocurre nos quedamos paralizados o intentamos solucionarlo comportándonos de la misma manera. Por eso es fundamental recordar a nuestros hijos, a través del ejemplo, que la agresión es totalmente innecesaria e injustificada.
Además debemos ofrecerles formas alternativas de expresarse cuando se sienten así. Somos el espejo en el que se miran nuestros hijos, y por eso hay que predicar con el ejemplo pero existen otras cosas que puedes hacer cada vez que tu hijo se muestra agresivo. Sigue leyendo para descubrir las técnicas que se deben enseñar al niño para manejar mejor sus emociones durante determinadas situaciones. No esperes. Nada más observar su agresividad (puede ser física o verbal), habría que apartarlo y o bien alejarle para que esté a solas y en silencio durante un rato.
Otra opción es hablar inmediatamente sobre lo que está sucediendo. Recuerda, dale el tiempo que necesita para hablar y escucha bien. Se trata de que vaya asociando un mal comportamiento con una consecuencia inmediata. Si esto ocurre fuera de casa, en el parque por ejemplo, no le grites ni le castigues delante de los demás. Es mejor apartarlo del grupo y sentarse juntos para tratar el tema en cuestión.
Reaccionar con calma. Lo único que conseguimos si reaccionamos con agresividad o enfado es echarle más leña al fuego. Lo mejor, aunque te cueste, es mantener la calma, procurar hablar despacio y con seriedad. Aunque no lo creas, le estarás enseñando otra manera de enfrentarse a una situación tensa y a controlar sus emociones.
Hablando. Siempre con un tono calmado pero serio, empieza por preguntarle qué ha ocurrido y por qué cree que ha actuado de esa manera. Enséñale a detectar cuando se enfada y las alternativas que hay a la hora de responder. Una puede ser diciéndole a los demás que no está de acuerdo o que eso le hace enfadarse. Otra alternativa puede ser simplemente alejándose de la situación o pidiendo la ayuda de un adulto. Pero antes o después, tendrá que razonar, hablar de ello y pedir disculpas.
Pedir disculpas. Una lección muy importante que tiene que aprender todo niño, sea agresivo o no, es a pedir disculpas. Aun cuando no creen que las deben. Si ha pegado a otro niño o ha insultado a su compañera de clase, sea cual sea el motivo, está mal y tiene que pedir disculpas. Si cree que la víctima es él, enséñale a incorporarlo en su disculpa. Por ejemplo, si mordió a la niña en clase porque ella no paraba de agredirle delante de los demás puede decir: “no me gusta como me has tratado y por eso te he mordido. Pero se que está mal y te pido perdón.” Recuerda, estamos hablando de niños más mayores, aquellos que ya razonan y pueden argumentar.
Hacer deporte reduce considerablemente la tensión y nos ayuda a airear nuestras mentes y pensar en positivo. También ayuda mucho realizar actividades que nos gustan y aquellas que nos hacen sentirnos mejor.
Pedir ayuda. Si hemos hecho todo lo anterior y sigue siendo agresivo, no dudes en recurrir a un especialista y pedir ayuda para poder solucionarlo. Recuerda que tu hijo sigue siendo mas pequeño que tú y hay que tratarle y hablarle de acuerdo a su edad y su nivel de madurez. Si lo haces con cariño y paciencia, el impacto será mayor.
Derechos de Imágenes: Woodleywonderworks, Canuckmom2013
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