Otra gran decisión tomada por el Parlamento infantil de la India

Hace un par de meses, un grupo de niños y niñas de Patilpada, un pueblo de la India de 360 habitantes, tomaron una gran decisión: vallar el patio de la escuela. Era la única manera de que la gente del pueblo o los animales que pastaban por la zona no entraran y destruyeran su gran tesoro: el huerto escolar, que habían estado cuidando y cultivando con tesón y entusiasmo. 

“Hoy nos sentimos seguros en la escuela, ya que no hay animales callejeros y los alrededores del cole permanecen limpios. Estoy muy contenta de formar parte del Parlamento de los niños y niñas y de resolver cuestiones que nos afectan”, nos cuenta Artu, una estudiante de quinto curso.  

Pero la decisión no se tomó en clase o en el mismo patio, se decidió en el Parlamento de los niños y niñas del estado indio de Maharashtra. Allí, los más pequeños se reúnen una vez al mes para proponer ideas o problemas que les afectan y, entre todos, siempre acompañados por una persona de nuestro equipo, toman decisiones que elevan a las personas adultas que pueden hacerlas realidad.  

Nuestra ONG Educo trabaja no solo con niños y niñas, también con entidades del gobierno o de la sociedad civil para garantizar que los niños y niñas tengan garantizados sus derechos y bienestar. Y los parlamentos infantiles son un claro ejemplo de lo que se consigue cuando se trabaja en red. Porque es aquí donde escuchamos realmente las necesidades de la infancia en todo lo que hace referenecia a su educación y bienestar.  

Concretamente, para esta escuela de 61 alumnos, se debatió la necesidad de un muro de contención alrededor del colegio para proteger el huerto, pero también para evitar que entrara gente externa a la escuela y ensuciara toda el area, con los problemas de salud que esto puede llevar para los más pequeños.  

“Una mañana, al entrar en la escuela, vi a dos toros enormes y tres cabras pisoteando el jardín y destruyendo las mismas plantas que nosotros habíamos cuidado con tanto esfuerzo. Me entristeció mucho ver cómo nuestros esfuerzos se echaban a perder”, nos cuenta Atul, un estudiante de quinto curso. 

Otro estudiante, Umesh, recuerda como frecuentemente al llegar a la escuela encontraban montones de desperdicios y basura esparcidos por el porche: “Los muros exteriores de nuestra clase solían estar rayados y desfigurados por los malhechores. Esto solía entristecerme y enfadarme. Nuestra escuela es nuestro templo y nos lo ensuciaban extraños".  

Manos a la obra en la construcción del vallado 

Los miembros del Parlamento de los niños plantearon estas preocupaciones al Comité de gestión escolar quien se tomó en serio estos problemas y avanzó en la construcción de un recinto de alambre de púas alrededor de la escuela, como medida inmediata.  

Una de las personas adultas responsable de que esta reivindicación de los más pequeños se llevara a cabo nos explicaba su grata sorpresa al ver cómo los niños  y niñas les hablaron con tanta confianza y claridad sobre este problema: “Sentí que yo, como miembro del Comité, tenía que hacer algo para calmar su preocupación. Hoy me siento feliz de verlos jugar y disfrutar libres y seguros en el recinto de la escuela”, afirma. 

“El asunto de la falta de muro en el recinto era una cuestión grave para la seguridad de los niños y niñas y, por lo tanto, propusimos que se proporcionara inmediatamente a la escuela al menos un recinto con alambre de púas”, nos cuenta otra de las personas responsables del Comité. 

Tanto esta acción como poner a disposición un autobús que llevaba a los niños y niñas de los pueblos más remotos a la escuela, que también se tomó en este Parlamento, muestran cómo, cuando se trabaja en equipo, las opiniones de los niños y niñas puedan dar solución a los desafíos locales y garantizar así un entorno educativo seguro para todos.  

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