Uno de los pozos de extracción de oro en Burkina
El departamento de Seguenega, a 55 km de Ouahigouya, nuestra zona de intervención en el país desde hace doce años, es un reflejo de esta realidad. Formado por 64 comunidades dispersas donde viven cerca de 80.000 personas, cuenta con 14 pequeñas explotaciones mineras, una actividad que ha modificado el “modus vivendi” de muchas familias que hasta ahora se dedicaban a la agricultura. Las explotaciones constan de galerías subterráneas construidas artesanalmente a las que se accede mediante estrechos pozos excavados en el terreno. Ahí, los pequeños descienden y escarban en busca de polvo de oro. Para los responsables de las minas, contar con mano de obra infantil supone un importante ahorro de costes. Para los niños, sin embargo, representa una actividad peligrosa y que daña su salud, que no les saca de la pobreza en que viven y que, por el contrario, les aleja de la escuela. En muchos casos, son los mismos padres quienes empujan a sus hijos a este trabajo. En otras ocasiones, son los propios niños quienes deciden emplearse en estos pozos mientras sus padres pasan semanas trabajando fuera de casa, a menudo también en las minas de oro.Burkina Faso , Derechos de la Infancia , explotación laboral infantil , Seguenega , yatenga
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