El Artículo 7 de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño dice que “el niño será inscrito inmediatamente después de su nacimiento y tendrá derecho desde que nace a un nombre, a adquirir una nacionalidad y, en la medida de lo posible, a conocer a sus padres y a ser cuidado por ellos”. No obstante,
cada día nacen en el mundo cientos de miles de niños que quedan sin registrar y, por lo tanto, fuera del amparo del derecho fundamental a tener una identidad oficial, a un nombre reconocido y a una nacionalidad.
El registro de nacimiento es el documento con el que un Gobierno reconoce legalmente la existencia de una persona como miembro de la sociedad. El simple hecho de no disponer de este certificado, que acredita su identidad y su edad,
hace que se aleje de otros derechos fundamentales como el derecho a recibir asistencia sanitaria, una educación y a que el Estado lo proteja frente a los abusos. Así, un niño o una niña no registrado en el momento de su nacimiento queda expuesto con más facilidad a la explotación laboral, el matrimonio infantil, el reclutamiento para las fuerzas armadas, o la detención y el procesamiento antes de la edad reglamentaria.
Pero la importancia del certificado de nacimiento no termina al acabar la infancia. Más adelante,
en su vida adulta, este niño o esta niña puede tener dificultades o verse en la imposibilidad de obtener el pasaporte, el carné de identidad o el de conducir; optar a un empleo gubernamental; obtener una herencia, o cobrar subsidios estatales y dinero de seguros, créditos y pensiones. Incluso abrir una cuenta corriente en un banco, conseguir la documentación necesaria para casarse, presentarse como candidato a unas elecciones o votar pueden convertirse en tareas imposibles de realizar sin una documentación que acredite su identidad.
Uno de cada cuatro no está inscrito
A pesar de que el número de niños y niñas cuyos nacimientos se inscriben oficialmente en el registro civil ha aumentado un 20 por ciento en los últimos diez años en todo el mundo, todavía
166 millones de niños y niñas menores de cinco años, es decir, uno de cada cuatro, sigue sin estar inscrito.
El certificado de nacimiento no garantiza que un niño asista a la escuela, ya que hay muchos otros elementos que influyen en esta circunstancia, pero
puede llegar a ser un factor muy importante de cara a recibir una educación. En muchos países del mundo, los niños no pueden asistir a la escuela si no tienen un certificado de nacimiento y lo presentan en el momento de la inscripción. Del mismo modo, en algunos lugares es necesario el certificado para conseguir el diploma de la escuela primaria, pasar a los estudios secundarios, recibir becas y poder presentarse a los exámenes oficiales.
Otro de los derechos fundamentales que se les puede negar a los niños no registrados es la atención médica. En numerosas ocasiones,
los servicios públicos de salud y bienestar social no están al alcance de muchos niños y niñas, y seguirán siendo inaccesibles más tarde cuando ya sean adultos.
Ante la imposibilidad de demostrar su identidad, edad y nacionalidad, muchos menores son el
blanco perfecto para todo tipo de traficantes y explotadores sexuales y laborales ya que, en muchos casos, no hay ninguna prueba de que existan. Asimismo, es más fácil que los que infieren malos tratos a niños que no están registrados queden impunes. También pueden ser objeto de matrimonios infantiles, reclutamiento militar y participación en conflictos armados.
Para desarrollar su plan de Gobierno, todos
los países necesitan contar con un registro de la población que les proporcione datos demográficos, económicos, sanitarios, educativos, geográficos, etcétera, para planificar sus acciones, así como garantizar la participación democrática y la verificación de los resultados electorales. Además, el registro civil es imprescindible en la comunidad internacional y, concretamente para las ONG se trata de un elemento fundamental para planificar, elaborar y llevar a cabo sus proyectos de desarrollo.
En todos los países del mundo hay niños que quedan sin registrar cuando nacen. No obstante, el número de menores no registrados es mayor en los países donde no existe la costumbre de hacerlo porque
no se da el suficiente valor al certificado de nacimiento, no existen campañas de concienciación de la población por parte de la Administración, la red de lugares donde realizar el registro es insuficiente o inadecuada, o la mayoría de la población no puede pagar el precio que se le exige para formalizar la inscripción.
Generalmente, hay más niños no registrados en las zonas rurales que en las urbanas y los hijos de padres analfabetos tienen menos posibilidades de ser inscritos que los hijos de padres alfabetizados. Asimismo, con frecuencia,
los niños no registrados son miembros de grupos indígenas o minorías étnicas, incluso en los países con unas altas tasas de registro de nacimientos.
El derecho a existir en Benín
La falta de información de las comunidades, las barreras logísticas para las familias, las barreras culturales y religiosas, las barreras educativas y las trabas institucionales son los principales obstáculos para el registro y la obtención de un certificado de nacimiento en Benín. A pesar de que la tasa de inscripción de nacimientos ha aumentado durante los últimos años, los niños y las niñas de los grupos más vulnerables y aislados siguen sin tener su partida de nacimiento y
solo el 69% están inscritos en el registro civil.
Ante esta situación, llevamos a cabo un proyecto en los departamentos de Borgou y Alibori que llega a
1.224 recién nacidos y 15.480 niñas y niños de las comunas de Karimama, Malanville, Ségbana, Sinendé, Bembèrèkè y N’Dali sin certificado de nacimiento, así como a sus familias, funcionarios del registro civil, líderes comunitarios y religiosos y medios de comunicación.
Con la ayuda de las ONG locales ACDD-NGO y FEED-NGO y el apoyo de la Unión Europea, trabajamos para que los niños y las niñas, especialmente los más vulnerables, disfruten del derecho a tener una identidad reconocida. Para conseguirlo, llevamos a cabo
acciones de sensibilización de las comunidades sobre la importancia de los certificados de nacimiento a través de la distribución de información en las distintas lenguas locales, reuniones con líderes comunitarios y difusión de mensajes clave a través de la radio.
Asimismo, trabajamos con el
personal del registro civil para mejorar sus capacidades y dotar a las oficinas municipales de material didáctico e informático que permita simplificar y agilizar las gestiones y el archivo de las partidas de nacimiento. En muchas ocasiones las familias notifican el nacimiento, pero después no acuden a recoger el certificado, así que, tras elaborar el censo de los niños y las niñas sin certificado de nacimiento, organizamos
campañas de distribución masiva de los documentos no recogidos en el caso de niños y familias vulnerables o alejados de los centros de registro civil.
Sinadode, 12 años
“Estaba matriculada en la escuela, pero mis padres no habían entregado el certificado de nacimiento a la Dirección a pesar de que el profesor me lo pidió varias veces. Gracias al proyecto por fin mi padre fue a buscar mi partida de nacimiento y
mi madre habla todo el tiempo en casa y con las otras mujeres del pueblo de la importancia de este documento. Yo también les digo a mis amigos que el certificado de nacimiento es muy importante y que hablen con sus padres para que vayan a declarar los nacimientos y obtengan los certificados. Queridos padres, no nos dejéis sin identidad.”
Kodo, 52 años
“Antes ignorábamos la importancia de las partidas de nacimiento, así que los padres no nos molestamos en ir a declarar el nacimiento de nuestros hijos al ayuntamiento.
Ni siquiera sabíamos cómo hacerlo y los pocos que lo conseguían no volvían nunca a recogerlos. Ahora nos dieron a conocer el proceso, las personas involucradas y la importancia de este documento, que nos permite tener una identidad, y las familias comprendemos cada vez más la necesidad de ir inscribir a nuestros hijos cuando nacen y recoger los certificados de nacimiento tan pronto como estén disponibles.”
Safia, 35 años
“En nuestro barrio de Pédarou, en Bembèrèkè, las familias no sabíamos mucho sobre las partidas de nacimiento. Algunos de nuestros hijos crecieron sin ella y tuvieron enormes dificultades para obtener un documento de identidad o un pasaporte.
Yo pensaba que solo los hombres tenían derecho a declarar un nacimiento, pero ahora, gracias a las formaciones, he abierto los ojos y ha cambiado mi percepción del papel que puedo desempeñar. Hoy ya no espero a que mi marido vaya a recoger los certificados de nacimiento de mis hijos. De hecho, los he gestionado todos yo sola. Solo me faltan los papeles del bebé, que todavía se están procesando. Estoy tan contenta que incluso acompaño a las demás mujeres a hacer la gestión y les pido a todos que no se tomen a la ligera la inscripción del nacimiento de sus hijos e hijas.”
Benín
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