Cada año, según indican las estadísticas oficiales de Camboya, cientos de niños y niñas son deportados a Vietnam, engañados o vendidos para trabajar en la mendicidad como vendedores, trabajadores domésticos, sexuales o agrícolas. Aprovechando que hoy es el
Día Mundial contra la Trata, y el mundo pone el foco en este problema, nuestro delegado en Camboya,
Jojo Pastores, nos cuenta más sobre este grave problema de
maltrato infantil que sufre la infancia camboyana.
Jojo Pastores, delegado de Educo en Camboya
¿Qué es y cómo se articula la trata de niños y niñas en Camboya?
Los jóvenes, sobre todo los que abandonan la escuela, son los más vulnerables a ser víctimas de la trata o comercio de niños. Camboya vende a hombres, mujeres y niños —ya sea para el trabajo doméstico, explotación laboral o sexual— a países como Tailandia, Malasia, China y Corea. Dentro de nuestro país, mujeres menores de edad vienen a Phnom Penh en busca de trabajo y se ven obligadas a trabajar en burdeles, bares de karaoke o en los
Biergärten (Jardines de cerveza). Allí, están expuestas a todo tipo de abusos porque los clientes piensan que pueden comportarse de cualquier manera con ellas. Cuando se dan cuenta del engaño, no ven otra solución que seguir trabajando, ya que contar que han sido violadas o abusadas sería una vergüenza para sus familias.
¿Hay casos en que sean los propios niños y niñas son los que deciden irse voluntariamente?
Sí, muchos de ellos vienen de forma voluntaria. A menudo las niñas camboyanas falsifican sus certificados de nacimiento para indicar que son mayores de 18 años y así poder acceder a puestos de trabajo en el extranjero, especialmente como empleadas domésticas en Malasia; sin embargo, se convierten en casos de trata cuando las condiciones del empleo no son las mismas que les prometieron. Las agencias de reclutamiento o sus empleadores guardan sus pasaportes para evitar que se marchen. Ha habido casos reportados de abuso físico e incluso de muerte.
¿Y qué les pasa a los niños?
Algunos van a Tailandia voluntariamente en busca de oportunidades para poder ayudar económicamente a sus familias. Los reclutadores no les explican concretamente las implicaciones y condiciones de su empleo y, una vez están en el país de destino, son vendidos para trabajar en granjas o en buques pesqueros, en condiciones inhumanas: sin comida, sin atención sanitaria y sin descanso alguno durante toda su jornada laboral. Si se niegan a trabajar son asesinados o amenazados con castigos corporales.
¿Es verdad que hay veces que son los propios padres quienes venden a sus hijos?
Sí, en algunos casos, los padres venden a sus propios hijos, especialmente a niñas vírgenes. Existe el “comercio de la virginidad” en Camboya: un cliente, hombre camboyano en la mayoría de los casos pero también de otros países asiáticos, compra a una niña virgen por un precio de entre dos y cinco mil dólares. La creencia subyacente es que esto le traerá suerte y prosperidad en los negocios y lo hará joven y viril para siempre.
¿Cuál es el perfil de niños y niñas victimas de trata?
La edad varía: desde muy pequeños, incluso bebés, hasta adolescentes. Los bebés se utilizan para la mendicidad y a veces los drogan para hacerles dormir o ser inactivos todo el tiempo. La mayoría de niños viven en comunidades rurales o urbanas y provienen de familias muy pobres que están intentando buscar una manera de salir de la pobreza. Otros viven abusos en su propia familia y muchos de ellos tienen muy poca educación, no saben ni leer ni escribir.
Además de la Declaración de los Derechos Humanos, ¿en Camboya existe alguna legislación específica que regule este problema?
El gobierno camboyano ha prohibido el envío de trabajadores domésticos a Malasia, pero no hay una ley de trata de humanos promulgada por el gobierno. Existe un comité nacional para combatir la trata, pero el problema real es el alto porcentaje de corrupción existente en el país.
¿Qué impacto tiene a corto y a largo plazo esta violencia contra los niños y niñas?
A corto plazo, estos niños no pueden desarrollarse plenamente: tienen dificultades para aprender, relacionarse entre ellos, su autoestima se ve mermada y siempre se muestran en actitud defensiva por miedo a ser engañados de nuevo. A largo plazo, se vuelven violentos: la violencia que ellos sufren la viven como normal y la aceptan y no son capaces de relacionarse de forma normal por miedo a ser objeto de abusos. Además, los que son abusados sexualmente, son discriminados por el estigma asociado a la violación, porque existe la percepción de que ya no son puros o limpios y que traen mala suerte a la familia y la comunidad.
¿Qué otros derechos se ven vulnerados además del derecho a la protección?
Todos sus derechos son vulnerados, ya que se quedan sin documentación y eso comporta que no puedan tener asistencia sanitaria, educación e incluso protección por parte de la policía.
¿Qué hace Educo para luchar contra esta clara violación de los derechos de los niños?
Nuestra ONG trabaja sobre todo la prevención a través de la escuela, es decir, si un niño está en el cole, es menos vulnerable a la trata, ya que está en un entorno seguro y adquiere conocimientos para optar a un buen trabajo. Además, trabajamos con los padres para que entiendan lo importante que es que sus hijos reciban una buena educación.
¿Qué se debería hacer para eliminar este problema?
En primer lugar, hay que enseñar al niño a protegerse, que sepa sus derechos, cómo es una relación sana; también hay que reflexionar con ellos y sus familias sobre el sistema de creencias en el que han crecido, cuáles son beneficiosas y cuáles perjudiciales; y por último, los gobiernos deben mejorar el sistema de protección: más capacidad de respuesta ante los casos de maltrato, eliminar la corrupción y la cultura de la impunidad. También es necesaria una formación en derechos de la infancia para abogados, jueces, fuerzas del orden y trabajadores sociales y mejores políticas en el país de destino para proteger a los trabajadores migrantes, ya que a menudo, las víctimas de trata son tratados como criminales que rompen las leyes de inmigración y por lo tanto van a la cárcel, en lugar de ser ayudados como víctimas.
¿A qué tipo de creencias te refieres?
Las que son perjudiciales para los derechos de la infancia. Un ejemplo concreto: en Camboya, muchos todavía creen que la violación es un crimen contra la castidad y no un delito contra una persona. Por eso, la solución a la violación es o bien casar a la víctima de violación con el violador, o poner que el violador le pague algo de dinero a la víctima o a su familia, así compensa el daño a la castidad. En los últimos años, esto está cambiando poco a poco. Sin embargo, el reto es cuando la víctima es un niño.
¿Sucede lo mismo en el caso de que la víctima de violación sea un niño?
No, porque muchas comunidades todavía creen que los niños no son vírgenes, por lo tanto, no creen que puedan ser violados. Estas creencias tan arraigadas son las que intentamos cambiar las ONG, sensibilizamos a la sociedad sobre las violaciones que se cometen contra niños y niñas.
¿Cómo crees puede influir la incorporación de un objetivo específico sobre la eliminación de todas las formas de violencia dentro de la Agenda Post 2015?
Los futuros Objetivos de Desarrollo Sostenible ayudarán a las diferentes organizaciones y al gobierno a coordinarse y trabajar conjuntamente para abordar el tema de manera completa. Además, es imprescindible que la infancia tenga un papel prioritario en esta Agenda, ya que no concebimos un mundo sostenible si los niños y niñas de hoy, adultos del mañana no viven en entornos seguros.
Tú puedes hacer que nuestra infancia esté libre de violencia y solo estás a un clic: http://firma.educo.org/
Derechos de imagen: Eduardo Bertran
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