Ser generoso te hace más feliz. Y no lo decimos nosotros, lo aseguran numerosos estudios científicos e investigaciones a nivel mundial. Un simple acto de generosidad refuerza los vínculos afectivos, permite que nos sintamos comprometidos e influye de manera positiva en una mejor salud.
Es importante que los niños y niñas, desde muy pequeños, sean conscientes de que viven en un mundo desigual, en el que no todos tienen las mismas oportunidades. Una buena manera de explicárselo y que lo entiendan puede ser gracias al apadrinamiento. Porque apadrinar a un niño o niña es un gran acto de generosidad que impacta no solo en el niño o niña apadrinado, sino en toda una comunidad. Podrán conocer de primera mano cómo vive un niño o niña del país donde han apadrinado y además pueden escribirles cartas, para ser testigos de lo que se está haciendo con su aportación.
Hay un lugar, la escuela Panajxit de Santa Cruz del Quiché de Guatemala donde, cada día, decenas de estudiantes asisten para aprender y construir así un buen futuro. Esta escuela es una de las que se benefician de nuestro programa de apadrinamiento con el que apoyamos a niñas y niños desde los 7 a los 12 años para mejorar sus habilidades y reducir el abandono escolar. Para los niños de 0 a 6 años también tenemos un programa de estimulación temprana con el que formamos a las familias para que sus hijos crezcan sanos y seguros.
En todas las escuelas en las que trabajamos pedimos expresamente el permiso de las familias: siempre los informamos previamente y les pedimos su autorización para recopilar toda la documentación de las niñas y niños que serán incorporados al programa.
Hablamos con Vicente, padre de familia y líder comunitario sobre la importancia de la educación en su comunidad: “La escuela es nuestro segundo hogar, donde aprendemos cosas nuevas, a leer y escribir. La educación permite experimentar cosas nuevas y obtener conocimiento para interactuar con los demás”.
Flor forma parte del equipo de apadrinamiento de Educo Guatemala y ella explica que se coordina con los directores de las escuelas para llevar a cabo el trabajo. Son ellos quienes aprueban el programa y luego se convoca a padres y madres que esten interesados. La participación siempre es voluntaria.
El trabajo de apadrinamiento continua con la recopilación de testimonios de los niños y niñas, en forma de dibujos, que luego se envían a cada padrino o madrina junto con la fotografía e información sobre los avances en los proyectos que Educo implementa en la escuela.
Para Leticia, una de las maestras de la escuela, lo que aporta nuestra ONG Educo es indispensable porque beneficia a la comunidad y a la infancia. Su escuela ha recibido varias formaciones a docentes, charlas a familias y entrega de material didáctico que mejora las técnicas de enseñanza: “Valoramos mucho el apoyo que Educo ha brindado a lo largo de los años a nuestra escuela”, asegura.
La educación en el país presenta desafíos considerables, por lo que la colaboración y el apoyo continuo son esenciales para crear un futuro mejor para la infancia guatemalteca.
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