Una de las grandes preocupaciones de los padres, sobre todo si son primerizos (con el segundo todo es más relajado) es la alimentación de los niños. Inculcar hábitos de alimentación sana parece una tarea ardua y a la vez imprescindible para prevenir enfermedades futuras, todos lo sabemos, y, sin embargo, no es tan difícil como parece. El truco está en relajarse, aunque parezca mentira.
Todos los animales tienen mecanismos que les permiten regular la ingesta de comida. Un ejemplo bastante tonto es que en la naturaleza a ningún herbívoro le da por comer carne, ningún carnívoro se come una lechuga y ningún omnívoro se cena nada que le vaya a sentar mal, a menos que sea por accidente. Ningún animal come si no tiene hambre. Los animales se autorregulan y, en principio, los seres humanos también.
Los estudios más modernos sobre leche materna, esos que se dedican a comprobar la composición, nos dicen que está llena de sustancias como las
leptinas que sirven precisamente para regular la sensación de saciedad del bebé, protegiendo o desarrollando sus mecanismos de autorregulación alimentaria. Es por este motivo que los pediatras insisten en que la lactancia, ya sea de leche materna o de biberón, se da a demanda. A demanda del bebé, se entiende. Algunos pediatras, como Carlos González en 'Mi niño no me come', bromean con el hecho de que los biberones deberían ser de aluminio, o al menos de algún material opaco, para que nadie pudiera saber cuánto ha comido el bebé.
El bebé come lo que necesita.
Cómo mantener los buenos hábitos
Es también por este mismo motivo que los pediatras nos dicen que
jamás debe obligarse a un niño a comer y que la comida no debe usarse como moneda de cambio en la educación, no es ni un premio ni un castigo. Y algunos estudios curiosos incluso nos aseguran que
si los dejas elegir las verduras, comen más, aunque "pasan" de las espinacas (que curiosamente contienen muchos nitratos y no están recomendadas en niños muy pequeños). Como suele decirse "la naturaleza es sabia" y los seres humanos pertenecemos a ella.
Predicar con el ejemplo
Lo mejor para que nuestros hijos no desaprendan a comer es ser su espejo, porque como todos los seres vivos, ya saben. Pero si eres de los que no pueden evitar preocuparse y hacer algo, ahora otro estudio sugiere que para que los niños mantengan hábitos alimenticios saludables lo mejor es, además de permitirles tomar decisiones,
dejar que cocinen contigo.
Los investigadores aseguran que cocinar con los niños, dejar que participen en las tareas de cocina o incluso apuntarles a talleres y cursos de cocina para niños mejora su alimentación. Aunque el estudio se ha realizado en EEUU, donde las tasas de obesidad infantil por malos hábitos alimentarios aumentan cada año, podría ser perfectamente aplicable a nuestro país. Siendo sinceros, los hábitos alimentarios de las familias modernas dejan cada vez más que desear. Menos verduras y frutas frescas, más comida precocinada o comida 'basura'. La falta de tiempo es un factor determinante, pero según estos investigadores, los efectos pueden contrarrestarse dejando que los niños se impliquen.
Programar tardes de domingo para cocinar la comida de la semana (aunque no sean todas las tardes de domingo) y también permitir que los niños se involucren en la cesta de la compra, dejando que escojan qué fruta o verdura o qué pescado prefieren, puede ser una buena manera de que los buenos hábitos alimentarios que tenían al nacer se mantengan durante toda la vida, cuando se deja atrás la lactancia y hay que elegir entre chocolate y tomate. Y cuando menos, estaremos pasando más tiempo con ellos, que también es importante para su salud.
Cocinar con los niños puede ser divertido y servir también para mejorar los vínculos. Y si no te atreves, nosotros
también te contamos cómo.
Por nuestra parte y debido a que nuestra labor es colaborar junto a ti para proteger a la infancia, aprovechamos para recordarte que desgraciadamente no todos los niños españoles pueden comer bien a diario, ni siquiera si sus padres cocinan con ellos. Por eso, si quieres, puedes ayudarles también a ellos contribuyendo a nuestro programa de
Becas comedor. Muchas gracias por tu ayuda.
¡Buen provecho!
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