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La nómada del mar que quería estudiar

La nómada del mar que quería estudiar

febrero 19, 2020

Thalea Nassa tiene dieciocho años. A los catorce dejó de estudiar porque su familia ya no podía permitírselo. Ahora trabaja ayudando a llevar una pequeña tienda familiar, pero quiere volver a la escuela. Tiene otros hermanos, y todos ellos se han casado jóvenes. Ella y su familia son Sama Bajau.  

Conocidos como los nómadas del mar y autodenominados Sama, los Bajau son una tribu que habita en Filipinas, principalmente en el archipiélago de Joló, así como en la península de Zamboanga. Los Bajau, y otras tribus cercanas, han hecho su vida sobre el mar, un lugar de difícil acceso y en el que raramente se prestan servicios públicos. Su sustento depende de la pesca, una industria que está muy poco desarrollada y desprotegida en Filipinas. 

A pesar de que en el mundo son considerados como los superhéroes del mar porque son capaces de bajar a más de 60 metros de profundidad sin bombona de oxígeno, la realidad es que en su tierra son discriminados. La gente los desprecia porque son pobres; incluso entre las comunidades indígenas, los Sama Bajau son los más pobres y los más discriminados. 

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Thalea lo tiene todo en contra para seguir estudiando, y ni aún así no se rinde. “Quiero estudiar para ser enfermera y conocer qué enfermedad padece mi padre”, cuenta. Su padres en cambio, debido a la pobreza, no contemplan la educación de la joven como una opción viable.   

“Claro la matrícula es gratuita, pero ¿y el transporte diario? ¿y la comida?”, se cuestioma el padre de Thalea moviendo la cabeza a ambos lados. Este pescador de 54 años trabaja duro junto con su mujer para sacar adelante a sus diez hijos. Viven todos juntos en una pequeña cabaña en un pueblo alejado del lugar en el que trabaja Thalea. Los Nassal tienen todo su hogar cubierto con los logros académicos de sus hijos. Sonríen orgullosos hablando de su hijo mayor, que fue el primero –y hasta ahora el único– en terminar la universidad en la familia. “Una monja patrocinó su educación”, cuenta su madre.  

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Se espera que las chicas se comprometan en su comunidad cuando se conviertan en adolescentes, a veces incluso más jóvenes, pero la joven no quiere ni oír hablar del matrimonio. 

La oportunidad que Thalea estaba esperando   

El gobierno filipino quiere que la educación llegue también a esta población y dar una oportunidad a los Sama Bajaus. Y es que, según los últimos informes, la tasa de alfabetización es baja, especialmente entre los adolescentes y las mujeres, y las tasas de deserción escolar son muy altas. Pero ¿por qué abandonan la escuela? 

Son varias las causas que provocan que las familias opten por sacar a los niños de la escuela y ponerlos a trabajar. Algunas de ellas son las dificultades financieras para mantenerlos escolarizados; la distancia, las escuelas quedan lejos de los hogares; que es en la escuela donde justamente se producen más discriminaciones, debido a los prejuicios de los estudiantes de otras tribus; la imposibilidad de aprobar, o los matrimonios tempranos.  

Además, son pocos los Sama Bajaus que hayan obtenido un título universitario ya que la mayoría sufre discriminación en la búsqueda de empleo y por lo general termina desempleado, o subempleado, y esto desalienta a los padres a enviar a sus hijos a la escuela. 

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Pero dice el dicho: “Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña”. Y esto es precisamente lo que se pretende con el proyecto que llevamos a cabo junto al gobierno filipino: llevar la educación hasta los lugares en los que habita esta tribu, como los Nassals, que son beneficiarios de este programa porque no ganan lo suficiente para mantener a la familia. Un proyecto de educación flexible para que puedan combinar educación y trabajo, que consiste en cursos de formación y apoyo psicosocial.

Así, mejoramos la alfabetización y las posibilidades de empleo en adolescentes de 15 a 17 años y de jóvenes de 18 a 24, como Thalea de 300 hogares indígenas, en especial de los Sama Bajaus.  Es la oportunidad que esta joven Bajaus estaba esperando, pues no tiene que dejar su propia comunidad y ser sometida a la intimidación de otros grupos étnicos. 

Una oportunidad que, sin duda, no va a dejar escapar. Hoy, Thalea, está un paso más cerca de hacer realidad su sueño.

¿Quieres ayudar a otros jóvenes a cumplir sus sueños?  

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derecho a la educación , educación , Filipinas , Sama Bajaus

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