Preocuparse por el futuro de los hijos debe ser casi un instinto en todos los padres. Que les vaya bien, que consigan un buen trabajo y no pasen dificultades, que se puedan ganar bien la vida..., y en muchas más ocasiones de las que debería esa preocupación puede reflejarse en nuestra relación con ellos de una forma que, a la larga, puede conseguir el efecto contrario e incluso ser perjudicial.
Vivimos en una sociedad en la que todo se puntúa y se jerarquiza y la competición empieza bien pronto, durante la infancia, principalmente en el colegio y a través de los exámenes y sobre todo de las notas.
Por si no nos quedaba claro que presionar a nuestros hijos demasiado puede provocar que se conviertan en niños ansiosos así, por intuición, lo científicos se ponen manos a la tarea y nos presentan un estudio en el que se afirma que cuando los padres están demasiado preocupados por las calificaciones escolares de sus hijos, estos presentan más rasgos de estrés, depresión y una excesiva autoexigencia.
El estudio se realizó en Singapur siguiendo los resultados de los niños de 7 años de 10 colegios de la región, así como el comportamiento de sus padres con respecto a las notas. Los hijos de padres muy exigentes temen cometer un error y así, como en una profecía autocumplida, es más fácil que acaben cometiéndolo.
El estudio concluye que no se puede establecer una relación causal entre la exigencia de los padres por unas buenas calificaciones y los signos de estrés o de depresión en los niños, pero que, sin duda, es un factor que contribuye al malestar infantil relacionado con la presión de los exámenes y las notas.
El ser humano está diseñado para aprender siempre. Nuestro cerebro plástico permite que el aprendizaje se prolongue durante toda la vida, aunque es obvio que los niños aprenden mucho más rápidamente que los adultos. Sin embargo, los últimos informes y estudios sobre neurociencia y educación nos indican que la mejor manera de aprender es siempre desde un clima positivo, amable y libre de estrés. Y si es posible cuanto más divertido, mejor.
En algunos colegios españoles el sistema está cambiando. Los niños de primero y segundo de primaria empiezan a disfrutar de la posibilidad de no tener exámenes al uso y las calificaciones se reducen de nuevo a aquel típico "necesita mejorar" de nuestra época, pero mientras el sistema educativo cambia los padres tenemos en nuestra mano acompañar a nuestros hijos en su paso por la educación reglada de una forma más relajada y tranquila.
Porque la realidad es que no es tan importante saberse las tablas de multiplicar en junio o en septiembre, que todo el mundo con la práctica suficiente acaba leyendo sin silabear y que a los 7 años es demasiado pronto para estar estresado por nada. Ya habrá tiempo y problemas. Podemos dejar a los niños ser niños también cuando vienen con el boletín.
Vía: Healthday Derecho de fotografía: ulisse albiati, amenclinics_photo
colegio , desarrollo , estréss
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