"Ponte una rebequita, que ha refrescado". Típica frase de madre que tú, que eres moderna, prometiste que jamás ibas a usar. Porque no, porque además eso de que con el frío te constipas es un cuento de abuelas, si el constipado es culpa de los virus, no de la temperatura. Y entonces tienes hijos...
Es cierto, o eso dicen los psicólogos expertos en desarrollo infantil, que
hay que dejar que los niños tomen desde muy pequeños decisiones que afecten a sus sensaciones, por ejemplo
con la comida. Es verdad que la termorregulación es un asunto particular de cada uno. Es desgraciadamente cierto que uno de los
enormes conflictos diarios entre madres e hijos sobreviene sin excepción todos los días a la hora de ponerse el abrigo, porque los niños y los adolescentes aparentemente nunca tienen frío. Y también es verdad que las madres tenemos cierta tendencia a poner infinitas capas de ropa, porque aunque hace unos años era una tontería ahora que eres madre estás firmemente convencida de que si no te abrigas, te constipas. Aunque sea un cuento de abuelas.
¿De verdad el frío constipa?
Entre el montón de estudios científicos que se publican a diario a veces te encuentras cosas curiosas, como un estudio que intenta demostrar que es verdad que con el frío te constipas más y no porque haya más virus. O no exactamente.
Según un
estudio realizado por unos investigadores de la Universidad de Yale, el hecho de que el invierno sea la época de los catarros no sólo se debe a que los virus del catarro se multipliquen mejor en esta época. Aseguran estos científicos que la realidad es que los rinovirus proliferan en invierno debido a que nuestro sistema inmune funciona peor con bajas temperaturas. Es decir: que es verdad que si te enfrías tienes más probabilidades de constiparte, como decía tu madre.
El estudio, publicado en
Proceedings of the National Academy of Sciences asegura que cuando las células están a temperaturas más bajas (como estarían por ejemplo las células de la nariz al respirar aire frío) el sistema inmune no es capaz de activar los mecanismos de respuesta ante la presencia del virus, que así, campa a sus anchas.
El estudio se ha realizado en animales, pero promete abrir las puertas a nuevas investigaciones en las que se podrán extraer conclusiones válidas también en seres humanos. El funcionamiento del sistema inmunológico es complejo y desentrañar sus mecanismos de acción permitirá disminuir los riesgos de contagio de enfermedades, además de prevenirlas.
Los adultos contraen una media de tres catarros al año (la mayoría en invierno) y los niños duplican o triplican esta frecuencia, sobre todo los niños muy pequeños y los que acuden a guarderías. Sin duda el catarro es, aunque benigno, una de las enfermedades más molestas. Y ahora ya sabemos que si nuestros hijos no se abrigan es posible que tengan más riesgo. Esto no va a hacer que tu niño se ponga el abrigo y la bufanda sin rechistar si no quiere, por mucho que insistas en que el estudio es de Yale, pero oye, al menos te pasarás la rabieta sabiendo que tienes razón. Aunque de paso tengas que dársela a tu madre.
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Charo Guijarro,
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