A lo largo de nuestras vidas es probable que tengamos que plantearnos al menos en una ocasión la necesidad o conveniencia de cambiar nuestro lugar de residencia. Puede que esta situación suceda en una edad en la que nuestros hijos tengan poco poder de decisión y de forma natural se aferren a lo conocido.
Ya se trate de cambiar de barrio, ciudad o incluso país, lo primero a tener en cuenta es que se trata de una experiencia intensa que afecta a todos los miembros de la familia. Probablemente de forma más traumática para los niños, que sin ser parte de la decisión van a ver su universo conocido como amigos y colegio desvanecerse de forma repentina. Van a necesitar una atención especial desde el momento que se anuncia la decisión de mudarse hasta tiempo después, cuando se tengan que aclimatar al nuevo lugar de residencia.
Aunque la toman los adultos, eso no quiere decir que no se tenga en cuenta lo mejor para los niños o adolescentes. Deberías ponderar como les va a afectar y que puedes hacer para suavizar el trance. Ciertamente, a veces la decisión de mudarnos la toman por nosotros las circunstancias, como un cambio forzoso de trabajo por lo que no siempre la decisión se podrá compartir.
Sea cual sea la razón de la mudanza , esta fase de preparación es probablemente la más importante. Deberás contárselo lo antes posible. No escatimes información relevante y ten disposición a aceptar reacciones iniciales negativas dependiendo de la edad y de las circunstancias. Recuerda que lo que para ti puede suponer una mejora de calidad de vida, no necesariamente va a ser percibido así por tus hijos. Involúcralos en la decisión lo antes posible, sugiriendo una vista preliminar al barrio o ciudad de destino cuando esto sea posible. Echa mano de Internet para visitar virtualmente la zona, la casa , el nuevo colegio y otras actividades que puedan interesarles.
En general a menor edad, menos susceptibilidad a los cambios que supone una mudanza. Para los menores de 6 años es conveniente explicar con claridad lo que va a ocurrir y garantizarles que todos sus juguetes y elementos de su cuarto que se meten en cajas no se van a tirar sino que irán a la nueva casa. El día de la mudanza es mejor dejarlos al cuidado de otro familiar. En edades escolares se sugiere hacer el cambio en verano para no interrumpir el curso aunque esto también significa que no encontrarán nuevos compañeros de cole hasta pasados unos meses. En general la situación se complica cuando se trata de adolescentes más integrados en sus grupos de amigos e incluso en sus primeras relaciones románticas. Es muy importante escuchar sus opiniones e incluso pactar visitas ocasionales a la ciudad de origen para mantenerlos conectados con sus grupos.
El periodo crítico de adaptación dura unas 6 semanas en las que tendrás que estar atento y apoyar a tus hijos para que se integren en sus nuevos ambientes en función de sus edades, hábitos y aficiones. Dale prioridad a sus habitaciones para que se sientan en su territorio incluso antes de terminar el resto de la casa.
Si quieres saber más sobre como plantear este tipo de situación a tus hijos échale un vistazo a este link.
Finalmente, recuerda que en mayor o menor grado una mudanza es siempre una experiencia ambivalente en la que se mezclan la perdida del entorno conocido con la emoción de lo nuevo. Apuesta por esto último y déjales claro que un hogar no es solo un edificio en un territorio sino sobre todo una familia unida.
Derechos de Imágenes: Vikvarga, Free-Photosaprender , cambios , concienciar , educación , Educo , enseñar , juntos , mudanza , padres , Valores
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