A sus 13 años Kohinur nos da una lección de vida. No sabemos de dónde sacan la fuerza estas niñas que, como ella, luchan cada día por algo que debería ser tan básico como respirar: poder ir a la escuela. Desde Bangladesh, Kohinur alza la voz para que todos la oigamos y nos cuenta su historia. Seguro que llegará muy lejos.
“He crecido con mis tíos. Como cualquier niño, tengo derecho a tener una familia, a recibir educación, cuidados y amor. Pero en mi vida solo ha habido tortura, abuso y negligencia. Mis tíos nunca me han tratado como a sus hijos. Estaba obligada a hacer las tareas de la casa.
Como no podía ir a la escuela me sentaba cerca de mis primos cuando leían e intentaba leer y me quedaba mirando cómo los otros niños iban hacia la escuela. Quería ir yo también… pero mis tíos no me dejaban.
Un día mi amiga Sonia me habló de la escuela para niños trabajadores de Educo. Me contó que allí podría aprender a leer y dibujar y que la educación era gratuita. Quería estudiar en esa escuela, pero mi tía me obligaba a trabajar como criada en su casa y en otra por un salario muy pequeño. Estaba muy cansada… El profesor de Educo vino a casa y nos ofreció que yo pudiera estudiar en la escuela. Mi tía aceptó, pero puso la condición de que fuera después de terminar todo el trabajo del día. Acepté, porque
lo que más deseaba era ir a la escuela, y fui admitida.
No tenía ni un momento libre al día. Trabajaba todo el día y estudiaba por la noche a la luz de una candela o a la luz de la calle para no molestar a nadie de la familia. Pero por fin podía ir a la escuela con los otros niños de la comunidad. Cuatro meses antes del examen de final de primaria mi tía
me sacó de la escuela porque quería arreglar una boda para mí. Yo me negué y, por suerte, mis tíos lo aceptaron y me dejaron volver a la escuela. Después de eso estudié todavía más para sacar un sobresaliente en mi examen.
Siempre les agradeceré a mis profesores lo mucho que me ayudaron. Ahora estoy en octavo, gracias a una beca ELLA, y puedo decir que nunca querré nada malo para aquellas personas que se portaron mal conmigo. Esto es lo que he aprendido en la escuela y me servirá para toda la vida. Solo tengo palabras de agradecimiento para Educo y cómo ha contribuido a cambiar mi vida.”
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