Así de contundente y triste nos cuenta Ayaat, que solo tiene 9 años, el porqué tuvo que perder sus clases online a las que asistía en casa de su vecino. Su familia no tiene dinero para comprar ningún smartphone o teléfono inteligente con acceso a internet, así que este pequeño gran estudiante, de los primeros de su clase y al que le encanta estudiar, se las ingeniaba para poder seguirlas a través del teléfono de su vecino. Pero llegó la pandemia y con ella se truncaron sus ganas de seguir estudiando, a pesar del confinamiento y del cierre de las escuelas en Bangladesh, como en el resto del mundo. Y es que a Ayaat ya no se le permitió entrar a casa de su amigo por no llevar puesta la mascarilla.
El pequeño pidió a sus padres que le compraran una para que pudiera unirse a sus amigos y seguir sus clases, pero para una familia que apenas puede tener una comida adecuada al día, comprar una mascarilla para cada miembro de la familia es un verdadero lujo. Además, a medida que el confinamiento continuaba, el precio de las mascarillas se iba encareciendo.
Esta es la dura realidad a la que tuvo que enfrentarse su familia: apartados de la sociedad por no poder comprar mascarillas. Una familia que antes la llegada de la COVID-19, ya pasaban muchos apuros. El padre de Ayaat, pescador de profesión, era el único que ganaba dinero. Se mantenían con su único sueldo y viviendo en casa de los abuelos, ya que no podían permitirse comprar una vivienda. Hasta que el coronavirus llegó a Bangladesh, y toda la actividad se detuvo. El padre de Ayaat perdió su empleo. Tuvo que quedarse en casa durante días y sobrevivir con unos ahorros mínimos, que se fueron agotando poco a poco. Hubo días en los no podían comprar comida para los seis miembros de la familia, ni tan siquiera las medicinas para los abuelos de Ayaat.
Fue entonces cuando recibieron nuestra ayuda. De la mano de nuestros socios locales y como parte del proyecto de respuesta a la emergencia humanitaria provocada por la COVID-19 en Bangladesh, proporcionamos lotes de alimentos e higiene para 133 familias en Lamapara, entre las que se encuentra la familia de Ayaat. Su madre, al recibir esta ayuda, no pudo evitar emocionarse y quiso hacer llegar un mensaje para los donantes de nuestra ONG: “No puedo expresar lo agradecida que estoy a Educo por su acto de bondad hacia nosotros. Hoy mis hijos pueden comer un plato completo después de varios meses”.
Pero casi podemos asegurar que quien estaba más contento de toda su familia era el pequeño Ayaat, ya que en el lote de higiene se incluyen mascarillas, además de un tanque de agua para poder lavarse las manos. Inmediatamente se puso una y guardó otra para su padre, y muy contento nos dijo: “Por fin puedo unirme a mis amigos en las clases on line y mi padre saldrá a trabajar ahora. No tendremos ningún problema para salir cuando sea necesario. ¡Nadie nos impedirá entrar en su casa nunca más!”.
Lavarse las manos con frecuencia y usar mascarilla al salir es algo obligatorio para la familia de Ayaat, y no solo para ellos, sino que toda la comunidad es consciente de que una higiene adecuada puede ayudarles a combatir el coronavirus. Ahora el pequeño no se pierde una clase con su compañero y su padre ha conseguido un trabajo temporal.
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