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Tutorías personalizadas para los niños y niñas Sama Bajaus

Tutorías personalizadas para los niños y niñas Sama Bajaus

febrero 04, 2022
La pesca y la navegación ocupan los quehaceres más comunes de los Bajaus -o Samas, como se autodenominan- un pueblo indígena filipino que no cuenta con la mejor de las reputaciones de cara al resto de grupos étnicos de la zona (archipiélago de Joló y península de Zamboanga). Por eso, para esta comunidad, una de las más discriminadas y excluidas al ser la más pobre de entre los pueblos indígenas del lugar, el Sistema de Aprendizaje Alternativo que ofrece el gobierno, en época de pandemia, para acceder a la educación básica, es una forma de protección contra la discriminación. Porque así permanecen en su pueblo, libres de posibles burlas. Sin embargo, no siempre es fácil poder seguir el ritmo y hay muchas familias que no cuentan con los dispositivos necesarios para seguir las clases en línea y se pierden la entrega de los módulos de la escuela.

Para apoyar a los jóvenes estudiantes Sama Bajaus en medio de la pandemia, Educo, en colaboración con Community and Family Services International (CFSI), ofrece tutorías a niños y niñas de primaria. Lo hacemos por medio de voluntarios de la comunidad que visitan a los chicos y chicas del proyecto casa por casa.  La iniciativa, que se dirige a 87 familias y forma parte de la segunda fase del Proyecto de Apoyo a la Educación de los Sama Bajaus, apoya a niños y niñas de segundo y tercer grado, incluidos los alumnos mayores de edad.  Se trata de los niveles de grado más críticos, cuando los estudiantes necesitan mayor apoyo especializado. Los chicos y chicas también reciben comida caliente y refrigerios.
 

“No tenemos móvil para comunicarnos y poder acceder a los módulos de la escuela”

Nadzma Salapuddin, de 31 años y madre de cuatro niños ha visto como su cotidianeidad se tambaleaba por culpa de los embistes de la pandemia. Ahora no trabaja y está psicológica y físicamente afectada. También le duelen sus hijos porque nadie puede enseñarlo en casa, pues ella sólo llegó al cuarto grado, y Sali, su marido, ni siquiera recibió educación formal. "Además, no tenemos teléfono móvil para comunicarnos y así conocer los horarios de distribución y entrega de módulos a la escuela", comenta.

A ello se suma otra problemática: Nadma, por su condición de Sama Bajau, se siente intimidada por los profesores y demás personal educativo. Para ella la nueva configuración de la escuela no es nada fácil.

La hija de Nadzma, Nursima, se encuentra entre los estudiantes que se benefician de las sesiones de tutoría de Educo. Nursima está en el tercer grado. "Estoy muy contenta de que mi hija pueda participar en estas sesiones. Me da confianza y tranquilidad saber que está aprendiendo, terminando sus módulos y teniendo la oportunidad de pasar al siguiente grado. No está en la calle jugando todo el día", dice Nadzma.

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Además de las tutorías, a Nursima se le ha entregado un kit de material escolar. El salario de su marido como porteador solo les alcanza para cubrir lo básico: “La vida es muy dura para nosotros, los que ganamos poco, para poder comprar incluso un solo lápiz o un bloc de papel", afirma.

Nursima sueña con ser médica algún día. Quiere curar gratuitamente a la gente, especialmente a los otros Sama Bajaus. Nadzma luchará para ello al lado de su hija: "trabajaré más para que mis hijos puedan acceder a la educación a diferencia de nosotros. Quiero que aprendan a leer y escribir, y que terminen su educación para que puedan llegar a los lugares que quieran, sin que otras personas los discriminen".
 

"Se me rompe el corazón al ver a mis hijos en situaciones en las que no puedo hacer nada, como la del aprendizaje modular"

Como madre, Jainab Abilani quiere un futuro brillante para sus hijos. Para ella y su marido la educación es clave para una vida mejor. "Mi marido y yo no tuvimos educación cuando éramos jóvenes. Tenemos la esperanza de que nuestros hijos puedan estudiar para que no crezcan como nosotros: analfabetos y fáciles de engañar por otras personas", afirma esta madre de 38 años.

Con la pandemia, el cambio a la educación a distancia afectó a la familia. Jainab está preocupada porque nadie de la casa puede enseñar a los niños, ya que ella y su marido no saben leer ni escribir. A veces pide a sus hijos que se limiten a copiar los módulos de sus compañeros del barrio. Y lo que es peor, a menudo entregan los módulos sin ninguna respuesta. Tampoco tienen un teléfono móvil con acceso a Internet, que sería útil para los estudios de los niños.

Sama-Bajau-Filipinas-Jainab.png

Para tratar de sobrellevar la situación y no perder el ritmo, la familia de Jainab forma parte del proyecto de apoyo de Educo. Sus hijos Mutya y Marham reciben sesiones de tutoría. "Ahora son capaces de responder completamente a sus módulos y aprender más como lo hacen en las escuelas reales. Además, mis hijos reciben comida en las sesiones, lo que también es algo que agradezco del proyecto", comparte Jainab.

Cuando se les pregunta por sus sueños, Mutya quiere ser profesora para poder enseñar a los niños Sama Bajaus y contribuir a que alcancen sus sueños y tengan una vida mejor. Mutya admira a los voluntarios de la comunidad de CFSI y Educo por hacer un esfuerzo adicional para enseñarles a pesar de las muchas limitaciones que conlleva la pandemia. Por su parte, Marham quiere convertirse en policía para poder defender a aquellos cuyos derechos son violados.

Al escuchar todo esto, Jainab se siente aún más motivada para apoyar plenamente a sus hijos. "Me inspira a ir a por sus módulos y entregarlos a tiempo, aunque tenga que caminar mucho ya que la escuela está lejos. Lo haré por mis hijos. Sueño con que mis hijos sean quienes quieran ser en el futuro, y eso solo será posible si terminan sus estudios", comparte Jainab con una sonrisa.

Sahibul se ha puesto al día con los módulos

Sahibul tiene 8 años y recibe la asistencia de los voluntarios del proyecto en su casa. Es alumno de segundo grado y la primera persona de su familia que tendrá una educación formal. Sus padres no saben leer ni escribir.
El año pasado, Sahibul ni siquiera pudo cursar un módulo ya que nadie en su casa podía ayudarle. Al ver la dificultad de la familia, los voluntarios comunitarios le dieron clases de lectura y escritura para que pudiera ponerse al día. Ahora es uno de los alumnos más activos de la clase y presenta sus módulos a tiempo con respuestas completas.

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Es reconfortante ver cómo todas estas familias salen adelante gracias a proyectos como este que ayudan a mejorar la retención y la finalización de los niños Sama Bajaus escolarizados, en particular los estudiantes en riesgo de abandono. Además, también se apoya a los niños no escolarizados y a los alumnos mayores de edad para que se inscriban en opciones de aprendizaje alternativas. Está previsto que el proyecto, de 18 meses de duración, se prolongue hasta el 20 de junio de 2022.
Ayúdanos a conseguir un millón de comidas antes de que cabe el año.

Asia , educación , Filipinas , pandemia , pueblos indígenas , Sama Bajau , tutorías

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