En 1976
Bruce Jenner ganó su primera medalla de oro olímpica en la categoría de Decathlón masculino. Su reconocimiento evolucionó con el tiempo y pasó de ser uno de los atletas más conocidos mundialmente a convertirse en un
verdadero héroe y modelo de conducta para las familias americanas. Más adelante pasó a ser conocido por las generaciones más jóvenes al casarse con Kris Kardashian y convertirse en personaje habitual de un exitoso reality show basado en la vida de la familia de su mujer. Cuando en el año 2015 Bruce comenzó a aparecer en público con melena ondulante y las uñas pintadas sus muchos seguidores no entendían realmente qué estaba ocurriendo. Finalmente anunció en un entrevista su decisión de comenzar
una transición física “hasta poder sentirse en el cuerpo de una mujer.” A partir de entonces su nombre pasó a ser Caitlyn Jenner tal y como aparece
referenciado en Wikipedia en la actualidad.
El valor y fuerza de carácter que mostró Bruce Jenner al hacer pública su decisión ayudó a poner sobre la mesa una realidad a la que tradicionalmente se miraba de reojo y que condenaba a una minoría de la población a no ser comprendida, atendida ni reconocida en su auténtica identidad de género. No se trata meramente de un asunto de orientación sexual, sino de la verdadera identidad de una parte de nuestra sociedad que en este momento pide con energía que se reconozca la normalidad de su situación.
Como quiera que se trata de un asunto que está comenzando a normalizarse en los medios y legislación del mundo occidental,
es más que probable que tus hijos te pregunten sobre el tema. Ten en cuenta que de tu capacidad de responderles adecuadamente y de tu talante va a depender en parte la formación de su actitudes y valores en cuanto al reconocimiento de la diversidad de género y los derechos de las minorías en la sociedad.
Los niños son los seres humanos más curiosos, no tienen miedo a preguntar y no tienen los prejuicios que acumulamos los mayores. Dicho de otra manera, no hay casi nada que un niño a partir de los 6 o 7 años no pueda comprender si se le explica con honestidad y de forma adaptada a su edad. Además para todos nosotros como padres puede ser un ejercicio interesante puesto que para poder explicar el concepto a nuestros hijos, va a ser imprescindible hacer una reflexión sobre nuestro valores reales y los posibles prejuicios que puedan estar limitándolos.
La pregunta te puede llegar de maneras diferentes y ten por seguro que no será una pregunta única sino que irá seguida de otras peticiones aclaratorias. La mejor respuesta a cuestiones del tipo ¿Mamá porqué un hombre quiere ser un mujer? ó ¿Entonces algún día yo también querré ser un niño? es aquella que
explica con normalidad y claridad cuál es el fondo de la cuestión: la libertad y el derecho de acceder a su verdadera identidad para cualquier persona.
La siguiente exposición es un ejemplo de cómo explicar de forma sencilla esta cuestión, aunque seguro que tú encontrarás tus propias palabras adaptadas a la edad y circunstancias de tus hijos:
El sexo biológico de las personas se determina por el tipo de aparato reproductor con el que nacen.
La identidad de género es algo más subjetivo y también más real para muchas personas. Se trata de cómo se perciben a si mismas y cuál sienten que es su verdadera identidad de género. Aunque no es lo más frecuente esta percepción puede no coincidir con el sexo de sus órganos reproductores.
La expresión de la identidad de género, tercer y final ingrediente de esta explicación, es cómo la persona se muestra al mundo que le rodea y como decide afirmar su orientación sea cual sea esta, masculina, femenina, o con componentes de ambas. En la mayoría de los casos estas tres variables están alineadas, pero en muchos otros no es así. Cuando esto ocurre estamos hablando de una variedad de situaciones en el amplio espectro de la identidad de género una de las cuales es el denominado Trans o Transgénero.
Lo importante de esta sencilla explicación es que reconoce el derecho fundamental de las personas de perseguir, expresarse y ser reconocidas según su orientación de género y no en función de los órganos sexuales con los que han nacido. Libertad en cuanto a la identidad de cada uno y normalidad en cuanto a la forma de integrar la diferencia. Se trata de las dos semillas que harán de tus hijos personas saludables y abiertas a la diversidad con la que tendrá que lidiar en el futuro.
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