Nuevo proyecto en Guatemala para frenar al coronavirus

El mundo se paralizó cuando el pasado 11 de marzo la Organización Mundial de la Salud declaró la enfermedad de la COVID-19 como pandemia: nos quedamos sin capacidad para dar una respuesta eficaz, sin los equipos sanitarios suficientes, sin medicamentos para su curación y sin una vacuna para impedir el contagio.  

Y América Latina no fue una excepción. Modelos epidemiológicos sugieren que, en ausencia de intervenciones para frenar la tasa de infección, el número de muertes directamente atribuibles a la pandemia en América Latina y el Caribe podría llegar a los 3,2 millones. De hecho, ya se han reportado miles de casos confirmados en casi todos los países de la región y un número creciente de fallecidos.  

Las medidas de higiene, distanciamiento social y aislamiento son esenciales como respuesta a la propagación del virus, pero llevarlas a cabo es un reto especialmente difícil para los 863 millones de personas que viven en países en vías de desarrollo, en asentamientos informales, dónde las condiciones de hacinamiento, la falta de agua potable y de recursos económicos para poder permanecer en cuarentena en casa, son propicias para la transmisión de enfermedades como la COVID-19.  

No obstante, una de las estrategias que mejor ha funcionado en países como China, Corea del sur, Taiwan o Reino Unido ha sido la educación en higiene con énfasis en el correcto lavado de manos y el uso adecuado del alcohol en gel. 

Cómo evitar los contagios: Nuestra respuesta en Guatemala ante esta emergencia 

 El contexto en Guatemala no difiere del que se vive a escala mundial. En la mayoría del país hay un grave problema de acceso al agua y a un saneamiento adecuado, especialmente en el área rural, donde el 75% de la población carece de estos servicios. Aunque el gobierno guatemalteco ha puesto en marcha distintas medidas como el confinamiento, un toque de queda nacional y las restricciones al desplazamiento interno de personas; estas medidas no serán permanentes. 

El virus se propaga rápido y las instalaciones insalubres en las que se encuentran las escuelas y los centros de salud, no ayudan. Aunque ahora las clases presenciales siguen suspendidas y los centros educativos están cerrados, habitualmente los niños y niñas pasan mucho tiempo en la escuela. Hay algunas de ellas que sí tienen infraestructura de agua y saneamiento, sin embargo, por no tener gente que se responsabilice de mantenerlos en correctas condiciones, colapsan. 

En las escuelas, estas carencias afectan inevitablemente al bienestar de los escolares y docentes, y los centros de salud tampoco son una excepción. Los servicios de agua y saneamiento en algunos casos no son suficientes y están en malas condiciones. Si a esto se le suma la crisis sanitaria del coronavirus, en poco tiempo se verán desbordados.  

En este sentido, es de vital importancia de cara a la prevención de la COVID-19 la construcción y mejora de módulos higiénicos dentro de las escuelas. No se podrá prevenir el contagio del coronavirus si dentro del sistema escolar no se cuenta con la infraestructura sanitaria necesaria.  



Es necesario intervenir, no solo para evitar la propagación del virus, sino para mejorar la calidad de su educación y su nivel de vida. Es por todo lo mencionado anteriormente que hemos decidido poner en marcha, junto con Water For People, un proyecto que pretende mejorar las infraestructuras de agua y saneamiento de seis escuelas y dos centros de salud en cuatro municipios del departamento del Quiché; así como promocionar buenas prácticas de higiene en toda la población.   

¿Qué queremos conseguir con este proyecto? 

A finales de este año queremos que tanto alumnos como profesores dispongan de baños separados por género, que los espacios ofrezcan privacidad además de recibir un mantenimiento adecuado. También se dotará a las escuelas de alcohol en gel, jabón líquido, cloro y productos de limpieza escolar. 

Todos los estudiantes tendrán acceso a agua potable dentro de la escuela a través de una infraestructura apropiada de cañerías que facilite la distribución de agua potable. Si no es posible establecer esta estructura, se abrirá un pozo o una fuente en los terrenos escolares. Se podrá aumentar este abastecimiento mediante un sistema de captación de agua de lluvia. 

También ofreceremos formaciones a profesores en temas sanitarios para que promuevan buenas prácticas de higiene y salud y conviertan así a las escuelas en entornos saludables para la educación de los más pequeños.  

Estos son los siete objetivos principales del proyecto que esperamos conseguir a finales de este año 2020:  

• Que el mayor número de personas posibles, incluidos los niños y las niñas, adquieran prácticas correctas de higiene personal como el lavado de manos con jabón antes y después de comer y después de utilizar los lavabos.  

• Reducir los índices de enfermedades gastrointestinales y la prevención del contagio de la COVID-19 relacionadas con agua, saneamiento e higiene. 

• Reducir la contaminación ambiental derivada de la defecación al aire libre. 

• Preservar el medio ambiente con la construcción de servicios higiénicos con una tecnología apropiada para el tratamiento de aguas residuales domésticas. 

• Formar a familias y profesores para que gestionen y mantengan estas instalaciones. 

• Formar al máximo de profesores en temas de agua, saneamiento e higiene para la prevención de contagio y propagación de la COVID-19 para que estos a su vez formen a los niños y niñas en las escuelas. 

• Crear espacios de participación de niñas, niños y adolescentes para que se sientan parte del proyecto.  

Y todo ello se acompañará de una campaña de comunicación y sensibilización con anuncios en radio y medios escritos sobre cómo prevenir el contagio de la COVID-19 con medidas que incluyan el agua, saneamiento e higiene y con especial énfasis en el correcto lavado de manos.  

También nos coordinaremos con el gobierno para dar respuesta a la población en temas educativos y de salud, ayudándolos a acceder a los servicios sociales para atender problemas derivados de la crisis, como por ejemplo la violencia, el aumento del consumo de drogas o el refuerzo educativo, entre otros.   

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