Si eres madre seguramente no te sorprenda, o sólo te sorprenda que la ciencia se dedique a estas cosas, pero sí, un nuevo estudio científico ha concluido que tener niños pequeños en casa hace que las mujeres duerman menos.
Según este estudio, que se publicará en abril, en el encuentro anual de la American Academy of Neurologye en Boston, las madres de niños pequeños duermen menos que las mujeres sin hijos y también menos que los hombres, tengan estos hijos o no. Los niños alteran los patrones de sueño de las madres y las mujeres refieren estar cansadas más días al mes que sus compañeras no-madres.
Según el estudio sólo el 48% de las mujeres con niños duermen siete horas diarias (probablemente no seguidas si el niño es muy pequeño), en contraposición con el 62% de mujeres sin niños que duermen este número de horas o más. Cada niño en la casa reduce el tiempo de sueño en un 50%, según los datos, que se obtuvieron mediante encuestas telefónicas realizadas al azar en más de 5800 hombres y mujeres.
El estudio asegura que el número de niños no tiene sin embargo mucho impacto en la calidad y cantidad del sueño entre los hombres. También refiere que las mujeres con altos ingresos o que no trabajaban fuera de casa dormían más que aquellas con niños y trabajos fuera del hogar. Como buena noticia el estudio concluye que el tema del sueño mejora a partir de los tres años de edad.
Los niños dan mucho trabajo. Los seres humanos somos lo que en biología se conoce como primate altricial secundario; nacemos inmaduros y muy dependientes, las crianzas humanas son largas y trabajosas, los bebés son muy vulnerables y necesitan de un adulto absolutamente para todo, incluso para regular el sueño. El sueño, por su parte, es un proceso relacionado con el desarrollo, va cambiando a lo largo de la vida. No duerme igual un adolescente que un anciano y los ciclos de sueño-vigilia de los peques no tienen nada que ver con los de los adultos. Los niños duermen a su aire y los patrones de sueño de los bebés son, desde el punto de vista del adulto, caóticos y muchas veces agotadores. Compaginar la crianza de un niño pequeño con las exigencias de la vida adulta es, en la mayoría de los casos, muy cansado y las madres, o los cuidadores principales en general, lo acusan en su calidad de vida.
Dormir bien es imprescindible para estar sano. Los investigadores proponen por esto que las parejas lleguen a acuerdos para la división del trabajo de cuidados que permitan a las mujeres descansar un poco más. La falta de sueño afecta a todos los aspectos de la vida, desde la eficacia con la que realizas tareas hasta el sentido del humor, afecta negativamente a toda la salud y es un enorme generador de tensión. Repartir los cuidados y establecer políticas que ayuden a las madres es bueno no sólo para las madres, sino para todos. Según estos investigadores, es imprescindible.
Por supuesto, no todas las familias se organizan igual y la corresponsabilidad es cada vez mayor, al menos en Occidente ¿Vosotros cómo lo hacéis?
Derechos de fotografía :
Cathy97, Lars
Ploughmann
Fuente:
Healthday
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