Ser niña y pobre en
India supone a menudo una
condena de por vida. Patrones socioculturales y comportamientos profundamente arraigados en la población conducen a que millones de niñas y adolescentes, especialmente en las capas más desfavorecidas de la sociedad, sufran a diario discriminación y violencia. Uno de los primeros pasos para cambiar esta realidad pasa por
educar a las mismas niñas para que sean conscientes, ya desde muy jóvenes, de que no son menos que los niños y que todos tienen los mismos derechos.
Empoderándolas de este modo, cuando sean adultas transmitirán esos valores a sus hijos y contribuirán a romper el ciclo de exclusión que se perpetúa generación tras generación.
Con ellas empieza el cambio.
Por este motivo, los proyectos de
Educo que llevamos a cabo en el país incorporan la
equidad de género como uno de los valores claves en el proceso de formación de los más pequeños.
Shruti, dentro de la escuela instalada en el recinto de la obra donde vive con su familia
Shruti Athawale, de once años, es un buen ejemplo de ello. Nuestra relación con ella arranca hace algo más de un año, cuando su familia llegó a
Pune huyendo de la miseria en su lugar de origen. En esta ciudad, los padres encontraron empleo en la construcción de un gran complejo residencial y de oficinas y, como las otras familias obreras, allí se instalaron también para vivir, en una humilde chabola de paredes de chapa y suelo de tierra. Cuando sus progenitores iban a trabajar, Shruti se quedaba al cuidado de sus hermanos.
Y allí es donde nuestros compañeros entraron en contacto con ellos, ya que este complejo en obras es uno de los que forman parte de nuestro
proyecto para atender a hijos de trabajadores de la construcción, un colectivo especialmente vulnerable por la situación de pobreza en que viven las familias y porque las continuas migraciones en busca de nuevos empleos cuando finalizan las promociones limitan seriamente la escolarización de los pequeños. La actuación que llevamos a cabo junto a la ONG local
Awakening Jagriti facilita que estos niños y niñas puedan recibir una
enseñanza básica en los centros de actividades que habilitamos en el mismo recinto de la obra. Allí, además de jugar y participar en talleres, descubren las primeras letras y números, aprenden hábitos higiénicos y reciben compañía y afecto, mientras nuestros educadores
orientan a las familias para que inscriban a sus hijos en el sistema educativo formal. Actualmente, Awakening Jagriti tiene
20 centros de este tipo en Pune, que funcionan con el apoyo de
Educo.
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Un concurso en la escuela
En el caso de Shruti, nuestros educadores convencieron a sus padres de que lo mejor para sus hijos era que asistieran diariamente al centro con el fin de integrarlos y de contribuir a su desarrollo. Posteriormente,
la niña fue matriculada en la escuela municipal del barrio para continuar sus estudios, que había abandonado en cuarto curso debido a los traslados de la familia. En el centro, donde sigue acudiendo después de finalizar las clases, Shruti ha recibido sesiones de refuerzo escolar que le han permitido seguir el curso con normalidad y
aumentar su interés por estudiar.
Un buen día, comentó a los educadores que en su escuela se convocaba un concurso de redacción sobre la discriminación de las niñas pero que no se veía capaz de participar. Nuestros compañeros le animaron a presentarse y le aconsejaron sobre cómo podía enfocar el tema. Llena de ilusión, escribió un brillante texto donde mencionaba ejemplos de la contribución de destacadas mujeres a la sociedad, exponía algunas razones de la inequidad de género, incluía datos sobre el maltrato hacia niñas y mujeres, detallaba las consecuencias sociales del aborto selectivo de niñas y concluía recordando
la responsabilidad que todos tenemos para atajar las desigualdades.
Su trabajo mereció el segundo premio y fue compartido con los otros niños en el centro de actividades. Un éxito que, además de aumentar la confianza en sí misma, le sirvió a ella y a las personas de su entorno para fijar una conciencia crítica ante la dura realidad de las mujeres en India.
¡Un pequeño gran paso para el cambio! ¡Felicidades Shruti!
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