Podríamos ser cualquiera de nosotros

La guerra no entiende de clases sociales. Cuando empiezan a caer las bombas en una ciudad y suenan cantos de sirena alertando de que las tropas invasoras están a las puertas de la ciudad, seas quién seas, reaccionarás del mismo modo. Buscarás la maleta más grande que haya en casa, te llevarás las cosas de valor más preciadas que se puedan cargar, la ropa más decente y tanta como sea posible, y emprenderás la salida sin fecha de retorno. El fotoperiodista Dani Catalán viajó con nosotros hasta la frontera de Ucrania con Moldavia, donde pudo presenciar este hecho en primera persona en un reparto de alimentos para personas refugiadas y así nos lo cuenta.

Una madre y su bebé, recogiendo una bolsa de alimentos y enseres de primera necesidad.
 
"Estamos acostumbrados a ver colas de personas necesitadas y normalmente con problemas económicos yendo a buscar alimentos. Aquí, pero, te das cuenta de que las personas que se encuentran en esta situación podrían ser el 90% de la gente que conocemos. Son ucranianos que tenían su vida, su trabajo, sus casas y que han cogido las mejores ropas de las que disponían para marchar de casa y quien sabe si tener que reconstruir todo el que tenían a miles de kilómetros. Es muy impactante. Desde el trabajador de una fábrica hasta un empresario, no hay diferencias. 


 Una de nuestras cooperantes durante el reparto de alimentos. 

Por la tarde, volvimos al RAC de Chisinau donde un niño me sorprendió. Me dijo que lo había buscado por Instagram, que le gustaban mucho las fotos que hacía y que le gustaría aprender. No me lo pensé ni un momento y empezamos a disparar fotografías. Pero cuando le he dicho de salir fuera, me ha dicho que no, que no salía sin su madre. Y la causa era que uno de los bombardeos lo cogió solo en la calle, y desde entonces tiene mucho miedo a salir solo. Esta es una de las caras invisibles del conflicto, aquellos niños, ya conscientes de que es una guerra, y que el sonido de las bombas al estallar se les han quedado grabados a fuego por dentro y, probablemente, ya los acompañará por siempre jamás". 

Derechos de imagen: Dani Catalán/Educo

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