Cada vez vemos más escuelas que crean actividades para los niños y niñas enfocadas en que conozcan la naturaleza y trabajen en equipo. Una de esas actividades son los huertos escolares. En este post te contamos en qué consisten, que pasos seguir para crearlos, que ventajas aportan y por qué son importantes.
Un huerto escolar es un terreno que puede tener distintas superficies, en el que los niños y niñas de una escuela cultivan y recolectan hortalizas, verduras y plantas aromaticas. En algunos casos, si la escuela no tiene un terreno específico para el huerto se pueden utilizar macetas o cajas.
Para crear huertos escolares se necesita:
Un terreno o recipientes en los que plantar.
Instrucciones sobre qué sembrar según la época del año.
Herramientas para sembrar y recolectar (palas, tijeras, guantes, regaderas, mangueras, rastrillos etc.).
Semillas de frutas, hortalizas y verduras.
Abono.
Una vez que ya tienes todos los elementos para los huertos escolares llega el momento de ponerse en marcha. Estos son los pasos que puedes seguir:
- Limpiar el terreno. Se deben eliminar las piedras y la maleza que hay en la tierra para que quede limpia y se pueda cultivar.
- Labrar el terreno. Es importante alcanzar unos 20 centímetros de profundidad en la tierra y removerla para que se airee.
- Fertilizar. Se puede utilizar abono natural hecho con otras plantas o desechos naturales.
- Hacer surcos e introducir las semillas. Se deberán elegir aquellas semillas que mejor se adaptan a cada época del año y a cada terreno. Es importante que exista un espacio entre las semillas para que las plantas puedan crecer bien.
- Regar. Lo adecuado es regar por la tarde o por la noche para evitar que el agua se evapore. En el caso en que se riegue por la mañana, se deberá hacer antes de que salga el sol.
- Proteger. Es importante vallar o proteger el huerto para evitar que se lo coman los animales o que alguna persona lo pise. Se pueden utilizar palos de madera para crear un vallado, por ejemplo.
Finalmente, habrá que esperar a que crezca lo que hemos plantado. Una vez que crezca, se pueden hacer varias cosas con los productos obtenidos: se pueden consumir las frutas y verduras que se obtengan en el comedor de la escuela o se puede crear un mercadillo para vender lo obtenido y obtener algo de dinero o, incluso, se podría vender el excedente que no se utilice en la escuela.
Por lo general, en el huerto se pueden plantar multitud de productos como los siguientes:
- Hortalizas como ajo, cebolla, puerro, col, coliflor, lombarda, brócoli, tomate, pimiento, berenjena, patata, calabacín, calabaza, pepino, alcachofa, endivia, lechuga, escarola, habas, judías verdes, garbanzos, guisantes, acelgas, espinacas, zanahorias o remolacha, entre otras.
- Frutas como naranjas, melocotones, albaricoques, ciruelas, melón, limones, aguacates, fresas, frambuesas, arándanos, piña, pera, manzana, mango, uvas, cerezas, moras o mandarinas, entre otras.
- Plantas aromáticas cilantro, tomillo, laurel, albahaca, perejil, estragón, cebollino, orégano, menta, hierbabuena o romero.
Crear un huerto escolar aporta multitud de beneficios a los niños y niñas que participan en la actividad, por ejemplo, los siguientes:
- Desarrollo de habilidades motrices. Plantar el huerto requiere remover la tierra y utilizar instrumentos con las manos como palas o regaderas, por lo que los niños y niñas mejorarán sus habilidades motrices.
- Trabajo en equipo. Los huertos escolares requieren que el grupo de niños y niñas sigan las indicaciones del profesorado y que se coordinen entre ellos para repartir todas las labores que hay que hacer en el huerto. El trabajo en equipo será una habilidad que utilicen a lo largo de su vida y promoverá, además, valores como el respeto o la igualdad.
- Responsabilidad. Cada niño y niña asumirá una responsabilidad en relación al huerto y esto les enseñará la importancia de tomar decisiones, asumir las consecuencias de las mismas y actuar con diligencia.
- Sostenibilidad. Los huertos escolares pueden ser una forma de enseñar a los niños y niñas la importancia de la sostenibilidad. Por ejemplo, se puede utilizar lo que se deseche del huerto (frutas que se han estropeado, etc.) como abono natural de los próximos cultivos. Otra idea es cultivar plantas pequeñas que crezcan rápido y que sirvan de abono a otras plantas. Pueden ser tréboles o alfalfa, entre otras.
- Aprendizaje sobre los alimentos. Los huertos escolares son una forma de que los niños y niñas aprendan las vitaminas que tiene cada fruta o verdura, qué alimentos son más sanos, o cómo elaborar comidas nutritivas con los productos que se cultivan.
Para nosotros es fundamental que los niños y niñas tengan una alimentación saludable y por eso, en diversas escuelas de El Salvador, hemos utilizado los huertos escolares como recurso pedagógico. En concreto se han creado huertos en 54 escuelas de los departamentos de Usulután, San Vicente, Morazán y La Paz. Tanto los escolares como sus familias y el equipo docente se involucran en la actividad de los huertos que se encuentran en las escuelas o cerca de ellas.
Solo en el año 2014 se obtuvieron 230 kilos de hortalizas, verduras, frutas y hierbas aromáticas. Algunos de los productos que obtuvieron fuero tomates, pepinos, repollos, apios, espinacas, rábanos, berenjenas, albahaca y orégano.
El uso de los huertos como recurso pedagógico no solo ayuda a que la alimentación de los niños mejore y sea más saludable, sino también a que se creen huertos ecológicos y se implante una agricultura sostenible que respete los ciclos naturales y utilice abonos orgánicos.
En este sentido, puedes colaborar con nosotros a través de un regalo solidario: un huerto escolar. Se trata de un kit para que una escuela pueda tener su huerto y los niños y niñas puedan acceder a alimentos saludables cada día.
Derechos de imagen: jf-gabnor en Pixabay
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