Los refugiados emigran de sus respectivos países en busca de una vida mejor. No se trata de una elección libre sino forzada: están huyendo de una situación que amenaza su integridad de alguna manera. Pensar en los refugiados como inmigrantes que buscan aprovecharse de la riqueza de un país que no es el suyo, está muy alejado de la realidad: se trata de seres humanos que han vivido situaciones extremas y que han decidido abandonar su cultura, su país, sus cosas y, muchas veces, incluso su familia para sobrevivir.
Económicamente hablando, la migración es beneficiosa para el país receptor ya que, según datos del Banco Mundial, alrededor de un 85% de los ingresos de los inmigrantes queda dentro del mismo país y sólo el resto se envía al país de origen.
La realidad es que en comparación con la población de nuestro país, el porcentaje de inmigrantes que estamos recibiendo es ínfimo. En 2018, llegaron a tierras españolas menos de 28.000 inmigrantes, esto es un 0,05% de la población total de España.
De hecho, en total, los extranjeros residentes en España ascienden a 5.424.781, de los cuales casi 3.300.000 personas se encuentran bajo el régimen de libre circulación de la Unión Europea (personas originarias principalmente de países como Alemania, Reino Unido, Italia, Portugal y Rumania, entre otros).
Al hablar de migración, solemos imaginar un escenario idílico en el cual la persona deja su hogar voluntariamente para irse a vivir a otro país en búsqueda de oportunidades. Sin embargo, en la realidad, los inmigrantes que conocemos como refugiados se han visto forzados a abandonar su mundo y lanzarse a lo desconocido para conservar la vida o la libertad.
Las causas de su inmigración lejos están del deseo de vivir una aventura en otro país, conocer otra cultura o aprender un idioma nuevo. De hecho, se suelen relacionar con situaciones muy graves. Veamos a continuación por qué los refugiados dejan su hogar.
Más de 65 millones de personas en el mundo han debido abandonar sus hogares y buscar refugio en países lejanos a causa de conflictos armados. Pensemos un segundo en Siria, imaginemos lo que debe ser vivir bajo un continuo bombardeo sin saber si veremos un nuevo amanecer, si nuestros hijos tendrán comida o incluso, agua. Los refugiados sirios escaparon de una situación de violencia extrema que mancilla los derechos humanos.
Es necesario destacar que más allá del conflicto bélico en sí, se producen toda clase de atentados contra los derechos de las personas: violaciones, persecuciones y violencia generalizada se vuelven cotidianos, al igual que la falta de agua potable, comida y refugio.
En la actualidad, existen aún gobiernos que han tomado el poder por la fuerza o que han accedido al mismo a través de elecciones pero luego buscado silenciar a los disidentes. En estos países, la persecución política y las venganzas están a la orden del día. Para sobrevivir, la única opción para muchos es la de escapar, aún a riesgo de perder la vida en el intento.
Las causas socioeconómicas no deben descartarse. Muchísimas personas deciden abandonar su hogar en búsqueda de un trabajo que les permita alimentar a su familia. En muchos países en vías de desarrollo las tasas de desempleo son altísimas, así como también los porcentajes de pobreza y miseria. Merece la pena aclarar que algunas personas emigran buscando oportunidades mejores, impulsadas por el deseo de progresar, aún cuando no estén directamente sumidos en la pobreza.
El famoso calentamiento global está causado estragos a nivel del cambio climático. No solamente han aumentado las temperaturas y los niveles de dióxido de carbono, sino también se han reducido los niveles de hielo y nieve. Estos cambios generan cada año más desastres naturales, que van desde sequías y lluvias extremas hasta terremotos, erupciones volcánicas, huracanes e inundaciones y ponen en riesgo la supervivencia del muchas personas en diferentes regiones del mundo.
La unidad familiar es la causa del 8% de las migraciones, ya sea porque uno de los miembros de la familia ha debido huir o porque ha decidido intentar buscar nuevas oportunidades en otro país. Las relaciones familiares son tan fuertes que muchas personas optan por migrar antes de separarse de las personas que aman.
Más allá de la causa que haya ocasionado la migración, queda claro que nadie debería abandonar su país ni su hogar contra su voluntad.
Desde Educo trabajamos en terreno en diferentes países del mundo luchando para proteger los derechos de los niños y brindarles lo necesario para que tengan un desarrollo físico e intelectual adecuado para su edad.
Estamos presentes en tres países africanos -Benín, Burkina Faso y Mali- donde actuamos protegiendo los derechos de los menores, a través de proyectos educativos, de salud y de protección infantil en los que participan miles de niños y niñas. Similar es nuestro trabajo en América -El Salvador, Bolivia, Guatemala y Nicaragua-, Asia -Bangladesh, Camboya, Filipinas e India- y España.
Uno de los mayores proyectos en los que trabajamos para mejorar la situación de niños y niñas en riesgo de migración irregular es el proyecto CONFIO. El proyecto nace en el año 2017 y se desarrolla en las comunidades de más riesgo en los tres países del Triángulo Norte: El Salvador, Guatemala y Honduras, pero también en Nicaragua y México. El objetivo de esta iniciativa es combatir las causas estructurales de la migración irregular en Centroamérica y crear oportunidades para que los pequeños se queden en su país. Para ello, ayudamos a los jóvenes a crear sus propias empresas o a acceder a un empleo, a la vez que les concientizamos sobre los riesgos de la migración irregular. Hasta su finalización en el año 2017, se prevee llegar a 250.000 personas beneficiarias, de las cuales 130.000 son niñas, niños y jóvenes.
Nuestro objetivo es brindar a los niños y niñas en situación de vulnerabilidad, sean refugiados o niños de nuestra comunidad, protección y acceso a oportunidades para que puedan desarrollarse y alcanzar su máximo potencial. ¿Te gustaría participar de nuestros proyectos? Hazte socio y ayúdanos a seguir trabajando por los derechos de la infancia.
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