Dos de los colegios con los que trabajamos en la zona rural de Ségou, en
Malí, acaban de estrenar un
huerto escolar, que proveerá dentro de poco de verduras, hortalizas y frutas frescas a los alumnos. La iniciativa, que se complementará este mes de diciembre con la habilitación de una cocina y un comedor en cada centro, forma parte de un
proyecto para mejorar la alimentación de estos pequeños y luchar contra el abandono escolar, que muchas veces está relacionado con la malnutrición o la ausencia de comedores escolares.
La malnutrición infantil es uno de los graves problemas que existen en el país. Solo en Bako, la zona rural ubicada en la periferia de la ciudad de Ségou, el 34% de niños menores de cinco años sufre desnutrición aguda –una cifra que casi triplica la de la región– y este factor es la causa de más de la mitad de los fallecimientos en esta franja de edad.
L
a situación nutricional también está intrínsecamente relacionada con el fracaso escolar o el abandono de los estudios, especialmente en zonas rurales vulnerables. Cabe recordar que en Malí, solo el 76% de los niños accede a la escuela primaria y únicamente el 56% finaliza este ciclo.
En muchos casos, la ausencia de un comedor en el colegio hace que muchos pequeños vayan a casa al mediodía y no vuelvan a clase por la tarde, o que los que se quedan no ingieran suficientes alimentos y se encuentren débiles y con dificultades para concentrarse. Además, muchos de los niños que viven en aldeas sin escuela deben recorrer a pie una media diaria de cinco a siete quilómetros para asistir a clase en una comunidad vecina. El cansancio acumulado día tras día comporta, en numerosas ocasiones, que el niño acabe abandonando el colegio.
Huertos, pozos y cocinas
Por esto, en Educo
hemos puesto en marcha un proyecto en dos de las quince escuelas que apoyamos en Bako para dotarlas de huertos y de instalaciones adecuadas para asegurar una correcta alimentación a los alumnos.
Los dos huertos se encuentran en una amplia zona del exterior de la escuela y han comportado la construcción previa de sendos
pozos de agua y la instalación de
placas solares para asegurar el riego automático y no tener que recurrir al sistema de agua potable del propio centro. Los padres de los alumnos se encargarán de cultivarlos, con la participación de los propios niños. La producción obtenida proporcionará alimentos a la escuela y también prestará servicio al resto de la comunidad.
En diciembre, los dos colegios se dotarán también de cocinas y comedores para que los alumnos puedan almorzar en el mismo centro y no tener que desplazarse a sus casas.
Se trata de una experiencia piloto que, si funciona correctamente, puede extenderse a las otras trece escuelas de la zona con las que trabajamos. La instalación de huertos escolares forma parte de otros proyectos que desarrollamos en algunos países africanos como Burkina Faso.
(En la imagen superior, técnicos y miembros de la comunidad educativa de una escuela observan uno de los pozos construidos para proporcionar agua al huerto ubicado en el centro)
Aspecto del huerto creado en la escuela rural de Djibougou, en Bako
Derechos de imagen: Educo.
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