Las nuevas tecnologías son sin duda un invento buenísimo, que nos permite estar conectados con todo el mundo al instante y conseguir información al minuto de producirse. Nuestros hijos, llamados "nativos digitales" porque nacieron en partos tuiteados y con un móvil debajo del brazo, no van a dejar de usarlas porque a nosotros nos parezca que son demasiado pequeños (más bien al revés). Ni tampoco porque nos parezca peligroso. Que puede serlo. Porque las nuevas tecnologías, como todo, pueden utilizarse también para hacer el mal.
El sexting es el envío de fotografías o vídeos con contenido sexual y en la actualidad es fácil practicarlo gracias a los smartphones y las tablets y un montón de programas y aplicaciones que permiten la edición y la difusión de este contenido multimedia.
Hacerse fotos o vídeos con más o menos contenido sexual (poses eróticas, desnudos, etc.) es, desde luego, una actividad para nada reprobable, cada uno hace con su imagen lo que quiere y el problema no es el uso que nuestros hijos puedan hacer de sus propias fotos, sino el que pueden hacer de las fotos de los demás, o lo que los demás pueden hacer con las suyas. Por eso es importante ante todo hablar con ellos abiertamente sobre este tipo de prácticas.
Pensar que nuestros hijos e hijas no van a jugar a hacerse fotos subidas de tono tal vez es pecar de inocentes. Quizás tengamos niños aparentemente muy pudorosos, pero la presión del grupo, el novio o la novia y aquello de "todo el mundo lo hace" tienen mucho peso en el comportamiento de los adolescentes. Y por eso lo mejor es hablar claro.
Hay que decir a nuestros hijos que cuando envían una foto, cualquier foto, a alguien, inmediatamente pierden el control sobre esa foto. Podemos aconsejarles a que no muestren su rostro o partes de su cuerpo o de su localización que puedan ayudar a identificarles en la fotografía o en el vídeo. Y por supuesto tenemos que convencerlos de que si en algún momento tienen algún problema motivado por el uso malicioso de su imagen por parte de terceros pueden pedirnos ayuda incondicional, que no vamos a culparlos (porque no es su culpa) y que vamos a estar de su lado y a utilizar todos los recursos de los que, como adultos, disponemos para resolver el problema. Sin condiciones, sin juicios.
Pero sobre todo hay que explicar a nuestros hijos e hijas que la imagen de los demás es privada, que no tienen derecho a difundir fotos o vídeos de otras personas aunque ellos mismos las hayan hecho y por supuesto que no pueden usar ninguna imagen de otra persona para coaccionarla o manipularla de ninguna manera. Que es violencia. Que se puede considerar abuso sexual. Que está mal. Y que puede ser un delito.
Educar a los niños y adolescentes en el respeto por los demás es la mejor forma de prevenir cualquier tipo de violencia presente y futura.
Derechos de fotografía: melycgcg, lattefarsan
adolescentes , sexting , TICs , Violencia
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