Vivimos en la sociedad del consumo y la publicidad es una constante en ella.
Las empresas nos bombardean a anuncios con el fin de que compremos sus productos y esto está presente no sólo en la vida adulta si no también
durante la infancia. Los niños son especialmente sensibles a este tipo de contenidos y diversos estudios han demostrado que tienen una enorme influencia en ellos. Entre los múltiples efectos que acarrea la publicidad se encuentra
el deseo de poseer cosas materiales.
Una necesidad que, si no es satisfecha de inmediato, desencadena enfado y frustración. La buena noticia es que podemos
enseñar a nuestros hijos a ser más críticos con los anuncios que visualizan para hacerles consumidores más responsables.
Según investigaciones de la
American Psicologycal Association en torno a la publicidad y los niños, nuestros hijos recuerdan con mucha precisión los productos que les llegan a través de los anuncios. Esto hace que los prefieran frente a otros artículos y como consecuencia determinen la compra final de los padres. Ahora bien, lo interesante viene cuando en este mismo informe se expone que
muchos de los conflictos entre padres e hijos vienen derivados de la negativa de los padres a comprar algo a sus niños cuando su decisión ha sido impulsada por la publicidad.
A esto se suma que, a diferencia de los tiempos en los que nosotros crecimos,
la publicidad cada vez encuentra más canales para estar presente. En la era de la digitalización, los anuncios se cuelan
no sólo en la televisión, también en webs, apps y productos infantiles. Para que te hagas una idea, en 2015, varias asociaciones de consumidores y de protección a la infancia demandaron a Youtube por incluir anuncios en su recién estrenada plataforma infantil Youtube Kids, ya que introducir publicidad en contenidos destinados a niños era una sutil forma de incitarles a la compra. Así lo explica
Enrique Dans en su post 'Los niños y la publicidad'.
Además, cada vez es más habitual que en aplicaciones, redes sociales o vídeos virales se nos anime a participar en concursos online o rellenar formularios cuya finalidad es recavar información sobre nuestros hábitos de consumo. Y esto afecta principalmente a
nuestros hijos en edad preadolescente.
¿Hay algún modo de frenar esto?, te preguntarás. La única forma de prevenir a nuestros hijos frente a los abusos de la publicidad es
educándoles para que aprendan a distinguir entre lo que es un anuncio de lo que no lo es. Lo recomendable es hacerlo desde que son pequeños porque tal y como se señala en este
post de Marketing Directo sobre el libro
Born to buy de Juliet B. Schor, a los 18 meses los niños empiezan a reconocer los logotipos y a los 3 años creen que las marcas les ayudan a expresar su identidad.
¿Qué hacer para ayudarles a distinguir la publicidad?
Lo primero de todo es que nosotros hagamos un ejercicio crítico. Muchas veces los adultos estamos tan influenciados por la publicidad que nosotros mismos no nos damos cuenta de su poder.
Pregúntate a ti mismo hasta qué punto sabes diferenciar entre lo que es un anuncio y lo que no lo es mientras ves una película o una serie, lees un artículo o participas en las redes sociales.
Una vez hecho esto, la clave, como en la mayoría de las cosas, es la comunicación con nuestros hijos. Cuando aún son pequeños hay que
evitar en la medida de lo posible que estén expuestos a anuncios, utilizando, por ejemplo, el control parental en los sistemas tecnológicos. Si lo consideras inevitable, siempre puedes recurrir al juego de 'reconocer publicidad'. Puedes enseñarle dónde empieza y donde acaba un anuncio para que comprenda que eso no es parte de la serie infantil que está viendo. Haz esto tanto con spots de televisión como con spots online.
A medida que el niño crezca puedes
ir mostrándole los recursos que usa la publicidad para persuadirle de comprar productos. ¿Por ejemplo? El hecho de que, de su personaje favorito de la tele, hagan todo tipo de artículos, webs, juguetes, etc. para que se ponga de moda y así hacer que sus propios amigos le inciten a la compra o recurrir a famosos que él/ella admira para convencerle de que necesita esa marca. Al hilo de esto puedes leer el artículo
'Cómo educar a un niño para que no se deje influenciar por los demás' del
blog Eres Mama.
También es importante que refuerces su autoestima para que entienda que su persona no viene determinada por objetos materiales sino por cómo es, las personas que lo rodean y lo que hace por los demás. A esta idea hay que sumarle que jamás,
por llevar una determinada marca será el tipo de persona que le promete el anuncio. Esta idea se establece cada vez más en perfiles preadolescentes y es fundamental que la tengas presente para trasladársela a tus hijos. Asimismo, a esta edad también conviene que le adviertas sobre los nuevos formatos de publicidad (concursos, petición de información, etc), que se encontrará en internet.
¿Qué te han parecido estos consejos para enseñar a tus hijos a ser críticos con la publicidad?
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