Desde aquí queremos expresar nuestra solidaridad con las familias Rohingya que han perdido su hogar en el reciente incendio que se produjo en el campo de refugiados de Cox’s Bazar. “El incendio y la pérdida de sus casas son solo una de las incertidumbres a las que se enfrentan los Rohingyas que viven allí. La comunidad internacional debería garantizar su seguridad y unas condiciones de vida dignas”, explica Matiur Rahaman, responsable de la misión de Educo en Cox’s Bazar.
En este incendio, al menos
500 refugios improvisados, varias tiendas y un centro comunitario fueron destruidos después de que el fuego masivo arrasara en campamento de refugiados Nayapara en Teknak en Cox’s Bazar, Bangladesh. “Mientras mucha gente sigue recuperándose de la pandemia del año pasado, nosotros estamos extremadamente preocupados por el bienestar emocional de los niños y niñas y sus familias cuyos hogares han sido arrasados por el fuego”, explica Matiur Rahaman. “Es simplemente insoportable para ellos, especialmente porque muchos niños y niñas juegan y aprenden en sus hogares desde que se establecieron las restricciones de COVID-19. No podemos imaginarnos lo angustioso que es para ellos perder ahora el lugar en el que viven cuando las escuelas llevan cerradas desde abril. Como han perdido las pocas pertenencias que tenían, seguramente ya no tengan sus libros y materiales de aprendizaje de los que dependen y en los que ponen sus esperanzas debido a que actualmente el único modo de aprendizaje en los campos de refugiados es en casa”.
Una de las necesidades que hemos detectado en las familias afectadas, además de agua, comida y alojamiento, es el apoyo psicosocial para los niños y niñas. Pedimos a la comunidad internacional condiciones seguras en los campos de refugiados de Bangladesh.
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