El barrio de
Govandi, uno de los suburbios marginales de la macrociudad india de
Bombay,
esconde bajo su pobreza extrema pequeños tesoros. De la mano de nuestra organizacion socia local
Pratham, descubrimos algunos de ellos: una
guardería, una pequeña
biblioteca infantil o una
sala de informática son algunos de los
espacios que ayudan a que niños y jóvenes puedan mejorar su porvenir. Nuestro compañero
Albert Tarradellas los ha visitado y nos cuenta sus impresiones.
“Llueve mucho en Mumbai. Nos acercamos en coche al barrio. No llevamos paraguas. A la hora de seguir a pie la lluvia no parece tan intensa. Nos adentramos en un barrio de calles estrechas, hay pocos vehículos, mucha gente caminando, empujando carritos, en bicicleta, en moto. Todos nos miran. Es evidente, por el color de nuestra piel y nuestra indumentaria, que no somos de aquí… Seguimos a nuestra guía. Cambiamos de calle, esta vez no tiene más de un metro de ancho y el suelo es irregular, a ratos pavimentado, a ratos de tierra. Arrecia la lluvia. La espalda se va mojando, pero estamos más pendientes de donde ponemos los pies.
Seguimos avanzando por un dédalo de callejuelas… Suerte que llevo sandalias. Ya no me importa mojarme los pies. De las “casas” por delante de las que vamos pasando, tras alguna cortina algún niño nos mira con extrañeza. En otra, una cabra asoma la cabeza. Seguimos avanzando y de repente nuestra guía se para. Hemos llegado a la “guardería” (
balwadi en hindi).
Tras la cortina, un mini “oasis” infantil. La maestra atiende cada día en este espacio a 16 niños entre 3 y 5 años durante 3 horas. Antes de entrar nos hemos descalzado.
El proyecto trata de estimular a estos niños para que cuando lleguen a la escuela hayan adquirido ya los hábitos de atender y participar con otros pequeños en actividades dirigidas. Los resultados de este proyecto son muy buenos.
Diversos alumnos se preparan para el examen oficial de secundaria en una aula impulsada por nuestra organización socia local Pratham
Biblioteca y sala de informática
Seguimos nuestro camino. Esta vez vamos a visitar un
espacio-biblioteca y préstamo de libros infantiles. La encargada nos recibe con su niqab negro (velo que sólo deja ver los ojos) pero cuando nos ponemos a hablar con ella se lo saca. No debe tener aún 18 años. Está contenta que la visitemos. El espacio donde tiene los libros o cuentos que presta no da para muchas alegrías (es la vivienda de alguien). Nos muestra los materiales con que cuenta y explica (en urdu) que
tiene un censo de lectores en el barrio de cerca de 200 niños entre 5 y 14 años. Por este trabajo recibe una en rupias una gratificación equivalente a unos 12 € mensuales. Dice que ha cursado hasta 10º (el equivalente a nuestro 4º de ESO), y que el año que viene le gustaría seguir estudiando. La animamos a que lo haga. Nos hacemos una foto con ella. Se la enseño. No tengo ni idea de las pocas fotos que habrá visto de sí misma… ¡Su sonrisa ha valido la pena!
En nuestro recorrido todavía tenemos nuevas paradas. Entre ellas, u
na sala de informática para ayudar a jóvenes a adquirir destrezas básicas. El espacio es tan pequeño que cuando hemos entrado para visitarlo los tres alumnos que habían en ese momento han tenido que salir… Sobre este mismo espacio y tras subir por una escalera de vértigo (había que ir poniendo las manos en los escalones que quedaban a la altura de la vista), llegamos a una aula “tranquila” donde unos
10 estudiantes reciben clases para prepararse para el examen oficial de 10º curso. Todos han tenido que abandonar la escuela por diversos motivos cuando estaban escolarizados. Aquí se les da una
nueva oportunidad de obtener el título de secundaria, que lo van a necesitar si quieren conseguir un trabajo.
De repente oímos por la ventana abierta y con un estruendoso altavoz el muecín que anuncia el rezo desde la mezquita. Este barrio es básicamente musulmán. Nadie se inmuta. Solo nosotros, los occidentales. La verdad es que parece difícil seguir oyendo a la maestra con este megáfono cerca de la ventana. Nos despedimos. Fuera ya no llueve, por suerte.
La mañana ha sido muy intensa, con muchas emociones y el barrio por el que nos hemos movido, me ha impactado. Nunca deja de impresionarme la pobreza extrema y la comparación con lo que nosotros tenemos y disfrutamos (a veces valorándolo poco y quejándonos mucho) no deja de venir a mí mente.
Acción e incidencia política
Todos estos proyectos y ayudas de la organización india Pratham que Educo apoya, y que por cierto se repiten en otros 17 estados de la India (que no es poco), no significarían mucho si no fuera porque
constituyen la base de una investigación sistemática que Pratham lleva realizando en los últimos 5 años sobre la (baja) calidad de la educación pública. Ello ha sido –y es- objeto de una
campaña de incidencia y posterior diálogo con el Gobierno sobre el rol del Estado y la reivindicación de que
la educación debe estar en el primer plano de la agenda política de los gobernantes. Una muy buena combinación de acción de base y lucha por el cambio social."
Albert Tarradellas es director de Cooperación Internacional de Educo
Albert Tarradellas (en el centro), junto a nuestros compañeros Luis Bueno y Vanessa Colorado y dos miembros de la ONG Pratham.
Derechos de la Infancia
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India