Algunos niños y niñas comen muy bien en el cole y en casa peor o viceversa, no hay reglas nunca, pero si tu hijo o hija no come nada en el cole tendrás que armarte de paciencia y tomar algunas medidas para ayudarle. ¡Te las contamos!
Los padres y madres nos solemos preocupar cuando nuestro hijo o hija no come bien en el colegio o en casa y, en muchas ocasiones, no sabemos cómo actuar. Para ayudar al niño o niña no solo es importante la implicación de los padres, también del centro escolar y de los profesores que asisten a los niños y niñas en el comedor.
Los padres y madres, con nuestra forma de actuar, en lugar de ayudar al niño podemos lograr que acabe teniendo una mala relación con la comida y el acto de comer. No hay que olvidar que comer es un instinto primario por lo que ningún niño o niña pasará hambre cuando haya comida, salvo que tenga alguna enfermedad. Por lo general, el problema con la comida y los niños y niñas se genera cuando el niño o niña no come la cantidad que los padres y madres esperan o cuando el niño o niña no come cómo los padres desean.
En la forma de comer de los niños y niñas pueden influir muchos factores. Por ejemplo, los niños y niñas suelen enfermar con frecuencia cuando acuden a la guardería. Generalmente, se acatarran o cogen algún virus gastrointestinal. Cuando se ponen enfermos suelen perder en parte su apetito o seleccionar más lo que comen o lo que les apetece. En esos momentos muchos padres y madres pueden llegar a tener la percepción de que su hijo o hija no come bien.
Cada niño o niña es un mundo por lo que dar pautas que funcionen para todos es imposible, pero sí se pueden aplicar algunos consejos para ayudar, poco a poco a que coma mejor en el cole.
Lo primero que deben saber los padres y madres respecto a la comida es que la cantidad que comen los niños y niñas suele ser, generalmente, menor de lo que la mayoría de los padres y madres creen que debe comer. Además, no podemos olvidar que cada niño y niña tiene un metabolismo y una forma de crecer diferentes, por lo que las necesidades de alimentación de un niño a otro pueden variar mucho.
Como padre o madre debes controlar tus emociones delante de tu hijo o hija, de forma que no te vea enfadado o estresado si no come, porque, de lo contrario, asociará la comida con algo malo. Lo más recomendable es actuar de forma natural y no dar mucha importancia a la situación.
Para que tu hijo e hija se acostumbre mejor a comer en el comedor escolar puedes establecer un ritual para comer de manera que todos los días coma a la misma hora y avisarle unos minutos antes de que va a comer. De esta forma en el colegio seguirá con la misma rutina y se adaptará con mayor facilidad.
Tanto los padres y madres como los cuidadores deberán armarse de paciencia y no presionar al niño o niña para que termine todo lo que tiene en el plato. Las amenazas o la presión pueden agravar la situación y que el niño o niña se oponga aún más a comer. Una amenaza puede funcionar un día, pero es fundamental recordar que es necesario encontrar una solución a largo plazo que funcione para que el niño o niña disfrute comiendo y no asocie el momento de la comida a algo desagradable.
Cuando el niño o niña coma bien muéstrale tu alegría y motívale con cariño. En casa puedes introducir nuevos alimentos de manera que el niño o niña empiece a probar cosas nuevas y descubra sabores. De esa forma en el colegio estará más predispuesto a probar y a experimentar. Cada vez que coma algo nuevo, muéstrale que estás contento. Se sentirá satisfecho y asociará los nuevos sabores con algo positivo.
Una labor importante que tenemos los padres y madres es ayudar a nuestros hijos e hijas a tener una alimentación sana y variada. Si les enseñamos en casa a comer de todo y a tener una dieta saludable, en el colegio, seguramente, comerán mejor y se adaptarán más rápido. Ya hemos hablado antes sobre la importancia de introducir nuevos alimentos en su dieta, de manera que se acostumbren a otras texturas y sabores.
En definitiva, el hecho de que tu hijo o hija no coma en el colegio puede deberse a una simple adaptación a nuevos sabores, horarios y forma de comer. Es fundamental la paciencia, el cariño y el cuidado para que cambien poco a poco y la relación con la comida en el cole sea buena y no suponga ningún efecto negativo.
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