El Sol es bueno para la salud, imprescindible para la vida, necesario para asuntos tan importantes como la fotosíntesis de las plantas o la síntesis de vitamina D en el ser humano. También nos calienta el cuerpo y nos da alegría, porque no hay nada como salir de un largo invierno y ver cómo el Sol va ganando terreno, recuperando fuerza y llenando todo de color. Sin sol no hay nada y sin embargo, como todo, hay que usarlo con cuidado.
Según la
Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, aunque el melanoma representa sólo el 4% de todos los cánceres de piel, es el responsable del 80% de las muertes por este tipo de cáncer. Los expertos aseguran que el efecto de las radiaciones solares dañinas (ultravioleta) sobre el ADN de la piel es acumulativo (las mutaciones en el ADN producidas por los rayos UVA se acumulan hasta que la célula normal se transforma en célula cancerígena), y que por tanto hay que prevenir desde la infancia, momento en el cual, además, los sistemas de protección están en pleno desarrollo.
Cómo protegerse del sol
Protegerse del Sol y proteger a nuestros hijos no es tan difícil. Empezar en la infancia a enseñar buenos hábitos de protección frente a la radiación solar es el primer paso para conseguir que nuestros hijos se cuiden siempre y para ello lo mejor es ser un buen ejemplo y seguir unos sencillos pasos:
- Los bebés muy pequeños (menores de seis meses) no deben exponerse al sol de forma directa. Sí han de "tomarlo" de forma indirecta por aquello de la vitamina D, pero nunca se debe poner a un bebé directamente en zonas soleadas.
- No se debe tomar el sol en las horas centrales del día.
- Se deben usar cremas o filtros solares resistentes al agua o en caso contrario aplicárselas frecuentemente. El factor de protección ha de ser como mínimo el 15.
- Buscar sitios sombreados o usar sombrillas es conveniente, sobre todo si se va a estar mucho rato sentado.
- Hay que recordar que la arena de la playa refleja la luz del sol. En la medida de lo posible se debe usar ropa holgada que proteja de los rayos solares.
- Se deben usar gorros, preferentemente con alas para proteger los hombros.
- Es conveniente llevar gafas de sol con filtro adquiridas en establecimientos especializados.
- En cualquier caso la exposición al sol debe hacerse de forma paulatina.
Los riesgos del sol aumentan si eres muy rubio o tienes la piel muy blanca o pecosa y también si tienes lunares raros o antecedentes de cáncer de piel en la familia, por lo que en estos casos se ha de extremar la precaución. En caso de niños de piel morena o negra las medidas pueden suavizarse, siempre con cuidado.
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