“Mira, mamá. Lo voy a hacer otra vez.” “Papá, ¡otra vez por favor!” Si eres padre, este tipo de frases te sonarán y algunas incluso te pondrán los ojos en blanco o te harán suspirar. Esto es porque pensamos que los niños lo están haciendo adrede para frustrarnos o volvernos locos. Sin embargo, la repetición tanto de las acciones como las palabras, es la manera que tienen los niños de aprender y perfeccionar lo que hacen y dicen. Es más, la repetición ayuda a crear conexiones neuronales en el cerebro.
Lejos de tomártelo de manera personal o frustrarte cuando los niños hacen algo una y otra vez, debemos dejarles. Solo a base de repeticiones, aprenden. Sigue leyendo para descubrir unos datos interesantes sobre la repetición y el desarrollo saludable de los niños que apunta este fascinante artículo.
Aprender algo nuevo requiere esfuerzo y una cierta carga o energía eléctrica para poder crear conexiones neuronales. Cuantas más conexiones haga el cerebro, menos energía necesita. Solo a base de repeticiones, nuestro actos se vuelven automáticos y ya no nos cuestan como al principio.
Tal y como indica este artículo, “nuestro cerebro es un órgano complejo que trabaja en paralelo realizando continuas predicciones y asimilando información a través de la asociación de patrones ya conocidos. Como es muy maleable, las experiencias vitales hacen que se vaya reorganizando y es este proceso de adaptación continuo el que nos permite aprender durante toda la vida, lo cual tiene enormes repercusiones educativas”. Recuerda que nuestro cerebro es plástico y podemos generar nuevas neuronas, permitiéndonos seguir aprendiendo y mejorando.
Mientras los adultos buscamos variedad, los niños necesitan confirmar que las cosas van a seguir igual, a base de repetirlas. Es su forma de aprender qué pueden esperar. Les gusta además saber qué va a pasar a continuación y por eso piden que se les lea el mismo cuento una y otra vez o se les cante la misma canción. De esta manera también aprenden a no olvidar.
Un estudio reciente demostró que los niños a los que se les leía el mismo cuento una y otra vez, habían retenido el mensaje y las palabras nuevas mucho mejor que un niño al que se le leía un cuento diferente cada noche.
Así que la próxima vez que te pida leer ese libro o jugar otra vez a lo mismo, ¡acuérdate que es algo positivo! No solo para que se conviertan en pequeños expertos del juego o del cuento sino porque esto mejora su confianza y sus conexiones neuronales.
En lugar de impacientarnos, debemos fomentar ese comportamiento. Y es más, podemos aprovechar esta fase de desarrollo para nuestro propio beneficio. Utiliza su amor por la rutina y la repetición a la hora del baño, de la comida o a la hora de dormir. Si tú también repites las mismas actividades, tu hijo sabrá lo que esperar y le será más fácil seguir tus pautas y consejos.
Recuerda que los niños necesitan que seamos pacientes mientras aprenden, que respetemos sus tiempos y validemos lo que tienen que decir.
Derechos de Imágenes: Donnie Ray Jones
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