“Ya iba a segundo, era mayor que mis compañeros, pero aun así no sabía leer y eso me causaba mucha vergüenza", nos cuenta el joven Sobine. Y es que este pequeño camboyano no pudo empezar el cole a los seis, como todos los niños y niñas, sino que empezó con diez, cuando desde Educo conocimos su caso y pudimos ayudar a su familia para que empezara su escolarización.
Su madre nos cuenta con pena que debido a la pobreza les era imposible costear la educación de su hijo: "Somos y éramos muy pobres. No sabía cómo hacer para enviar a Sobine a la escuela. Mi primer marido y padrastro de Sobine trabajaba en la construcción y no ganaba lo suficiente para mantener a nuestra familia, además de que nos golpeaba constantemente".
Cuando conocimos el caso de Sobine y nos dimos cuenta de que no podía ir a la escuela ni sabía leer ni escribir lo incluimos en uno de los proyectos que llevamos a cabo en Camboya junto a ChildFound Korea y Cambodia's Action for Development para conseguir que todos los niños y niñas puedan acceder a una educación de calidad, a pesar de la situación económica que atraviesan sus familias.
Nuestra principal misión en este país asiático es que los niños y las niñas puedan estar en la escuela y que este espacio sea seguro, además de garantizar una educación de calidad. Así, hacemos todo lo posible para mejorar las habilidades lectoras de los niños y niñas de primaria, y lo hacemos activando varias palancas: renovamos las bibliotecas de las escuelas, equipamos las aulas con tabletas cargadas con aplicaciones de lectura y matemáticas, y proporcionamos una gran cantidad de material y herramientas de lectura. Además, el proyecto prevé la figura de los “jóvenes tutores", alumnos que aprenden más rápido y ayudan a los que tienen más dificultad durante el recreo escolar.
También cada año proporcionamos a los niños y niñas del programa como Sobine una beca que incluye alimentos básicos, uniformes escolares y material escolar (mochilas, libros, lápices, etc.) para asegurar que continúen en la escuela hasta que hayan completado al menos la educación primaria.
La madre de Sobine no quiso dejar pasar la oportunidad de expresar su agradecimiento a las personas que han contribuido a la educación de su hijo. "Estoy muy contenta de que sus estudios avancen. Aunque mis recursos son limitados, quiero que todos mis hijos sepan leer y escribir para que puedan encontrar carreras gratificantes en el futuro. No quiero que sean tan pobres como yo, que sé leer un poco pero no sé sumar ni restar".
Por su parte, Sobine también nos quiso mostrar su satisfacción: "Estoy encantado de poder leer ahora. Mis profesores y compañeros me han apoyado mucho. Me ayudan a memorizar alfabetos y símbolos y también disfruto utilizando aplicaciones y juegos de herramientas de lectura que me facilitan recordar las letras”, y añade sonriente: “En el futuro no quiero trabajar en un restaurante como mi hermano mayor, quiero trabajar en una oficina".
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